Cuando la música “imita” el canto de las aves
Expertos explican por qué el canto de varios pájaros, como el comprapán y el garrapatero, sirven como inspiración para la composición de canciones, melodías e instrumentos.
Sebastián Muñoz López
Desde que José Manuel Gómez tiene uso de razón, en su pueblo existió una tradición que consistía en la realización de unos instrumentos musicales, que son llamados capadores o chiflos –que se caracterizan por ser pequeños, anchos y de cañas delgadas– en la región del Valle de Tenza, al sur del departamento de Boyacá. “Mi abuela me contaba que estas herramientas se hacían teniendo en cuenta los cantos de los pájaros del monte, de la vereda Aguaquiña, como el pájaro comprapán”, recuerda.
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Este indígena muisca del territorio de Pachavita, Boyacá, es docente, investigador y ha enfocado su trabajo en dar a conocer la cultura de su pueblo a través de la educación y la música. “Para construir el instrumento, mi abuela escuchaba cómo el pájaro comprapán cantaba, e iba cortando las cañas, para darle los mismos tonos de su melodía. Eran tres sonidos del canto del ave, había que cortar caña por caña, hasta lograr dar con sus mismos sonidos”, explica.
“La forma en que los antepasados nuestros construían los instrumentos musicales tenía que ver con un intento de replicación o imitación del sonido de los pájaros de su región”, explica Carlos Andrés Torres, licenciado en música de la Universidad de Antioquia, quien ha trabajado musicalizando obras teatrales, cortometrajes y componentes audiovisuales, utilizando sonidos de la naturaleza para generar un ambiente sonoro.
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El biólogo español Ramón Muñoz Chápuli, indaga en su artículo “¿Hay música en el canto de las aves?”, sobre la composición de pasajes musicales que han imitado el sonido de aves, como el ruiseñor y el cuco, “cuyos cantos aparecen en varias obras de Haendel, en la Tercera Sinfonía y en la Pas-toral de Beethoven, en Los pájaros de Respighi (quien añade la paloma y la gallina al lote), en Liszt, Grieg, Ravel, Vivaldi, Saint-Saens y muchos más”, puede leerse en el texto. En el escrito, Ramón Muñoz se pregunta si existen relaciones entre la música humana y la de las aves, así como si realmente se puede llamar “música” a este tipo de armonías.
Artistas que usan música de aves en sus composiciones
“El Supersón Frailejónico” es un grupo musical colombiano que nació en el año 2016 para construir ritmos a partir de música tradicional. El secreto de sus composiciones son los chiflos, el instrumento inspirado en el canto de pájaros, que comenzaron a usar después de desarrollar una investigación sobre este instrumento, en compañía de personas mayores del Valle de Tenza.
“Compusimos este tema para un pájaro de por acá de la sabana que está en peligro, al igual que muchos otros animales a los que les cantamos, y es el copetón”, puede escucharse en el video de su concierto.
Otro ejemplo es Simón Castaño, un músico que lleva 15 años trabajando con los sonidos de especies animales. Él es productor, compositor y diseñador de la flauta de agua, un instrumento de viento que utiliza la fluidez del agua, que está contenida dentro de la herramienta, para producir algunos sonidos semejantes a los cantos y vocalizaciones de diferentes pájaros, anfibios e insectos. Simón ha creado su propio colectivo musical, Quanta Cordillera, con el objetivo de recrear y reproducir los sonidos de animales en su música.
“Los instrumentos que se inspiran en sonidos de animales son especialmente comunes en las culturas prehispánicas. Por ejemplo, los silbatos de jaguar, los pájaros de agua de cerámica, las maracas y las guacharacas tienen una inspiración en sonidos de especies animales”, reconoce el experto.
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De hecho, varios compositores y músicos reputados parecen haber creado armonías basándose en los sonidos animales. Luzmila Carpio, cantante boliviana, imita a los pájaros de una manera increíble. Tiene un registro vocal que ha desarrollado a través de tesituras (es decir, el gamo o rango de notas musicales que una voz o instrumento musical pueden alcanzar al cantar o tocar), que van desde sonidos muy bajos, hasta muy agudos. Ella imita a todo tipo de animales, sobre todo a pájaros.
Julia Tchira es una compositora musical argentina que inspira sus melodías en aves en peligro de extinción, o animales en peligro de “ser silenciados para siempre”. Ella asegura que escucha estas voces, “singulares y vulnerables”, de los cantos de animales, para resignificarlos a través de su poética musical.
Pero, esto no solo ocurre en Latinoamérica. David Rothenberg es un compositor y artista de jazz, que ha venido intentando realizar “duetos” con pájaros en la naturaleza, imitando el sonido de ellos con un clarinete. De hecho, los primeros indicios de este tipo de prácticas comenzaron a percibirse en el año de 1924, con las sinfonías del compositor italiano Ottorino Respighi a quien se le atribuye ser el primero en usar cantos de pájaros en sus piezas musicales.
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Olivier Messiaen fue uno de los compositores y organistas más importantes en Francia, que utilizaba el canto de los pájaros y las transcripciones de sonidos de aves para la creación de su música. En su Catalogue d’Oiseaux (Catálogo de pájaros), el músico realizó un tributo a los paisajes y a la vida de aves en Francia, a través de la innovación en la armonía, la melodía y el ritmo.
Sin embargo, y como lo dice Carlos Andrés Torres, “no podemos confirmar que los animales tienen el mismo sentido estético que nosotros, por lo que no sabemos si hacen música por nuestros mismos motivos. Tampoco sabemos si el sonido que producen se puede denominar música”.
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La música de pájaros y aves se ha visto representada en las melodías de artistas y compositores que buscan recrear su sonido no solo con un objetivo estético, sino para enviar un mensaje de conservación y cuidado. En el corazón del Valle de Tenza, en la región del sur de Boyacá, esta tradición ancestral ha unido al arte con los sonidos de la naturaleza.
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Desde que José Manuel Gómez tiene uso de razón, en su pueblo existió una tradición que consistía en la realización de unos instrumentos musicales, que son llamados capadores o chiflos –que se caracterizan por ser pequeños, anchos y de cañas delgadas– en la región del Valle de Tenza, al sur del departamento de Boyacá. “Mi abuela me contaba que estas herramientas se hacían teniendo en cuenta los cantos de los pájaros del monte, de la vereda Aguaquiña, como el pájaro comprapán”, recuerda.
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Este indígena muisca del territorio de Pachavita, Boyacá, es docente, investigador y ha enfocado su trabajo en dar a conocer la cultura de su pueblo a través de la educación y la música. “Para construir el instrumento, mi abuela escuchaba cómo el pájaro comprapán cantaba, e iba cortando las cañas, para darle los mismos tonos de su melodía. Eran tres sonidos del canto del ave, había que cortar caña por caña, hasta lograr dar con sus mismos sonidos”, explica.
“La forma en que los antepasados nuestros construían los instrumentos musicales tenía que ver con un intento de replicación o imitación del sonido de los pájaros de su región”, explica Carlos Andrés Torres, licenciado en música de la Universidad de Antioquia, quien ha trabajado musicalizando obras teatrales, cortometrajes y componentes audiovisuales, utilizando sonidos de la naturaleza para generar un ambiente sonoro.
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Artistas que usan música de aves en sus composiciones
“El Supersón Frailejónico” es un grupo musical colombiano que nació en el año 2016 para construir ritmos a partir de música tradicional. El secreto de sus composiciones son los chiflos, el instrumento inspirado en el canto de pájaros, que comenzaron a usar después de desarrollar una investigación sobre este instrumento, en compañía de personas mayores del Valle de Tenza.
“Compusimos este tema para un pájaro de por acá de la sabana que está en peligro, al igual que muchos otros animales a los que les cantamos, y es el copetón”, puede escucharse en el video de su concierto.
Otro ejemplo es Simón Castaño, un músico que lleva 15 años trabajando con los sonidos de especies animales. Él es productor, compositor y diseñador de la flauta de agua, un instrumento de viento que utiliza la fluidez del agua, que está contenida dentro de la herramienta, para producir algunos sonidos semejantes a los cantos y vocalizaciones de diferentes pájaros, anfibios e insectos. Simón ha creado su propio colectivo musical, Quanta Cordillera, con el objetivo de recrear y reproducir los sonidos de animales en su música.
“Los instrumentos que se inspiran en sonidos de animales son especialmente comunes en las culturas prehispánicas. Por ejemplo, los silbatos de jaguar, los pájaros de agua de cerámica, las maracas y las guacharacas tienen una inspiración en sonidos de especies animales”, reconoce el experto.
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De hecho, varios compositores y músicos reputados parecen haber creado armonías basándose en los sonidos animales. Luzmila Carpio, cantante boliviana, imita a los pájaros de una manera increíble. Tiene un registro vocal que ha desarrollado a través de tesituras (es decir, el gamo o rango de notas musicales que una voz o instrumento musical pueden alcanzar al cantar o tocar), que van desde sonidos muy bajos, hasta muy agudos. Ella imita a todo tipo de animales, sobre todo a pájaros.
Julia Tchira es una compositora musical argentina que inspira sus melodías en aves en peligro de extinción, o animales en peligro de “ser silenciados para siempre”. Ella asegura que escucha estas voces, “singulares y vulnerables”, de los cantos de animales, para resignificarlos a través de su poética musical.
Pero, esto no solo ocurre en Latinoamérica. David Rothenberg es un compositor y artista de jazz, que ha venido intentando realizar “duetos” con pájaros en la naturaleza, imitando el sonido de ellos con un clarinete. De hecho, los primeros indicios de este tipo de prácticas comenzaron a percibirse en el año de 1924, con las sinfonías del compositor italiano Ottorino Respighi a quien se le atribuye ser el primero en usar cantos de pájaros en sus piezas musicales.
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Sin embargo, y como lo dice Carlos Andrés Torres, “no podemos confirmar que los animales tienen el mismo sentido estético que nosotros, por lo que no sabemos si hacen música por nuestros mismos motivos. Tampoco sabemos si el sonido que producen se puede denominar música”.
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