Así es como la comunidad del sur de Norte de Santander quiere proteger al cóndor
A través de jornadas pedagógicas en los colegios, turismo ambientalmente responsable y procesos de concientización con los habitantes del cuatro municipios de Norte de Santander, un grupo de ambientalistas busca proteger al ave voladora más grande y emblemática del país que se encuentra en peligro de extinción.
Angie Valentina Suárez Moreno
Cerca a la Laguna de Comagüeta, en Chitagá, un municipio ubicado al sur de Norte de Santander, Alberto Peña, biólogo de profesión, enfocado en ornitología y oriundo de Pamplona, se sienta a tomarse un café propio de la región y decide hablar con nosotros tras la curiosidad que nos causan dos carteles grandes: uno, con alrededor de 132 aves que se pueden observar en el departamento donde se hace una representación de su tamaño aproximado en comparación con las demás; el otro, con una fotografía grande de un cóndor que dice “protégeme”.
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Cerca a la Laguna de Comagüeta, en Chitagá, un municipio ubicado al sur de Norte de Santander, Alberto Peña, biólogo de profesión, enfocado en ornitología y oriundo de Pamplona, se sienta a tomarse un café propio de la región y decide hablar con nosotros tras la curiosidad que nos causan dos carteles grandes: uno, con alrededor de 132 aves que se pueden observar en el departamento donde se hace una representación de su tamaño aproximado en comparación con las demás; el otro, con una fotografía grande de un cóndor que dice “protégeme”.
Al preguntarle el porqué del afiche, es tajante con su respuesta: están desapareciendo y buscamos protegerlos. Una afirmación que no es el vano, hace dos años, El Espectador registró la muerte de dos cóndores que fueron encontrados con signos de envenenamiento en el Páramo del Almorzadero. Tras el hallazgo, el entonces director general de la CAS, Alexcevith Acosta señaló, a través de un comunicado, que “según la Resolución 1912 de 2017, del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Cóndor Andino se encuentra dentro de las especies amenazadas en la categoría Vulnerable, (VU), aquellas que están enfrentando un riesgo de extinción alto en estado de vida silvestre, por lo que merece toda nuestra atención para conservar y preservar la especie”.
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Un riesgo de extinción de carácter antropogénico, pues, de acuerdo con el Programa Nacional para la Conservación del Cóndor Andino en Colombia (2006-2016), el proceso de disminución de la especie inició desde la colonización española gracias al exterminio de especies nativas que le servían de alimento y sustitución por ganado. Otro de los factores que han contribuido a que veamos menos ejemplares de esta especie es la incidencia de la ganadería extensiva en varias regiones debido a que destruyen su hábitat natural y son considerados erróneamente como una amenaza, lo que hace que muchas personas los envenenen.
“Muchas personas creen que los cóndores tienen la capacidad de agarrar una presa y llevarla volando a otro lado, pero esto no es así, ellos son muy diferentes a las águilas, entonces lo que sucede es que puede que llegue otro animal, por ejemplo uno silvestre y mate a otro animal entonces los cóndores huelen y llegan a comer lo que necesitan, ellos hacen varios vuelos, pero realmente no matan a los animales”, explica Peña.
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Sin embargo, como se ha documentado, varias personas creen que los responsables de la muerte de varios de sus animales son los cóndores, deciden envenenarlos y esto ha generado una reducción significativa en el número de individuos que se encuentran en el país. De acuerdo con los datos registrados en el último censo enfocado en esta especie, que se llevó a cabo entre el 15 y 17 de febrero de 2021 y que contó con la participación de 207 personas voluntarias después de recibir capacitaciones por parte de la Fundación Neotropical, Parques Nacionales, WCS y WWF, entre otras, solo se registraron alrededor de 63 cóndores en el país avistados en 44 de los 84 puntos dispuestos y con una leve tendencia a favor de los machos.
Al ver estos resultados, la Fundación Neotropical y Birding Norte de Santander decidieron llegar a la raíz del futuro de la conservación de esta especie: los niños, y decidieron realizar talleres en pro del conocimiento y protección del ave nacional del país. “Nosotros comenzamos a hacer eso gracias a la fundación, de la cual hago parte, y que está a cargo del cóndor. Quisimos mostrar cuál es el cuidado que se debe tener con la especie como tal y con el tema de los censos que se hicieron al ver la disminución de esta población”, explica Alberto. De esta forma, un grupo de biólogos comenzó a realizar algunos talleres en escuelas rurales de los municipios de Cáchira, Pamplona, Labateca y Chitagá.
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El objetivo de estos talleres, es que los niños vean al cóndor no como una especie que amenaza porque a las ovejas, ganado y otros animales, sino como un ave importante, que se encarga de limpiar parte de los páramos gracias a su naturaleza carroñera. “La idea de nosotros es dejar una huella en el departamento, pero también en otros lugares donde se encuentra el conflicto cóndor- humano, pero ha sido muy difícil porque muchas veces nos toca irnos sin recursos y hay lugares de difícil acceso, como escuelas en zona de páramo”, expone Peña.
Y de esta forma, por medio de voz a voz campesino, los niños puedan ser los guardianes del páramo, protejan el agua y defiendan al cóndor porque ellos son considerados el futuro del campo. “Hemos visto que los papás le hacen caso a los niños más que a uno, entonces la idea es que ellos aprendan a través de diferentes actividades a dejar huella y que transmitan la información a sus familias para cuidar a la especie” cuenta Alberto al respecto.
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Las dificultades para llegar a otras escuelas y hacer más charlas
El biólogo explica que, para poder realizar estas actividades, lograron encuestar a varias personas que habitaban en los diferentes municipios donde se puede observar al ave y encontraron que la deserción escolar en primaria es un común denominador, “lastimosamente esto ocurre porque muchos niños no quieren seguir estudiando, solo llegan a la primaria porque quieren dedicarse a las labores del campo, por eso nos enfocamos en los que estudian en primaria”, explica Alberto quien además destaca la importancia de que les ayuden en la conservación.
A pesar de tener la voluntad y de querer enfocarse en esta población, los recursos son muy limitados y, de acuerdo con los integrantes del proyecto, es muy difícil llegar a estos lugares por cuestiones de logística y transporte. “Antes lo hacíamos una vez al mes y nos decían que era importante que también habláramos de otras especies, pero ha sido un poco difícil, por eso pedimos el apoyo del Ministerio de Educación” cuenta.
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Bajo la consigna, “proteger para conservar y conservar para educar” los biólogos Alberto Peña, Axel Pabón y Bladimir Becerra, el comunicador social Said Molina, junto con Pedro Ortega y Laura Becerra, el director de la fundación Neotropical Francisco Cirí y Parex Resources quieren llegar a más centro educativos para, de esta forma, orientar estrategias y acciones efectivas que permitan conservar al ave nacional del país.
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