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La violeta africana funciona como un bueno, bonito y seguro a la hora de tener, o querer, una planta con flores vistosas para el interior de una casa o una oficina.
Esta planta también es conocida bajo el nombre de Saintpulia y suele ser una opción común en la jardinería de interiores por su intenso color violeta y sus hojas de un verde intenso. Además de esto, no requiere mayores cuidados y, en general, es bastante resistente.
La planta fue descubierta a finales del XIX y es originaria de África, de lugares como Kenia y Tanzania, principalmente.
Por lo general, el color predominante en sus hojas es el violeta (y de ahí su nombre, evidentemente), aunque también se pueden conseguir variedades con otras tonalidades o con mezclas de varios colores. En todo caso, es un festival de vida y belleza, que, además, no crecer más allá de 15 o 20 centímetros, por lo cual se puede adaptar a espacios pequeños en una habitación o en una oficina pequeña, si se quiere.
Cuidados y características de la violeta africana
Por lo general, la violeta africana se usa más en interiores que en exteriores, principalmente debido a su tamaño. Pero también se puede sembrar en un jardín exterior, sin problema. Eso sí, teniendo en cuenta algunos cuidados básicos, pero fundamentales.
El primero es la temperatura: esta es una planta que no tolera el frío, así que no puede estar por debajo de unos 13 o 12 grados centígrados. En general, la violeta africana vive cómodamente entre los 20 y 24 grados centígrados durante el día.
Lo segundo es que, aunque es una planta que requiere de una cantidad constante y abundante de luz, es muy sensible a los rayos directos del sol, que pueden quemar fácilmente sus hojas.
Este par de características y cuidados de la violeta africana contribuyen a su popularidad como planta de interiores.
En términos de riego, esta es una planta que presenta una dualidad muy común entre una larga lista de variedades: agradece un riego continuo, pero no lidia muy bien con los excesos de agua (o los encharcamientos), que perjudican mucho sus raíces y en general debilitan el crecimiento y sostenimiento de la planta.
Se recomienda que el riego sea a través de la base de la matera, ubicando un plato con agua cada dos o tres días, dependiendo del estado del humedad del sustrato. Clave aclarar aquí que el plato debe retirarse después de unos 20 minutos, que son más que suficientes para una hidratación correcta, y controlada, de la violeta africana.
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