“El duelo por un animal puede ser tan duro como el que se vive por una persona”

El dolor que Laura Vidal sintió al perder a sus animales de compañía le ayudó a encontrar su misión de vida: acompañar a otros a sobrellevar este difícil proceso. Ella es la primera terapeuta en España dedicada especialmente al tratamiento del duelo por mascotas. Durante muchos años ha trabajado con animales, los cuales considera su pasión y su vida. Brinda conferencias, talleres y terapias para todos aquellos que no encuentran en psicólogos convencionales o en su entorno la ayuda, las palabras y la empatía que necesitan. Además, es autora de “Espérame en el arcoíris”, “Cuando ya no estás” y “Conmigo siempre”, libros que han llegado a ser bestseller en diferentes países de habla hispana.

El dolor que Laura Vidal sintió al perder a sus animales de compañía le ayudó a encontrar su misión de vida: acompañar a otros a sobrellevar este difícil proceso. Ella es la primera terapeuta en España dedicada especialmente al tratamiento del duelo por mascotas. Durante muchos años ha trabajado con animales, los cuales considera su pasión y su vida. Brinda conferencias, talleres y terapias para todos aquellos que no encuentran en psicólogos convencionales o en su entorno la ayuda, las palabras y la empatía que necesitan. Además, es autora de “Espérame en el arcoíris”, “Cuando ya no estás” y “Conmigo siempre”, libros que han llegado a ser bestseller en diferentes países de habla hispana.

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En entrevista con La Red Zoocial, Laura habla sobre sus libros, su trabajo y lo que requiere ayudar a otros a superar el duelo por la pérdida de sus animales.

¿Cómo nació la idea de su primer libro “Espérame en el arcoíris”?

Los animales son mi vida, siempre me han encantado. Me dedico a ser acompañante en el duelo debido a la perdida que yo misma sufrí por mis perrhijos, como yo los llamaba. Cuando ellos fallecieron me sentí muy sola, muy incomprendida, rodeada de muchos comentarios como “es solo un perro”, “ve y cómprate otro”, “no puede ser que estés así por algo tan tonto”, etc. Esto me llevó a buscar ayuda. Yo soy muy lectora, siempre me ha encantado leer, entonces empecé a buscar algún libro que hablara sobre el duelo por los animales y me di cuenta de que no había ninguno de este tema en español, esto fue en 2018. Yo misma me lancé a la aventura de escribir un libro. Al principio era escritura terapéutica, es decir, escribía para mí. Después pensé que tal vez todo lo que yo estaba pasando y sintiendo podía servir para ayudar a otras personas y dar visibilidad al duelo animal, un duelo que, por lo menos aquí en España, es muy invalidado.

Cuando lo terminé estuve a punto de no publicarlo, pensaba: “tú no eres nadie para escribir un libro”, “no te lo va a comprar nadie”, “la gente se va a reír de ti”, “si ya se ríen de ti porque estás sufriendo tanto por unos animales, imagínate cuando sepan que has escrito un libro sobre ese tema”. De pronto, en medio de esas dudas, tuve una nueva perdida: un peludo al que había adoptado hacía muy poquitos meses. En ese momento estaba embarazada y debido al shock o a la impresión, no lo sé exactamente, perdí también al bebé que estaba esperando. Ese fue el empujón final para decidirme a publicar el libro.

¿Cómo reaccionó al éxito que tuvo?

Yo estaba trabajando como auxiliar de veterinaria y publiqué el libro sin imaginar la acogida que iba a tener. Empecé a ver como se vendía cada vez más y me empezaron a llegar comentarios, reseñas, personas que se sentían tan solas y perdidas como yo. Fueron estas mismas personas las que me solicitaron acompañarlos en el duelo. En un acto de fe y siguiendo mi corazón, dejé mi trabajo, que era un trabajo fijo y estable, para formarme como terapeuta del duelo animal. No hay una formación específica que sea para animales, yo he tenido que hacer muchas: me formé como acompañante en el duelo de personas, como coach y como ‘doula’ del alma animal, que es esa persona que acompaña a los animales en sus últimos momentos. Ahí fue cuando empecé este trabajo, que para mí, más que un trabajo, es una misión de vida.

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¿Qué la hizo escribir “Cuando ya no estás” y “Conmigo siempre”?

Cuando ya llevaba dos años con este trabajo me contactaron desde la editorial Penguin Ramdom House y me propusieron escribir un nuevo libro. En esos años acompañando a personas aprendí tanto que sentía que Espérame en el arcoíris se quedaba corto. Había cosas que desconocía en aquel momento y que tenía que compartir, sentía que se las debía a mis lectores. Mi segundo libro, Cuando ya no estas, es mucho más práctico y terapéutico.

¿Qué diferencia hay entre sus tres libros?

Espérame en el arcoíris, mi primer libro, es muy personal, emotivo y sentimental. Yo misma estaba viviendo mi duelo cuando lo escribí. Hace reír y llorar. Introduce en el tema del duelo animal, ayuda enormemente a sentirse comprendido y validado en el proceso, trata el tema del duelo en los niños y se puede leer antes, para prepararnos, o después de la despedida de nuestro peludo. Cuando ya no estás, mi segundo libro, nació de la necesidad de compartir todo lo aprendido después de ayudar a miles de personas a transitar sus duelos de forma profesional y profunda. Es más práctico y contiene ejercicios para realizar por el lector. Trata el sentimiento de culpa en el duelo animal y contiene cartas e historias reales de mis pacientes. Es para leer y trabajar en el momento del duelo. Conmigo Siempre, mi último libro, es un viaje de descubrimiento hacia el camino que recorren las almas de los animales antes y después de estar en esta vida física. Es un libro que abraza la parte científica y espiritual de la vida después de la vida. Habla del viaje de las almas humanas y animales, contiene entrevistas a expertos de varias materias, desde psicólogos a comunicadoras animales y trata el tema de la reencarnación. Se puede leer indistintamente de si estás en duelo o no.

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En su trayectoria como terapeuta de duelo animal, ¿qué ha aprendido?

No creo que haya un trabajo que te proporcione más aprendizajes que trabajar con la muerte y el duelo, porque son aprendizajes de vida, de priorizar, de cómo manejar el tiempo, de cómo relacionarte con tus seres queridos, de abrir la mente. Para mí es un aprendizaje brutal. Recoger, abrazar a esas personas que llegan en pedazos, muy tristes, muy infelices, muchas veces sin esperanza, diciéndome que ya nunca van a volver a ser felices. Yo creo que acompañar a la persona en el duelo es ver como transforma ese dolor en amor.

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¿Por qué se refiere a ellos como peludos y no como mascotas?

La misma palabra mascota ya significa objeto, cosa que da buena suerte. Para mí es primordial aceptar que ahora mismo estamos viviendo un cambio de paradigma en donde los animales han pasado de ser “objetos de la familia”, para ser un miembro más, con toda la amplitud que eso tiene a nivel emocional y psicológico. De hecho, cada vez se habla más de familias interespecie o multiespecie, donde el perro, el gato o el animal que sea ya no está por debajo de los demás. No es una cosa que si se muere no pasa nada porque voy a la tienda y me compro otra, como si estuviéramos hablando de un móvil o de una lavadora. Es un ser irremplazable en nuestra vida y que va a dejar una huella y un vacío con su partida.

¿Hay alguna diferencia entre el duelo por la muerte de una persona y el duelo por la muerte de un animal de compañía?

No tiene por qué haberla. Una persona puede forjar una relación con un animal más enriquecedora que con la de una persona. Donde sí encontramos diferencia, es en la compresión que vamos a tener. Cuando muere una persona generalmente encontramos más empatía y apoyo que cuando se trata de un animal. Otra gran diferencia es el sentimiento de culpa, que en la muerte de los animales suele ser muy importante y difícil de gestionar. Al final los animales son seres que dependen de nosotros y muchas veces tendemos a culpabilizarnos de todo lo que les ocurre: si hemos decidido realizarles la eutanasia nos culparemos, si mueren por un accidente nos culparemos, si sufren de una enfermedad y es demasiado tarde para actuar nos culparemos. La culpa es el sentimiento estrella en el duelo por los animales.

Para los niños, en muchas ocasiones su primer contacto con la muerte es con la despedida a un perro, un gato u otro animal de compañía, ¿cómo debemos gestionarlo con ellos?

Para los niños lo mejor es ser sinceros, intentar hablar sin metáforas y pensar que si nosotros tapamos o escondemos la muerte de un animal no estamos ahorrándoles un sufrimiento, sino que estamos quitándoles una oportunidad enorme de aprender a gestionar el duelo. Hay que recordar que después van a tener que seguir enfrentándose a muchas muertes de seres cercanos como, por ejemplo, los abuelos. Debemos darles la oportunidad de hacer ese trabajo de duelo, de gestionar esas emociones y acompañarlos en este proceso.

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¿Qué le diría a alguien que en este momento está pasando por un duelo por la muerte de un animal de compañía?

Que se lo tome con mucha seriedad, que se informe, haga cursos, busque ayuda si es necesario y se permita sentir. Le diría que no se sienta presionado, invalidado o desautorizado por la sociedad. El duelo por un animal puede ser tan duro como el que se vive por una persona y tiene que tomarse con seriedad. El tiempo no lo cura todo, eso es mentira, el tiempo ayuda si nosotros hacemos lo que debemos hacer, que es nuestro trabajo interno. Yo siempre digo que es importante acercarse al tema y buscar ayuda. Recomiendo a las personas irse preparando desde antes, no esperar, que eso es lo que hace el 90% de la gente. Desde el momento en el que tenemos un animal sabemos que posiblemente va a fallecer antes de nosotros, entonces es muy importante empezar a acercarnos en este tema, comenzar a generar herramientas para que la muerte y el proceso de duelo sea menos traumático.

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