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Fredy Manrique, veterinario y máster en etología clínica y bienestar animal de la Universidad Complutense de Madrid, le comentó a La Red Zoocial que la pólvora tiene múltiples efectos negativos en las mascotas, entre los que se encuentran: miedo, fobia, fuga por evitación, temblores persistentes, taquicardia, agresividad redirigida, lesiones directas e intoxicación por inhalación de material particulado.
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Esto se debe a que el sentido auditivo de la mayoría de los animales es más agudo que el de los humanos. Las explosiones originadas por el uso de pólvora pueden alcanzar hasta 190 decibeles, superando ampliamente los 80 decibeles, que es el umbral que generalmente puede causar daños en los humanos, tales como la pérdida auditiva y el tinnitus (un sonido persistente similar a un zumbido). Este efecto es bastante parecido en los animales.
El pánico inducido por el estruendo de la pólvora puede llevar a que perros y gatos reaccionen de manera descontrolada, escapando en situaciones peligrosas y generando accidentes, como lanzarse desde balcones, ser atropellados o sufrir taquicardia, lo que puede desencadenar en hiperventilación y, en última instancia, provocar la muerte.
En este contexto, el experto recomienda no dejar a las mascotas solas durante estas vacaciones, pues pueden sufrir por ataques de pánico. Según comenta Manrique, es recomendable que los animales sean atendidos por alguien que se encargue de su cuidado, ya que pueden experimentar episodios de ansiedad que desencadenan comportamientos destructivos, una eliminación inadecuada o una vocalización persistente, como ladridos o maullidos constantes.
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¿Cómo evitar que mi mascota se asuste con la pólvora?
Fredy Manrique compartió varias recomendaciones para evitar que las mascotas sufran estrés en estas épocas. El experto enfatizó en la importancia de socializar a los animales desde una edad temprana, entre las 6 y 12 semanas de vida, exponiéndolos gradualmente a diferentes tipos de ruidos para acostumbrarlas a este sonido.
El etólogo también resaltó el método de desensibilización progresiva con sonidos similares a la pólvora, iniciando con niveles de ruido bajos y aumentándolos gradualmente. Si el animal muestra signos de ansiedad o miedo, se recomienda disminuir el volumen o variar los sonidos para evitar una asociación específica.
Del mismo modo, Manrique sugirió la creación de un entorno seguro para las mascotas, proporcionando un área aislada con juguetes, ausencia de luz y ruidos desconocidos, acompañado de feromonas tranquilizantes, cobijas y olores familiares.
En cuanto al uso de productos, el experto enfatizó en la importancia de buscar recomendaciones de médicos veterinarios especialistas en comportamiento. Por ello, Manrique recomendó el uso de feromonas e incluso de fármacos y nutracéuticos, estos dos últimos solo en casos extremos y con una administración rigurosa y personalizada por parte de su veterinario de confianza. Tenga presente que nadie más le puede recomendar esto.
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Finalmente, Manrique advirtió sobre el uso de vendajes en los perros, advirtiendo que podrían ocasionar más problemas que beneficios si no se aplican correctamente. Además, destacó la importancia de evitar la automedicación y buscar asesoramiento profesional en caso de dudas.
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