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El Día Internacional de los Animales Callejeros resalta en Colombia diversas historias y ejemplos que demuestran cómo la vida de los animales puede transformarse gracias a personas con buenas intenciones y acciones oportunas. Un caso ampliamente conocido entre los colombianos es el de Dualipa, una perrita que sufría maltrato y vivía en las calles, pero que finalmente encontró un hogar en la novela que relata la historia del ciclista Rigoberto Urán, donde es presentada como Mijito, la querida mascota de la familia protagonista.
Dualipa fue rescatada por la Fundación Por Amor a Rocky en Medellín, Antioquia. Su historia ha sido destacada por la entidad a través de sus redes sociales, resaltando la vital importancia de los activistas en la lucha por los derechos y la protección de los animales. Estos defensores logran transformar la vida de perros y gatos desamparados que deambulan por las calles, brindándoles amor y cuidado. Este hecho ejemplifica el arduo trabajo de numerosas organizaciones que, a pesar de contar con recursos limitados y escaso apoyo, llevan a cabo sus labores incansablemente en todos los rincones del país.
Albergue Pataclau
Claudia Velasco Rivera, ingeniera industrial y activista comprometida con la protección de los animales en Cali, lleva 15 años dedicados al activismo como miembro destacado del Grupo Rescatista de Animales y Cuidadores del Medio Ambiente (GACMA). Hace 8 años, decidió fundar Pataclau, un albergue que acoge a perros y gatos que han sufrido por maltrato, especialmente aquellos afectados por actos sexuales por parte de sus dueños. “Anteriormente, fui Secretaria de Género en el sindicato sintraunal de la Universidad del Valle, donde pude evidenciar las múltiples formas de violencia que sufren los animales”, comenta Velasco.
Ella afirma que el proyecto Pataclau surgió en colaboración con su madre, quien, antes de fallecer, la ayudaba en la obtención de donaciones de periódicos, jabones, productos de higiene y alimentos, destinados a los refugios conocidos que requieren apoyo. Ambas se involucraron con diversos grupos para llevar a cabo acciones relacionadas con el rescate de animales en hogares donde sufrían maltrato, así como para plantar árboles y mejorar el hábitat de distintas especies, entre otras iniciativas.
Pataclau se ha enfocado especialmente en los animales que han sufrido por actos sexuales. De hecho, una de las perritas de Claudia, llamada Luna, fue rescatada en Cali: a ella la tenían amarrada de las extremidades en una terraza, y un sujeto la maltrataba cada vez que tenía oportunidad, también la agredía a través de actos sexuales. Claudia Velasco, junto a un equipo de rescatistas, buscaron autoridades específicas que han sido empáticos con su causa. “Subimos a la terraza por medio de una escalera. Luna era extremadamente delgada, podías ver sus costillas. Soltamos esta cuerda, la llevamos a un refugio en donde tuve toda la colaboración de hospitalización, la adoptamos y la llevamos al hogar”, recuerda Claudia Velasco.
La perrita tenía un temor extremo a los humanos, a tal punto que no podía acercarse a hombres. A medida que pasaban los meses, ganó confianza en su alrededor. Tres años después, Luna juega y corre libremente, confía en las personas, se deja acariciar y es feliz con otro tipo de personas. “Este proceso me recuerda que vale la pena seguir rescatando animales y también todo el tiempo invertido en que estuviera sana y salva. Todo fue gracias a un video que enviaron los videos, en donde se escuchaban los alaridos del animal”, menciona Claudia Velasco.
Si quiere ayudar a este albergue, puede comunicarse con el número de celular +57 315 6462812, en donde se reciben cobijas, toallas, sábanas que ya no utilicen, para proteger a los animales de la lluvia. También, el espacio recibe elementos de aseo. A varios animales les gusta que los visiten, por lo que puede comunicarse al número para llegar al espacio.
Peluditos con Futuro
Esta entidad está ubicada en Bogotá y comparte otra historia que involucra el rescate de animales. Actualmente, se albergan alrededor de 280 animales en su espacio. Este proyecto de rescate surgió cuando Carmenza Luna, quien estaba dedicada a proteger perros, comenzó a ayudar gradualmente a cientos de caninos a lo largo del tiempo. “Ella empezó a recoger animalitos, y fue así como en 2014 se estableció la fundación de manera oficial”, destaca una voluntaria que hace parte del refugio.
La rescatista recuerda que, cuando perdió su trabajo, comenzó a buscar un nuevo enfoque de vida, que incluyó el trabajo con otro tipo de animales. Es en este momento en donde conoció a la Fundación Peluditos, en donde asegura que volvió a encontrar “gente buena”: “los animales logran sobrevivir, con mucha dificultad, pero lo logran. Todavía hay gente que lucha por ellos”.
La rescatista tiene presente el motivo por el cual sigue dedicándose a esta pasión: conocer las historias de los animales que han sido adoptados, que, después de sufrir tanto, ahora tienen juguetes, amor y alegría. “Uno ve a los perritos jugando felices, después de no confiar y no haber comido hace tanto tiempo”, menciona Christiane.
Ella recuerda a una perrita que fue adoptada en la Costa, cuyo nombre era Akari. Después de aguantar hambre y maltrato, finalmente encontró a una familia, que le brindó una Navidad rodeada de personas, alimentación y abrigo. Actualmente, la perrita confía en las personas, se deja acariciar y es más cálida con los demás. “Yo solo me imaginaba qué estará pensando Akari: tiene su primera Navidad con comida y calor de hogar, con una familia”, recuerda Christiane.
Apoye a la fundación a través de los siguientes elementos:
Sus redes sociales: Facebook e
PayPal: Peluditoscolombia@gmail.com
Su Vaki.
Dannvalent Dog
Jenipher Carrero es directora de la Fundación Dannvalent Dog, ubicada en Guatavita, Cundinamarca. Ella ha dedicado 12 años de su vida al rescate y el cuidado de los animales del sector. Este espacio, que cuenta con 146 animales, ha sido un espacio seguro para varios perros y gatos que no se han encontrado desamparados en el abandono y la calle.
Ella recuerda a un pitbull llamado Jeringa, que había sido entrenado para peleas, lo que dificultaba su socialización normal. Debido a esto, se tomaban varias precauciones al interactuar con él. Sin embargo, se logró su adopción en un hogar sin otros animales. “El dueño entendía la necesidad de pasearlo con correa y bozal, dado su historial de entrenamiento para ataques. Fue reconfortante ver cómo esta persona aceptó a Jeringa con su pasado, ya que muchos rechazan a este tipo de perros. Yo pensé que nunca saldría de la fundación”, recuerda Carrero.
En retrospectiva, Jenipher Carrero no se arrepiente de su camino de vida y sus decisiones, pues ella considera que este trabajo ha sido esencial para cambiar la mentalidad de las personas y disminuir las historias trágicas que ocurren en las calles. “Ojalá dejemos de procrear tantos seres que nacen en calle, y terminan sufriendo el resto de sus vidas”, reflexiona Carrero.
Ella coincide con que uno de los factores que más dificultan el rescate animal son los pocos recursos que tienen las fundaciones, lo que puede dificultar su salud en el largo plazo. Además, Jenipher resalta que en los últimos meses, les ha costado significativamente brindar nuevas familias a los canes del lugar. “Entre el año pasado y este, ha sido un tema bastante difícil las adopciones. No sé si es porque todo está más costoso o nadie tiene tiempo. Pero no se están adoptando perritos”, lamenta Carrero.
La rescatista asegura que las personas que quieran colaborar con la fundación, pueden adoptar animales a través de sus redes sociales, pueden ser voluntarios y ayudar al proyecto, donar comida, medicina, antibióticos para el dolor, cobijas, ropa, entre otros elementos.