Actos sexuales con animales: ¿por qué no son considerados como un delito en Colombia?
El Grupo Especial para La Lucha contra el Maltrato Animal, encargado de investigar y judicializar a los responsables de estos crímenes, explica por qué estas prácticas no pueden ser penalizadas en todos los escenarios.
Sebastián Muñoz López
Lina María Román encontró a su perrito, Mateo, en las calles de Bello, municipio de Antioquia. El animal estaba maltratado, con hambre y con algunos dientes rotos. Lo conoció en 2018 y, a pesar de su aspecto físico, se enamoró de él inmediatamente. Pero, ella y su familia notaron que su comportamiento era imprevisible e inexplicablemente violento. Después de visitas al veterinario, los expertos le confirmaron a la familia de Lina lo que ellos ya sospechaban: el animal había sufrido maltrato sexual.
También lea: La situación de los animales que han sufrido por actos sexuales en Colombia
“Lo recogí muy flaco, estaba en los huesos. Cuando lo iba a bañar, él no se dejaba tocar la parte de atrás. Se ponía muy agresivo. Cuando lo encontramos, sus genitales estaban inflamados. Él venía con un trauma de que le iban a hacer algo ahí atrás”, recuerda ella.
De hecho, Mateo fue afortunado, pues encontró una familia que le ayudó a sanar sus heridas. Sin embargo, para los demás animales que sufren estas conductas y no encuentran una familia, existen albergues y refugios especializados en proteger a animales que han sido violentados por actos sexuales.
Cabe resaltar que estas prácticas son consideradas un agravante del delito de maltrato animal, incluido en el artículo 339 A del Código Penal. El problema surge cuando este tipo de hechos no dejan heridas físicas o cambios en el comportamiento de los animales, en cuyo caso no son considerados un delito.
En otros países, como Bolivia, los actos sexuales con animales comenzaron a ser ilegales desde 2015, pues fueron establecidos con una condena de entre 3 a 8 años. Lo mismo ocurrió en Brasil en el año 2015, pero hay más ejemplos: Costa Rica, Dinamarca, El Salvador, Panamá, Nicaragua, Honduras, Tailandia y Singapur, Polonia y Suiza, que también penalizan esta práctica.
No obstante, en Colombia el bestialismo, o los actos sexuales con animales, todavía son considerados como un agravante de maltrato animal, pero no un delito en sí mismo. Esto quiere decir que una persona que denuncie un hecho de este tipo contra los animales debe presentarlo por el delito de maltrato animal, que, desde la Ley 1774 de 2016, comenzó a ser reconocido en el país, al aceptar que los animales son seres sintientes. Esto convierte a los actos sexuales con animales en hechos que empeoran las penas de maltrato animal, pero no los convierte en un delito, por lo que podrían no estar penalizada si no se prueba el daño físico o mental en las especies afectadas.
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El Grupo Especial para La Lucha contra el Maltrato Animal (GELMA) es la agrupación de la Fiscalía General de la Nación, que, desde 2019, se encarga de investigar y judicializar los casos relacionados con agresión contra animales. Juan Miguel Torres, fiscal coordinador del GELMA, asegura que cuando descubren que un animal fue maltratado mediante un acto sexual deben probar que existió una lesión física o emocional en los animales para poder proceder con la judicialización del responsable. “Si un acto sexual causa heridas físicas o emocionales al animal que dañen su salud o le ocasionan la muerte, esto sí es un delito. Si no quedan heridas o no se genera un cambio en el comportamiento del animal, no hay manera de probar el maltrato animal. ”, explica Juan Miguel Torres.
De hecho, la entidad cuenta con 21 casos activos de maltrato animal por actos sexuales, de los cuales cuatro se encuentran en etapa de juicio y 17 todavía están en período de investigación. “Menos del 1 % de los casos de maltrato animal que se denuncian en el país están relacionados con actos sexuales con animales”, comenta el fiscal coordinador del grupo.
Juan Miguel Torres recuerda el caso de Jairo Cristancho, un hombre de La Candelaria (Bogotá) que realizaba actos sexuales con su canina, Luna. Los vecinos alertaron a la Policía en 2018 y el hombre fue capturado. Físicamente, Luna no tenía lesiones a la vista, pero la Fiscalía pudo determinar el daño psicológico. “Con la ayuda de etólogos, estudiamos el comportamiento del animal, por lo que pudimos probar el daño grave que estaba recibiendo. Pudimos vencer al hombre en juicio y fue condenado por el delito de maltrato animal agravado por tener relaciones sexuales con su mascota”, recuerda Juan Miguel Torres.
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El fiscal coordinador del GELMA considera que la sintiencia y la dignidad de los animales debe ser reconocida a nivel educativo, motivo por el cual debería ser un trabajo conjunto con el Ministerio de Educación y otras entidades para que las personas no vean a los animales como objetos.
¿Cómo identificar que un animal está siendo objeto de acto sexual?
Carolina Lozada es una etóloga (persona especializada en estudiar el comportamiento de los animales) que lleva tres años trabajando en el GELMA, investigando si animales que han sufrido actos sexuales han desarrollado traumas o han cambiado sus conductas debido a estos episodios. Ella considera que la reacción a estos hechos varían en cada especie, pero existen algunas conductas comunes que demuestran que sufrieron esto.
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Entre los comportamientos que ha evidenciado se encuentran: la afectación del sueño, la depresión y la pérdida de interés por interactuar con otras personas y animales, el miedo y la evitación con otras personas. “Si, por ejemplo, el acto sexual causó dolor en el animal y fue ocasionado por un niño de 14 años, el animal puede presentar agresividad o miedo cada vez que vea a un niño con esas mismas características”, explica Carolina Lozada.
La etóloga reconoce que, en algunas ocasiones, este tipo de actos no dejan secuelas a nivel físico en las mascotas, pero pueden dejar daños y perjudicar el bienestar de la especie afectada. “El simple hecho de cometer el acto con una especie distinta va en contra de su naturaleza. Dentro de la línea del bienestar animal, un factor importante que se evalúa es la naturalidad de ese animal. El simple hecho de que sea sometido con una pareja que no es de su misma especie, ya altera su naturalidad”, explica.
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La experta reconoce que algunas agresiones físicas no dejan heridas visibles en los animales. Por ejemplo, caballos que fueron golpeados en el pasado pueden quedar sin heridas, pero muestran mayor agresividad, especialmente en los procesos de tratamiento. “Se debe fortalecer el estudio del daño emocional en los animales, para poder probar estos casos de maltrato ante un juez”, menciona Carolina Lozada.
Maltrato animal:
Si usted conoce algún caso de maltrato animal, denúncielo llamando a la línea celular 122, la línea nacional gratuita 018000 91 97 48 y en Bogotá al 5702000 (opción 7).
La Fiscalía General de la Nación, en articulación con la Policía Nacional, habilitó una opción en ADenunciar, para que a través de este canal, la ciudadanía también pueda interponer sus denuncias.
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Lina María Román encontró a su perrito, Mateo, en las calles de Bello, municipio de Antioquia. El animal estaba maltratado, con hambre y con algunos dientes rotos. Lo conoció en 2018 y, a pesar de su aspecto físico, se enamoró de él inmediatamente. Pero, ella y su familia notaron que su comportamiento era imprevisible e inexplicablemente violento. Después de visitas al veterinario, los expertos le confirmaron a la familia de Lina lo que ellos ya sospechaban: el animal había sufrido maltrato sexual.
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“Lo recogí muy flaco, estaba en los huesos. Cuando lo iba a bañar, él no se dejaba tocar la parte de atrás. Se ponía muy agresivo. Cuando lo encontramos, sus genitales estaban inflamados. Él venía con un trauma de que le iban a hacer algo ahí atrás”, recuerda ella.
De hecho, Mateo fue afortunado, pues encontró una familia que le ayudó a sanar sus heridas. Sin embargo, para los demás animales que sufren estas conductas y no encuentran una familia, existen albergues y refugios especializados en proteger a animales que han sido violentados por actos sexuales.
Cabe resaltar que estas prácticas son consideradas un agravante del delito de maltrato animal, incluido en el artículo 339 A del Código Penal. El problema surge cuando este tipo de hechos no dejan heridas físicas o cambios en el comportamiento de los animales, en cuyo caso no son considerados un delito.
En otros países, como Bolivia, los actos sexuales con animales comenzaron a ser ilegales desde 2015, pues fueron establecidos con una condena de entre 3 a 8 años. Lo mismo ocurrió en Brasil en el año 2015, pero hay más ejemplos: Costa Rica, Dinamarca, El Salvador, Panamá, Nicaragua, Honduras, Tailandia y Singapur, Polonia y Suiza, que también penalizan esta práctica.
No obstante, en Colombia el bestialismo, o los actos sexuales con animales, todavía son considerados como un agravante de maltrato animal, pero no un delito en sí mismo. Esto quiere decir que una persona que denuncie un hecho de este tipo contra los animales debe presentarlo por el delito de maltrato animal, que, desde la Ley 1774 de 2016, comenzó a ser reconocido en el país, al aceptar que los animales son seres sintientes. Esto convierte a los actos sexuales con animales en hechos que empeoran las penas de maltrato animal, pero no los convierte en un delito, por lo que podrían no estar penalizada si no se prueba el daño físico o mental en las especies afectadas.
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El Grupo Especial para La Lucha contra el Maltrato Animal (GELMA) es la agrupación de la Fiscalía General de la Nación, que, desde 2019, se encarga de investigar y judicializar los casos relacionados con agresión contra animales. Juan Miguel Torres, fiscal coordinador del GELMA, asegura que cuando descubren que un animal fue maltratado mediante un acto sexual deben probar que existió una lesión física o emocional en los animales para poder proceder con la judicialización del responsable. “Si un acto sexual causa heridas físicas o emocionales al animal que dañen su salud o le ocasionan la muerte, esto sí es un delito. Si no quedan heridas o no se genera un cambio en el comportamiento del animal, no hay manera de probar el maltrato animal. ”, explica Juan Miguel Torres.
De hecho, la entidad cuenta con 21 casos activos de maltrato animal por actos sexuales, de los cuales cuatro se encuentran en etapa de juicio y 17 todavía están en período de investigación. “Menos del 1 % de los casos de maltrato animal que se denuncian en el país están relacionados con actos sexuales con animales”, comenta el fiscal coordinador del grupo.
Juan Miguel Torres recuerda el caso de Jairo Cristancho, un hombre de La Candelaria (Bogotá) que realizaba actos sexuales con su canina, Luna. Los vecinos alertaron a la Policía en 2018 y el hombre fue capturado. Físicamente, Luna no tenía lesiones a la vista, pero la Fiscalía pudo determinar el daño psicológico. “Con la ayuda de etólogos, estudiamos el comportamiento del animal, por lo que pudimos probar el daño grave que estaba recibiendo. Pudimos vencer al hombre en juicio y fue condenado por el delito de maltrato animal agravado por tener relaciones sexuales con su mascota”, recuerda Juan Miguel Torres.
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El fiscal coordinador del GELMA considera que la sintiencia y la dignidad de los animales debe ser reconocida a nivel educativo, motivo por el cual debería ser un trabajo conjunto con el Ministerio de Educación y otras entidades para que las personas no vean a los animales como objetos.
¿Cómo identificar que un animal está siendo objeto de acto sexual?
Carolina Lozada es una etóloga (persona especializada en estudiar el comportamiento de los animales) que lleva tres años trabajando en el GELMA, investigando si animales que han sufrido actos sexuales han desarrollado traumas o han cambiado sus conductas debido a estos episodios. Ella considera que la reacción a estos hechos varían en cada especie, pero existen algunas conductas comunes que demuestran que sufrieron esto.
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Entre los comportamientos que ha evidenciado se encuentran: la afectación del sueño, la depresión y la pérdida de interés por interactuar con otras personas y animales, el miedo y la evitación con otras personas. “Si, por ejemplo, el acto sexual causó dolor en el animal y fue ocasionado por un niño de 14 años, el animal puede presentar agresividad o miedo cada vez que vea a un niño con esas mismas características”, explica Carolina Lozada.
La etóloga reconoce que, en algunas ocasiones, este tipo de actos no dejan secuelas a nivel físico en las mascotas, pero pueden dejar daños y perjudicar el bienestar de la especie afectada. “El simple hecho de cometer el acto con una especie distinta va en contra de su naturaleza. Dentro de la línea del bienestar animal, un factor importante que se evalúa es la naturalidad de ese animal. El simple hecho de que sea sometido con una pareja que no es de su misma especie, ya altera su naturalidad”, explica.
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La experta reconoce que algunas agresiones físicas no dejan heridas visibles en los animales. Por ejemplo, caballos que fueron golpeados en el pasado pueden quedar sin heridas, pero muestran mayor agresividad, especialmente en los procesos de tratamiento. “Se debe fortalecer el estudio del daño emocional en los animales, para poder probar estos casos de maltrato ante un juez”, menciona Carolina Lozada.
Maltrato animal:
Si usted conoce algún caso de maltrato animal, denúncielo llamando a la línea celular 122, la línea nacional gratuita 018000 91 97 48 y en Bogotá al 5702000 (opción 7).
La Fiscalía General de la Nación, en articulación con la Policía Nacional, habilitó una opción en ADenunciar, para que a través de este canal, la ciudadanía también pueda interponer sus denuncias.
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