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En medio de cada diciembre, una época de celebración y festejo, los colaboradores de la Fundación Dannvalent Dog están de luto, recordando los animales que se han ido en años anteriores. Este espacio de rescate, ubicado en Guatavita, Cundinamarca, todavía rememora a Peter, un perro que había sido utilizado para pelear con otros canes y que, por ello, había sido adiestrado para ser agresivo. La fundación lo rescató y resocializó, siendo testigo de su transformación y cambio en su comportamiento.
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Jenipher Carrero, directora de la Fundación Dannvalent Dog, ha dedicado 11 años de su vida al rescate y cuidado de animales. Ella cuenta que Peter se estresó demasiado por los sonidos de la pólvora, por lo que decidió saltar de la malla que separaba al albergue del exterior. “El perro quedó entre la malla y la parte de afuera, colgando. Fue una muerte muy fea”, recuerda la rescatista.
El espacio cuenta con 138 perros, por lo que se utiliza la música o gotas de valeriana para que puedan estar tranquilos por los juegos pirotécnicos. “Peter era un perro que siempre andaba al lado de nosotros. Fue bastante doloroso el luto del animal, todavía lo recordamos con cariño en estas fechas”, comenta la rescatista.
Otros animales que se encuentran en la fundación sufren por nervios, ansiedad y estrés en cada Navidad y Año Nuevo, debido a que no pueden escapar de las explosiones de pólvora que inundan los cielos del municipio. Estas reacciones se producen porque los perros tienen un rango de audición de entre 10.000 a 50.000 Hz, mientras que el del ser humano solo abarca de 16.000 a 20.000 Hz. Por ello, los animales terminan profundamente asustados por los estruendos y los fuertes ruidos que representan los juegos pirotécnicos durante las festividades. Como explica Fredy Manrique, etólogo y experto en comportamiento de animales, los ruidos de los juegos pirotécnicos pueden ocasionar fobia, fuga por evitación, taquicardia, temblores persistentes y agresividad en perros y gatos.
Desamparo en medio de la fiesta: el impacto de la pólvora en animales
Radio Conexión Animal, un proyecto dirigido por activistas y defensores de los derechos de los animales, ha desarrollado varias iniciativas para reportar las distintas afectaciones causadas por la pólvora en ellos. En su último reporte, ya habían contado que 396 animales habían sido afectados por la pólvora en Cali: 267 se encontraban desorientados y 117 animales se habían extraviado.
Claudia Velasco Rivera, quien lleva dedicándose 15 años al activismo para la protección de perros y gatos en Cali, confirma este hecho. Hace 8 años, con la ayuda de compañeros, construyó Pataclau, un albergue en donde recoge canes y felinos que han sido maltratados por medio de actos sexuales. “Los perros, los gatos y las aves del albergue lloran, se desesperan, corren de un lado a otro, tienen temblores, jadeos fuertes y ojos rojos. Al otro día, la contaminación de la pólvora también termina perjudicándolos”, asegura la rescatista.
Pataclau cuenta con 40 animales en total: 33 perros, 3 gatos, un pato y otros tres pájaros que, debido a heridas en su cuerpo, no pueden volar. Ella asegura que el albergue ha sido diseñado de manera bastante segura, para que sus habitantes sean abrigados y cuidados mientras encuentran a una familia. “Es muy triste verlos correr, desubicados, andando por las calles, buscando dónde resguardarse”, explica Claudia Velasco Rivera.
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Varios perros del albergue se han infartado por los fuertes sonidos de la pólvora e, incluso, llegan a lanzarse de terrazas por el susto que les producen los estruendos. “La madre de mis perros también se infartó durante unas alboradas. Falleció en 2021″, lamenta Claudia Velasco Rivera.
Ella asegura que, debido a los múltiples lutos que ocurren durante estas fechas, las rescatistas no suelen celebrar las fiestas, pues deben estar enfocadas en evitar tragedias durante los festejos con pólvora. “Todo diciembre para nosotras es una incertidumbre, porque algunas personas pueden poner juegos pirotécnicos por simple maldad, para afectar a nuestros albergues”, explica Velasco Rivera.
Una historia bastante similar cuenta Martha Elena Bonilla, rescatista con más de 10 años de experiencia salvando la vida de animales abandonados. Ella se ha dedicado a cuidar de perros y gatos en Ángeles con Patas, un refugio ubicado en Turbaco, municipio del departamento de Bolívar. Martha Elena asegura que ha tenido que administrar tranquilizantes recetados por veterinarios a algunos de los 300 perros que residen en el espacio, ya que suelen destacarse por ser los más nerviosos del lugar. En medio de las fechas de diciembre, la cuidadora menciona que los animales comienzan a aullar, gritar y a golpearse contra las paredes, por el desespero de las explosiones.
La rescatista también recuerda que en 2022, un perro comenzó a convulsionar en repetidas ocasiones, durante la tarde del 31 de diciembre. Por ello, lo llevaron al veterinario en donde duró cinco días hospitalizado. Por suerte, logró recuperarse. “Tengo miedo de la llegada de la noche de Año Nuevo, por tantos animalitos en las calles que no entienden de dónde proviene el escándalo y el ruido”, comenta Martha Elena.
En Cundinamarca y Bogotá la situación no es distinta. Camila Morales es una comunicadora social de 28 años, que lleva ayudando a la Fundación Pata desde 2019. Este lugar de resguardo de animales lleva funcionando desde 2010, y su figura principal es la de ser un hogar de paso para animales abandonados en el municipio de Chía y en Bogotá.
“Nosotros hemos tenido cerca de 50 animales albergados, y todos reaccionan de manera diferente a los juegos pirotécnicos. Algunos son indiferentes, pero cuando están en una manada, copian el comportamiento del grupo en general, por lo que si uno se asusta, todos los demás comenzaban a hacerlo”, recuerda Camila Morales.
Otros canes que ya son mayores suelen ser profundamente nerviosos en las situaciones de pólvora y descuido. De hecho, algunos de ellos se quedan paralizados por lo fuertes que suelen ser los estruendos. “A veces, hemos tenido que darles un calmante, porque o si no se desesperan”, menciona la rescatista de la Fundación Pata.
Las personas que hacen parte de la fundación deben hacer seguimiento de los animales, para poder controlar aquellos que puedan verse afectados en sobremedida por esto. “Chía es un municipio en donde la pólvora está presente casi todo el tiempo. Nosotros nos preparamos con antelación, porque esto no ocurre solo en una zona del municipio, sino en todos lados”, menciona Camila Morales.
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Entre las estrategias que ha implementado la Fundación Pata, se incluyen el poner a los animales en espacios más cerrados que les permite no estar demasiado expuestos al ruido, brindar dosis de calmantes a animales demasiado nerviosos, con compañía de veterinarios, usar aromas, esencias, entre otros. No obstante, Camila resalta que la técnica más efectiva es acompañar a los animales durante estos ruidos, porque dejarlos solos los puede afectar todavía más.
“Hoy los animales son parte de la familia para varias personas. Por ello, sus muertes pueden afectar estas celebraciones, por los daños que sufren, los ataques epilépticos en sus cuerpos y, por último, sus muertes por infartos o accidentes. Esto puede generar un choque bastante fuerte en fechas especiales”, explica Camila Morales.
Batman Camargo, creador de la fundación, todavía recuerda la historia de Jonás, un perro que fue rescatado de un caso de maltrato animal en la localidad de Barrios Unidos. Allí vivió durante trece años, en donde, según explica el rescatista, al perro lo maltrataron hasta el punto en que “le cortaron las cuerdas vocales, para que no pudiera ladrar”. Después de 6 meses intentando, finalmente lograron rescatarlo y llevarlo a una finca. “Después de liberarlo del maltrato animal, hace un año, en diciembre, Jonás se infartó por el estrés provocado por la pólvora. Este caso me marcó bastante”, expresó Batman.
Batman Camargo ha enfocado su trabajo en el activismo en favor de los derechos de los animales. Él explica que los animales silvestres también pueden ser aturdidos por estas detonaciones, pues las aves se desorientan y estrellan, mientras que otros animales también se infartan. No obstante, su maltrato suele recibir menor visibilización por parte de la opinión pública.
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La trágica realidad que viven los animales durante las festividades decembrinas es un clamor que resuena a través de los testimonios desgarradores de rescatistas dedicados, como Jenipher Carrero, Claudia Velasco, Martha Elena Bonilla, Camila Morales y Batman Camargo. Incluso en espacios de protección para animales, la pólvora sigue generando maltrato y, a pesar de la seguridad que reclaman, todavía hay afectaciones a los animales cada año. Épocas de alegría y festejo pueden simbolizar una auténtica pesadilla, por lo que, desde La Red Zoocial, hacemos un llamado a la empatía y a resignificar las celebraciones de estas fechas.
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