Cuando el amor por los animales termina en problemas de maltrato y negligencia
El Síndrome de Noé ocasiona que las personas acumulen un gran número de animales en su casa, o en espacios cerrados, por la empatía o cariño que sienten por ellos. No obstante, este comportamiento deriva en maltrato animal, problemas sanitarios y desprotección.
Sebastián Muñoz López
Santiago Henao Villegas, médico veterinario de la Universidad CES en Medellín, ha investigado casos de personas que acumulan animales de forma obsesiva, hasta el punto en que los tienen en pésimas condiciones de cuidado. El experto afirma que este problema se llama Síndrome de Noé, y consiste en acumular un gran número de animales de compañía en el hogar, normalmente perros y gatos, sin proporcionales los mínimos cuidados.
Leer: ¿Acumula mascotas? Cinco señales para identificar si tiene Síndrome de Noé
¿Cómo definiría el Síndrome de Noé?
También es conocido como el “síndrome de fatiga compasional por los animales”, que es bastante común con los perros y gatos, ocurre cuando las personas dejan de cuidarse, protegerse y garantizar sus necesidades básicas, para entregárselas a un individuo, generalmente vulnerable, como son los animales.
Esto sucede principalmente cuando las personas están frente a unas fuertes cargas emocionales. En la ciudad de Medellín y, según lo que muestra la literatura, se presenta esto como un fenómeno más común en las mujeres de edad avanzada, que están viudas y que sus hijos se van del hogar. Ellas comienzan a transferir este cariño a los animales, hasta que llega un momento en donde se pierde la noción básica del cuidado propio para dárselo a los animales. Pero esto suele venir acompañado con un deterioro de los animales también.
Le puede interesar: ¿Los gatos son menos dóciles que los perros? Esto dice la ciencia
¿Cómo detectar que una persona tiene este síndrome? ¿A partir de qué momento se puede determinar que una persona tiene demasiados animales?
Varias personas me han preguntado, “¿a partir de cuántos animales me vuelvo acumulador?”. Realmente, no es el número de animales lo que define el síndrome de acumulación: lo que sí lo establece es cuando las personas comienzan a descuidar sus necesidades básicas para dársela a los animales. Por ejemplo, dejan de bañarse, tener vínculos sociales, tener el ambiente ordenado, hasta el punto en que es perjudicial para ellos y para los animales.
En esto, las personas deben ser egoístas y primero deben privilegiar sus condiciones mínimas de bienestar, para poder darle bienestar a los animales. Algunos ciudadanos empiezan a almacenar animales en malas condiciones sanitarias y, en términos del bienestar animal, terminan bastante mal.
¿Cuál caso de Síndrome de Noé es el que más le marcó?
Recuerdo un grave caso en el barrio Prado Centro, aquí en Medellín, en donde la señora metía a los animales que morían debajo de su cama. El olor comenzó a molestar a la comunidad, pero ella no lo percibía.
¿Cuál es la forma de proceder cuando se descubren este tipo de casos? ¿Cómo deben actuar las autoridades y profesionales en salud mental cuando descubren este síndrome en una persona?
Aquí se debe desarrollar una intervención integral. ¿A qué me refiero con esto? Cuando hay animales que están abandonados, sin hogar, con necesidades, en varias ocasiones, suelen encontrar en este tipo de hogares y personas la alternativa para resolverlo.
Leer: ¿Pensando en adoptar una mascota? Estos son cinco consejos para nuevos dueños
Entonces, las diferentes ciudades y municipios deben tener una política clara de bienestar para la tenencia de animales. Del mismo modo, se debe intervenir con psicólogos, psiquiatras, médicos y ambientalistas, para establecer si el hogar en donde están las especies es un sitio adecuado para la tenencia de animales. Esto debe analizarse desde el punto de vista ambiental, para el barrio, pero también, con la compañía de médicos veterinarios, para determinar si se cumplen con los estándares mínimos de bienestar animal.
Del mismo modo, no se deben dejar a las personas a la deriva, por lo que se debe realizar acompañamiento con estos hogares desde la Secretaría de Medioambiente, Agricultura y Salud. Por ello, se debe garantizar vacunación, disposición adecuada de cadáveres, medicamentos mínimos, entre otros.
Leer: ¿Podría un perro unirse a una manada de lobos? Esto dice la ciencia
¿Qué opciones de tratamiento tienen las personas que sufren de este tipo de síndrome?
Las personas que sufren de esto empiezan a vivir una fuerte carga emocional, un distanciamiento físico y afectivo. En resumen, se sienten muy solas y encuentran en los animales una alternativa para entregar cariño. Esto no es malo, pero la alerta roja se prende cuando se sobrepasan los límites entre el vínculo de humanos y animales. El problema es que este síndrome, incluso si no tiene la intención, puede conllevar en problemas de maltrato y negligencia.
Es esencial el acompañamiento de profesionales del área de la salud. Hay que entender que este síndrome es una parafilia, o alteración en el vínculo que se establecen entre humanos y animales. Se debe hacer intervención integral con medicamentos veterinarios también, para que los animales no estén en la última línea.
¿Este síndrome también ocurre en hombres?
Solo hemos hablado de mujeres en esta entrevista, pero esto también ocurre bastante con hombres. Además, estas situaciones se vuelven más complejas cuando empiezan temas de mezcla entre especies, o sea, además de perros, tienen gatos. Debido a que estas especies son distintas, necesitan un manejo social diferente.
¿Qué consejo le daría a una persona que se percate que su vecino o alguien cercano puede tener este síndrome?
Que no juzgue a este tipo de personas, porque estamos hablando de un problema de salud mental. Pero intente llamar la atención del municipio y la autoridad ambiental, para que se haga una intervención oportunidad, para evitar que se recurra a prácticas que pueden dañar el bienestar de las personas y de los animales.
🐾 ¿Quiere estar al día y conocer las últimas noticias sobre el mundo animal? Lo invitamos a verlas en La Red Zoocial. 🐶🐱 Además, si tiene alguna historia o está interesado en contar la suya con su mascota, puede escribirnos a laredzoocial@elespectador.com
Santiago Henao Villegas, médico veterinario de la Universidad CES en Medellín, ha investigado casos de personas que acumulan animales de forma obsesiva, hasta el punto en que los tienen en pésimas condiciones de cuidado. El experto afirma que este problema se llama Síndrome de Noé, y consiste en acumular un gran número de animales de compañía en el hogar, normalmente perros y gatos, sin proporcionales los mínimos cuidados.
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¿Cómo definiría el Síndrome de Noé?
También es conocido como el “síndrome de fatiga compasional por los animales”, que es bastante común con los perros y gatos, ocurre cuando las personas dejan de cuidarse, protegerse y garantizar sus necesidades básicas, para entregárselas a un individuo, generalmente vulnerable, como son los animales.
Esto sucede principalmente cuando las personas están frente a unas fuertes cargas emocionales. En la ciudad de Medellín y, según lo que muestra la literatura, se presenta esto como un fenómeno más común en las mujeres de edad avanzada, que están viudas y que sus hijos se van del hogar. Ellas comienzan a transferir este cariño a los animales, hasta que llega un momento en donde se pierde la noción básica del cuidado propio para dárselo a los animales. Pero esto suele venir acompañado con un deterioro de los animales también.
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¿Cómo detectar que una persona tiene este síndrome? ¿A partir de qué momento se puede determinar que una persona tiene demasiados animales?
Varias personas me han preguntado, “¿a partir de cuántos animales me vuelvo acumulador?”. Realmente, no es el número de animales lo que define el síndrome de acumulación: lo que sí lo establece es cuando las personas comienzan a descuidar sus necesidades básicas para dársela a los animales. Por ejemplo, dejan de bañarse, tener vínculos sociales, tener el ambiente ordenado, hasta el punto en que es perjudicial para ellos y para los animales.
En esto, las personas deben ser egoístas y primero deben privilegiar sus condiciones mínimas de bienestar, para poder darle bienestar a los animales. Algunos ciudadanos empiezan a almacenar animales en malas condiciones sanitarias y, en términos del bienestar animal, terminan bastante mal.
¿Cuál caso de Síndrome de Noé es el que más le marcó?
Recuerdo un grave caso en el barrio Prado Centro, aquí en Medellín, en donde la señora metía a los animales que morían debajo de su cama. El olor comenzó a molestar a la comunidad, pero ella no lo percibía.
¿Cuál es la forma de proceder cuando se descubren este tipo de casos? ¿Cómo deben actuar las autoridades y profesionales en salud mental cuando descubren este síndrome en una persona?
Aquí se debe desarrollar una intervención integral. ¿A qué me refiero con esto? Cuando hay animales que están abandonados, sin hogar, con necesidades, en varias ocasiones, suelen encontrar en este tipo de hogares y personas la alternativa para resolverlo.
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Entonces, las diferentes ciudades y municipios deben tener una política clara de bienestar para la tenencia de animales. Del mismo modo, se debe intervenir con psicólogos, psiquiatras, médicos y ambientalistas, para establecer si el hogar en donde están las especies es un sitio adecuado para la tenencia de animales. Esto debe analizarse desde el punto de vista ambiental, para el barrio, pero también, con la compañía de médicos veterinarios, para determinar si se cumplen con los estándares mínimos de bienestar animal.
Del mismo modo, no se deben dejar a las personas a la deriva, por lo que se debe realizar acompañamiento con estos hogares desde la Secretaría de Medioambiente, Agricultura y Salud. Por ello, se debe garantizar vacunación, disposición adecuada de cadáveres, medicamentos mínimos, entre otros.
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¿Qué opciones de tratamiento tienen las personas que sufren de este tipo de síndrome?
Las personas que sufren de esto empiezan a vivir una fuerte carga emocional, un distanciamiento físico y afectivo. En resumen, se sienten muy solas y encuentran en los animales una alternativa para entregar cariño. Esto no es malo, pero la alerta roja se prende cuando se sobrepasan los límites entre el vínculo de humanos y animales. El problema es que este síndrome, incluso si no tiene la intención, puede conllevar en problemas de maltrato y negligencia.
Es esencial el acompañamiento de profesionales del área de la salud. Hay que entender que este síndrome es una parafilia, o alteración en el vínculo que se establecen entre humanos y animales. Se debe hacer intervención integral con medicamentos veterinarios también, para que los animales no estén en la última línea.
¿Este síndrome también ocurre en hombres?
Solo hemos hablado de mujeres en esta entrevista, pero esto también ocurre bastante con hombres. Además, estas situaciones se vuelven más complejas cuando empiezan temas de mezcla entre especies, o sea, además de perros, tienen gatos. Debido a que estas especies son distintas, necesitan un manejo social diferente.
¿Qué consejo le daría a una persona que se percate que su vecino o alguien cercano puede tener este síndrome?
Que no juzgue a este tipo de personas, porque estamos hablando de un problema de salud mental. Pero intente llamar la atención del municipio y la autoridad ambiental, para que se haga una intervención oportunidad, para evitar que se recurra a prácticas que pueden dañar el bienestar de las personas y de los animales.
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