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Técnicas de cultivo sostenible: ¿cuáles son y cómo aplicarlas en las huertas?

De acuerdo con los expertos existen varias técnicas de cultivo sostenible. Conozca cuáles son, su proceso de aplicación y los obstáculos a los que se puede enfrentar.

La  Huerta
18 de julio de 2024 - 06:27 p. m.
El compostaje, sistema de cobertura, riego eficiente, uso de plantas nativas y el cultivo vertical son las técnicas de cultivo sostenible más usadas
El compostaje, sistema de cobertura, riego eficiente, uso de plantas nativas y el cultivo vertical son las técnicas de cultivo sostenible más usadas
Foto: EFE - Luis Eduardo Noriega

En un mundo en el que la sostenibilidad se ha convertido en una necesidad urgente, las técnicas de cultivo sostenible en huertas urbanas emergen como una solución viable y prometedora. Estas prácticas no solo promueven la producción de alimentos frescos y saludables, sino que también contribuyen a la reducción del impacto ambiental. Desde la utilización de compostaje y el riego eficiente hasta la implementación de sistemas de cultivo vertical, los agricultores urbanos están adoptando métodos innovadores que aprovechan al máximo los recursos disponibles, fomentando un estilo de vida más ecológico y consciente.

De acuerdo con la consultora de agricultura urbana del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible e Ingeniería ambiental, Martha Osorio hablar de técnicas de cultivo sostenible en huertas es crucial porque estas prácticas promueven la producción de alimentos de manera responsable, reduciendo la dependencia de productos químicos y pesticidas que pueden dañar el medio ambiente y la salud humana.

”Además, el cultivo sostenible ayuda a conservar los recursos naturales, como el agua y el suelo, asegurando que estén disponibles para futuras generaciones. Por último, en un contexto urbano, las huertas sostenibles pueden transformar espacios subutilizados en áreas verdes productivas, mejorando la calidad de vida y fortaleciendo el sentido de comunidad”, señala.

El cultivo sostenible es un enfoque agrícola que busca producir alimentos de manera que se minimice el impacto ambiental, se conserve la biodiversidad y se utilicen los recursos de manera eficiente y renovable. Este método integra prácticas que protegen y mejoran la salud del suelo, como la rotación de cultivos, el uso de compost y la reducción de la labranza. También implica el manejo responsable del agua a través de técnicas como el riego por goteo y la recolección de agua de lluvia. Además, el cultivo sostenible promueve la utilización de plantas nativas y la diversidad de cultivos para fortalecer los ecosistemas agrícolas, reduciendo la dependencia de pesticidas y fertilizantes químicos. En esencia, se trata de producir alimentos de alta calidad mientras se asegura que las prácticas agrícolas sean viables a largo plazo tanto para el medio ambiente como para las comunidades locales.

Técnicas de cultivo sostenible en huertas

De acuerdo con Osorio estas son algunas de las técnicas de cultivo sostenible, los tipos de vegetaciones en los que son más pertinentes y el proceso que se debe llevar a cabo.

Compostaje

Recopile residuos orgánicos como restos de cocina, hojas y recortes de jardín. Colóquese en una compostera y voltee regularmente para airear. Con el tiempo, los materiales se descompondrán y se convertirán en compost rico en nutrientes que puede ser utilizado para enriquecer el suelo de la huerta. Los cultivos más aptos son las verduras de hoja verde (espinaca, lechuga, acelga), vegetales de raíz (zanahorias, rábanos, remolachas), y plantas frutales (tomates, pimientos), porque estos cultivos requieren suelos ricos en nutrientes, que el compost proporciona.

Rotación de cultivos

Planifique la siembra de diferentes tipos de cultivos en la misma área de la huerta en diferentes temporadas. Esto ayuda a prevenir el agotamiento de nutrientes del suelo y reduce la proliferación de plagas y enfermedades específicas de ciertos cultivos. Los cultivos más aptos para la rotación de cultivos son los tomates, pimientos, berenjenas, frijoles y guisantes, ya que son los más susceptibles a enfermedades del suelo y este técnica previene el agotamiento del suelo y reduce la incidencia de plagas y enfermedades específicas.

Siembra de cobertura

Plantee cultivos de cobertura, como trébol o avena, entre temporadas de cultivo principal. Estos cultivos ayudan a fijar el nitrógeno, mejorar la estructura del suelo y prevenir la erosión. Antes de plantar la cosecha principal, corte y deje los cultivos de cobertura en el suelo como mantillo. Cultivos principales de alto consumo de nutrientes como maíz, trigo y otros cereales, así como hortalizas de alto rendimiento, porque mejora la salud del suelo y la estructura, proporciona nutrientes, y previene la erosión del suelo.

Riego eficiente

Utilice sistemas de riego por goteo o de microaspersión que suministran agua directamente a las raíces de las plantas, reduciendo el desperdicio. Además, instale barriles de recolección de agua de lluvia para aprovechar el agua de lluvia. Cultivos sensibles a la humedad y con necesidades de agua precisas, como tomates, pimientos, fresas, y lechugas, porque minimiza el desperdicio de agua y reduce el riesgo de enfermedades fúngicas al evitar el exceso de humedad en las hojas.

Asociación de cultivos

Siembre cultivos compatibles juntos que se beneficien mutuamente. Por ejemplo, maíz, frijoles y calabazas pueden ser plantados juntos; el maíz proporciona soporte para los frijoles, los frijoles fijan nitrógeno en el suelo, y las calabazas cubren el suelo, reduciendo las malezas. Los cultivos más aptos son combinaciones como maíz, frijoles y calabazas (las “Tres Hermanas”), tomates y albahaca, zanahorias y cebollas, porque estos cultivos se benefician mutuamente en términos de soporte, nutrientes y control de plagas.

Uso de plantas nativas y diversidad de cultivos

Incorpore plantas nativas y una variedad de cultivos en la huerta. Las plantas nativas están adaptadas al clima local y suelen requerir menos recursos. La diversidad de cultivos reduce el riesgo de plagas y enfermedades y mejora la resiliencia del ecosistema de la huerta. Cualquier cultivo, pero especialmente plantas perennes y cultivos de bajo mantenimiento como hierbas y flores nativas, porque las plantas nativas están mejor adaptadas al entorno local y requieren menos recursos, y la diversidad reduce el riesgo de plagas y enfermedades.

Cultivo vertical

Utilice estructuras como enrejados, torres de cultivo y jardineras colgantes para maximizar el espacio vertical. Esto es especialmente útil en áreas urbanas con espacio limitado. Plantas trepadoras y aquellas que pueden crecer en espacios reducidos, como tomates, pepinos, frijoles, fresas, y hierbas, porque maximiza el uso del espacio vertical, lo cual es ideal para áreas urbanas con espacio limitado.

Riesgos de cultivo sostenible y soluciones

De acuerdo con Osorio, la implementación de sistemas de riego eficiente, compostaje o estructuras para el cultivo vertical puede requerir una inversión inicial significativa. “La solución es buscar subvenciones, programas de apoyo gubernamental o cooperación comunitaria puede ayudar a mitigar estos costos. Por el momento no tenemos esos programas de apoyo, pero pronto estarán en el Gobierno del Cambio”. Otro problema que se puede presentar es que los agricultores necesitan adquirir conocimientos sobre nuevas técnicas y prácticas, lo que puede requerir tiempo y recursos. “La solución es participar en talleres, cursos y redes de apoyo agrícola puede proporcionar la formación necesaria. Los jardínes botánicos, como el de Bogotá, son los encargados de estos talleres” dijo Osorio. Algunas técnicas sostenibles, como el compostaje y la rotación de cultivos, pueden ser más laboriosas y requerir más tiempo en comparación con métodos convencionales. Según la experta la solución es “planificar y organizar las tareas de manera eficiente y, cuando sea posible, involucrar a la comunidad o contratar ayuda temporal”. Así mismo, la adopción de nuevas prácticas puede encontrar resistencia entre los agricultores acostumbrados a métodos tradicionales, cuya solución es “mostrar los beneficios a largo plazo, como la reducción de costos y el aumento de la productividad, puede ayudar a superar esta resistencia”. Por último, obtener materiales orgánicos para el compostaje, semillas de cultivos de cobertura o depredadores naturales para el control biológico puede ser un desafío para lo cual se puede “establecer relaciones con proveedores locales y redes de intercambio de recursos puede facilitar el acceso” concluyó Osorio.

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