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Su nombre la delata: es una planta que persiste y perdura, a veces incluso a pesar de sus cuidadores humanos.
Esta es otra especie perfecta para quienes se consideran mataplantas, pero quieren quitarse el estigma (bienvenidos a La Huerta) o simplemente tener algo de verde aquí y allá sin hacer muchos compromisos con la jardinería (no pasa nada, no es un crimen).
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La siempreviva es una suculenta, lo que ya ofrece pautas acerca de sus cuidados y características, pues esta familia de plantas es una de las más comunes en las casas por razones que, aunque obvias, no dejan de ser importantes: son fáciles de cuidar, no ocupan mucho espacio y su gama de formas y texturas permite tener varias sin que la persona sienta que está arborizando por metros.
Además de esto, hay quienes creen que tienen propiedades energéticas bajo lecturas como las que hace el Feng Shui. Bajo esta mirada, se dice que las suculentas atraen riqueza y abundancia, además de equilibrar la energía de un hogar.
La siempreviva no escapa de algunas suspersticiones y creencias en distintas culturas. En una leyenda maya, esta planta es la encarnación de una sacerdotisa que fue sacrificada por amar a un hombre. En la antigüedad se le otorgaron poderes de protección frente a algunas fuerzas de la naturaleza, como los rayos.
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Más allá de los valores que culturalmente se le han otorgado, la siempreviva es, sin duda, una planta que raya en lo hipnotizante. La geometría exacta de sus hojas se agrupa en forma de roseta, son carnosas (como las de muchas suculentas), terminan en punta y suelen tener una coloración distinta del resto de la planta.
Cuidados de la siempreviva
Las suculentas son plantas que, con alguna distancia, están emparentadas con los cactus. Por esto, su régimen de agua es bajo: una vez a la semana puede resultar suficiente. Hablamos acá de una regada no para encharcar la planta, sino más bien para mantener húmeda la tierra.
Esto es clave para la siempreviva: debe tener un buen drenaje para que no se acumule humedad en sus raíces, lo que las debilita y puede llevar a que se pudran o a que contraigan hongos y otras plagas.
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Así mismo, debido a su forma única, se recomienda plantarla en una matera poco profunda para evitar que, con una mayor cantidad de tierra, también se acumule más humedad. De fondo, esta suculenta puede sobrevivir mucho más tiempo sin mucha agua de lo que puede hacerlo cuando esta ecuación se invierte.
La siempreviva soporta bien el frío, pero preferible no someterla a temperaturas extremas y, aunque es amiga de la luz, no tolera muy bien la luz directa. En estado salvaje es posible encontrarla en formaciones rocosas o al lado de arbustos que le brindan sombra o posibilidades de recibir luz de manera filtrada.
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