Experimentación con animales: ¿cómo está Colombia en materia de regulación?

Desde 1979, cada 24 de abril se conmemora el Día Internacional del Animal de Laboratorio, establecido por la Asociación Internacional contra los Experimentos Dolorosos en Animales (IAAPEA), la cual fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta fecha busca visibilizar la realidad de millones de animales que anualmente son utilizados para la experimentación científica, cosmética, farmacéutica, entre otras.

Desde 1979, cada 24 de abril se conmemora el Día Internacional del Animal de Laboratorio, establecido por la Asociación Internacional contra los Experimentos Dolorosos en Animales (IAAPEA), la cual fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta fecha busca visibilizar la realidad de millones de animales que anualmente son utilizados para la experimentación científica, cosmética, farmacéutica, entre otras.

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De acuerdo con la Coalición Europea para poner fin a los Experimentos con Animales (ECEAE), organización internacional que opera activamente a favor de los derechos de los animales y, en particular, de la abolición de los experimentos con ellos, se estima que cada año 115 millones de animales son utilizados en laboratorios. El informe también señala que la mayoría de las pruebas se llevan a cabo sin anestesia o analgésicos y que las sustancias tóxicas pueden causar sufrimiento durante largos períodos.

En Colombia, existen algunas normas referidas a este tema. En primer lugar, está la Ley 84 de 1989 (Estatuto Nacional de Protección de los Animales), la cual establece las condiciones que se deben tener para la experimentación e investigación con animales.

Esta normativa también destaca la exigibilidad de permisos por parte del gobierno nacional y de los gobiernos territoriales para el desarrollo de estas actividades, así como el establecimiento de algunos criterios técnicos y científicos para que su desarrollo.

Por otro lado, la Resolución 8430 de 1993 (Norma científico-técnica para la investigación en salud) establece restricciones al uso de los animales para enseñanza superior, supervisión de los bioterios y la responsabilidad por parte del director de la institución que investigue con animales.

Asimismo, la Ley 576 de 2000 (código de ética para el ejercicio profesional de la medicina veterinaria y la zootecnia), establece el código deontológico que debe cumplir el médico veterinario y zootecnista para el ejercicio de su profesión.

Por último, está la Ley 2047 de 2020, la cual prohíbe la experimentación científica en animales con fines cosméticos. Esta normativa comenzará a regir a partir de agosto de 2024.

Sin embargo, para Juliana Barberi, directora de la corporación RAYA (Red de Ayuda a los Animales), en el país la normativa es precaria, debido a que las recomendaciones para el manejo de animales de laboratorio son genéricas. Además, la ley no aclara las pautas para determinar si el acto es imprescindible para el estudio y el avance de la ciencia.

“Las regulaciones continúan permitiendo que las vidas de los animales estén a merced del ser humano y simplemente morigeran algunas de las prácticas más crueles respecto a estos. Ninguna regulación tiene una consideración real del valor intrínseco que tienen los animales. La única salida ética frente a este conflicto sería la prohibición de todas las prácticas de experimentación con animales”, aseguró Barberi en conversación con El Espectador.

De igual forma, el expresidente de la Asociación Colombiana para la Ciencia y Bienestar del Animal de Laboratorio (ACCBAL), Dr. Manuel Góngora Medina, asegura que la reglamentación vigente en el país se debe modificar para garantizar el bienestar de estos animales.

“Son leyes que deben ser actualizadas, se formularon hace ya años y ahora hay nuevas formas de utilizar a los animales en el ámbito de la investigación. Estos modelos regulatorios deben ser actualizados para que los laboratorios realmente cumplan con todos los requerimientos necesarios a nivel ético y de bienestar para los animales”, dijo el Dr. Góngora en conversación con El Espectador.

De acuerdo con la corporación RAYA, la normativa tampoco explica las pautas para verificar las condiciones de alojamiento, mantenimiento, cuidado y uso de los animales. Igualmente, la conformación de los comités de bioética es compleja para las instituciones, ya que uno de los integrantes debe pertenecer a la autoridad administradora de los recursos naturales y otro debe ser miembro de la Junta Coordinadora Nacional de las Sociedades Protectoras de Animales.

“Esto es un asunto de ética, principalmente. Explotar a otros animales para la consecución de unos fines que tenemos como humanidad, por loables que parezcan, no es algo que pueda ser justificado desde el punto de vista ético. La idea de ‘regular´ las experimentaciones científicas con animales se han basado principalmente en una idea utilitarista, que de alguna manera ha intentado maximizar los beneficios que obtenemos los humanos y ´disminuir´ los perjuicios para los animales”, afirma Barberi.

Por su parte, Góngora expresa que el uso de animales de laboratorio es una situación dilemática que genera conflictos éticos importantes en la sociedad. “Estamos utilizando animales con fines antropocéntricos en investigaciones que son dañinas para ellos, que no son terapéuticas ni consensuadas y que generan un beneficio para los hombres, para la humanidad. En ese sentido, hay una obligación ética y moral. Estos animales solamente se deben usar cuando es estrictamente necesario y cuando genera un beneficio importante para el hombre, para otras especies o para el ecosistema”, manifiesta el Dr. Góngora.

La directora de RAYA (Red de Ayuda a los Animales) concluye que en Colombia no existe ni está en trámite ninguna norma que reglamente la producción, manejo y uso de animales con fines de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación. La normativa, según Barberi, debería incluir una serie de consideraciones mínimas sobre el manejo, el alojamiento y el cuidado de los animales de laboratorio.

Sin embargo, las organizaciones defensoras de los derechos de los animales aseguran que, más allá de reformar la ley, el objetivo principal es prohibir la experimentación en animales para todo tipo de fines.

“La protección a los animales respecto a la experimentación científica tiene por lo menos dos necesidades: de un lado, fortalecer la actividad institucional para exigir con rigurosidad el cumplimiento de los requisitos que actualmente están vigentes y sancionar a todas aquellas personas que no los cumplen, mientras se protege a todos los animales víctimas de estas prácticas inadecuadas. De otro lado, y el objetivo principal en esta defensa, se requiere la prohibición definitiva de todas las formas de experimentación científica con animales para todos los fines”, declaró Barberi.

De acuerdo con el Dr. Manuel Góngora, se ha evidenciado que en la actualidad varias instituciones desconocen la prohibición del artículo 25 de la Ley 84 de 1989, el cual “prohíbe realizar experimentos con animales vivos, como medio de ilustración de conferencias en facultades de medicina, veterinaria, zootecnia, hospitales o laboratorios o en cualquier otro sitio dedicado al aprendizaje, o con el propósito de obtener destreza manual”. Además, se han registrado denuncias recientes que evidencian la violación a la reglamentación existente.

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“Las industrias y muchos de estos grandes laboratorios son muy reacios a cambiar las dinámicas que vienen con el empleo de los animales de investigación. Sin embargo, en Colombia es importante e imperativo hacer dos cosas: actualizar las leyes para poder proteger a los animales y constituir prácticas adecuadas dentro del marco ético y de bienestar cuando se empleen animales de investigación”, concluye el Dr. Góngora.

Por el momento, los grupos de protección animal, tanto nacionales como internacionales, continúan con el desarrollo de metodologías alternativas de investigación que no impliquen el uso de animales, sobre todo, en áreas como la toxicidad, la neurociencia, la seguridad cosmética y el desarrollo de fármacos.

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