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Los funcionarios del Bioparque Ukumarí de Pereira anunciaron el nacimiento de una pareja de monos tití. Un suceso que llena de alegría a los protectores de la fauna silvestre debido a que esta especie se encuentra en la lista de animales en peligro de extinción.
La pareja de primates, desciende de unos titís hembra y macho que fueron rescatados hace siete años cuando eran tenidos como mascotas. Posteriormente, fueron llevados al parque para su conservación y lograron aparearse.
“Esto nos tiene muy felices porque en estos siete años que llevan como pareja por primera vez se tiene la reproducción de estos individuos y estamos muy felices que se haya formado esta familia porque nos ayuda a aumentar el conocimiento para protegerla” indicó Sandra Correa, gerente del Bioparque.
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Los monos tití, también conocidos como cabeza de algodón, son una especie endémica del país donde hay alrededor de 7.000 ejemplares.
Esta especie es igual en tamaño a una ardilla. Los monos tienen su pecho y vientre blancos, mientras en que su espalda y cola se cubren con un pelaje color negro y marrón. Sus uñas son en forma de garra lo que les facilita moverse y treparse en los árboles.
Su área de distribución está en el Caribe colombiano: Atlántico, parte de Bolívar, Sucre, Córdoba y en un sector del Urabá antioqueño. En Antioquia se encuentra en la margen izquierda del río Cauca desde el municipio de Puerto Valdivia. Habita en bosques muy húmedos, como también en secos tropicales.
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Estos diminutos primates son una de las tres especies amazónicas de tití y desempeñan un papel importante en la expansión de semillas en los ecosistemas tropicales: suelen comer semillas que son bastante grandes, incluso más que las que consumen primates como los chimpancés y los babuinos.
Sus principales amenazas son la destrucción del hábitat y el tráfico de fauna silvestre. Su hábitat está siendo destruido con la minería ilegal, la deforestación, las malas prácticas en agricultura, entre otros, mientras que son traficados debido a su belleza.
La especie fue declarada en peligro de extinción desde 1973 a causa de los altos niveles de tráfico ilegal y la deforestación en los bosques del noreste de Colombia.
El primer nacimiento de esta especie en el Bioparque Ukumari de Pereira fue en 2015 y fue registrado por El Espectador.
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