Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En las mascotas hembras más comunes, perras y gatas, el período de celo llega después de que alcanzan su madurez reproductiva, entre los 6 y 12 meses, dependiendo de la especie y la raza. Durante un par de semanas la vulva de las hembras sangra.
(Puede leer: Gametos artificiales, la apuesta por salvar al rinoceronte blanco del norte)
Además, segregan feromonas que atraen a los machos y, durante apenas unos días, son receptivas. Esto quiere decir que solo entonces puede ocurrir el apareamiento, y este momento coincide con la ovulación en el ciclo reproductivo de la hembra, llamado estro.
Algo similar ocurre en la gran mayoría de hembras de mamíferos, desde las yeguas o las tigresas, hasta las ballenas. Sin embargo, los intervalos entre un celo y otro varían, así como la duración del mismo.
Aunque se cree que esto es lo mismo que la menstruación, que ocurre en la especie humana y otras pocas de mamíferos, existen diferencias fundamentales. Aunque ambos procesos son parte del ciclo reproductivo de las hembras, su funcionamiento no es similar.
La primera diferencia está en que, durante el celo, el sangrado se produce debido al aumento de flujo sanguíneo en la vulva, y se da antes, durante, y un poco después de la ovulación, marcando el final del período fertil.
(Le recomendamos: Colombia podría tener un programa nacional de esterilización de gatos y perros)
La menstruación se da al final del ciclo reproductivo, después de que ocurre la ovulación. Durante el ciclo, las paredes internas del útero se preparan para recibir un óvulo fecundado. Cuando la llegada del embrión no ocurre, estas se desprenden y dan lugar al sangrado menstrual.
Además de la especie humana, solo murciélagos, musarañas elefante, y algunas especies de primates, tienen menstruación. Ante esto, la ciencia ha cuestionado por qué la mayoría de mamíferos no menstrúan como lo hacen estas especies.
La respuesta es un misterio evolutivo frente al que algunas investigadoras se han aventurado a dar respuestas. Deena Emera, una genetista del Buck Institute for Research on Aging, junto a otros investigadores, planteó en 2011 algunas hipótesis basada en la evolución de estos procesos.
De acuerdo con la publicación, la menstruación sería el resultado evolutivo de un proceso llamado decidualización espontánea. Según esto, las hembras de estas especies controlan la disposición de su útero para embarazarse, mientras que otras especies esperan a que el embrión llegue y este genera los cambios en el útero para su desarrollo.
(Le puede interesar: Dieta BARF: una tendencia cargada de potenciales riesgos para la salud de mascotas)
Además, se sabe que otras especies tienen la capacidad de absorber de manera eficiente la sangre que resulta del desprendimiento de las paredes del útero al final del ciclo. Aquellas que no, la expulsan.
El estudio de la evolución de estos procesos biológicos ha crecido significativamente en los últimos 30 años, pues los tabús existentes sobre la menstruación ponían un velo sobre la posibilidad de conocer más a fondo su origen.
Si bien aún hay muchas preguntas sobre la menstruación, hoy sabemos que no es correcto equipararla con el celo, y que este es un proceso exclusivo de unas pocas hembras en el grandísimo mundo de los mamíferos.
🐾 ¿Quiere estar al día y conocer las últimas noticias sobre el mundo animal? Lo invitamos a verlas en La Red Zoocial. 🐶🐱 Además, si tiene alguna historia o está interesado en contar la suya con su mascota, puede escribirnos a laredzoocial@elespectador.com