Fatiga por compasión, el trastorno silenciado que afecta a veterinarios y rescatistas
Veterinarios, rescatistas, proteccionistas y trabajadores de refugios están en constante contacto con el sufrimiento animal. Producto de esto, un gran porcentaje de ellos termina desarrollando fatiga por compasión, un trastorno psicológico que muy pocos conocen y que supone un riesgo tanto para las personas como para los animales.
Laura Tatiana Vargas Lizarazo
Ser veterinario, rescatista o proteccionista es una vocación que requiere de un amor incondicional hacia los animales. Sin embargo, los infortunios que vienen con este tipo de trabajos, como enfrentar a diario el sufrimiento y la muerte, pueden llegar a afectar en gran medida la salud de las personas.
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Ser veterinario, rescatista o proteccionista es una vocación que requiere de un amor incondicional hacia los animales. Sin embargo, los infortunios que vienen con este tipo de trabajos, como enfrentar a diario el sufrimiento y la muerte, pueden llegar a afectar en gran medida la salud de las personas.
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La fatiga por compasión es un trastorno reconocido dentro del campo de la psicología que afecta a un gran número de profesionales dedicados al cuidado de los animales. El Doctor Charles Figley, profesor de salud mental de la Universidad de Tulane, Luisiana, la define como “un estado extremo de tensión y preocupación por el sufrimiento de quienes requieren ayuda, hasta el punto de que puede generar un estrés traumático secundario en el cuidador.”
David Vélez es un médico veterinario desde hace 13 años y durante su carrera ha estado en diferentes áreas, por lo que ha podido ver la problemática desde diferentes perspectivas. Para él hay varios puntos que pueden estar involucrados: confundir vocación con obligación, la percepción de los tenedores de mascotas, la inmediatez que exige la profesión y la eutanasia y el sufrimiento.
“Por definición, la eutanasia es la muerte provocada mediante un proceso humanitario sin padecimiento ni dolor, y está indicada cuando la mascota está sufriendo y no hay nada que hacer, por ejemplo una enfermedad terminal como cáncer, falla renal crónica, etc. Es algo a lo que los profesionales no nos acostumbramos nunca y cada caso nos deja una huella, nos va cargando emocionalmente sin darnos cuenta, en ocasiones porque los tutores no están dispuestos a hacer más y toman la salida fácil”, señala el profesional a La Red Zoocial.
De acuerdo con Briggith Alejandra Briceño, proteccionista y rescatista de animales desde hace 10 años, el abandono, el maltrato, los comentarios de los tenedores irresponsables y muchas otras situaciones pueden afectar la salud mental de quienes trabajan en este campo.
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“Son muchos factores. Desde mi punto de vista el trabajo con los animales es una mirada a lo frágil que puede ser la vida, a lo fácil que se puede acabar, esto es un tema que genera ansiedad. Manejar a la gente que todavía tiene pensamientos arcaicos sobre la tenencia animal y tratar de explicarles o de cambiar su pensamiento es agotador. El manejo de un refugio es desgastante, los animales son hermosos, pero su tenencia a veces exige mucho. Además, el tema del dinero cuando se es rescatista o se tiene un refugio es algo que a menudo agobia porque uno no sabe si va a alcanzar, cómo vas a hacer para alimentarlos y si se enferman, cómo vas a pagar el veterinario”, cuenta Briggith a La Red Zoocial.
Según explica la proteccionista, este sentimiento de desgaste mental puede ser tan grande que incluso afecta el desempeño y rendimiento de quienes dedican su vida a cuidar y salvar perros, gatos y otros animales. “Conozco veterinarios que, por la cantidad de trabajo, no dan un diagnóstico oportuno y pueden generar, primero, más gasto de dinero a los propietarios y, segundo, empeoramiento del estado de salud del animal por la demora del diagnóstico”, asegura Briggith.
Una investigación publicada por la Universidad Nacional de Colombia, en donde se entrevistó a 150 médicos veterinarios que laboran con pequeños animales en la ciudad de Bogotá, concluyó que el deterioro emocional de los profesionales, causado por sobrecargas de trabajo, ponen en riesgo la salud de los animales. En dicho estudio, los mismos veterinarios aseguraron haber cometido errores como sobredosificaciones, olvidos terapéuticos, entre otros.
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“El cansancio físico y mental produce además un bajo rendimiento en nuestras actividades cotidianas, sentimientos de culpa, pesadez e irritabilidad. Somos capaces de tener tanta empatía con el animal que adoptamos su sufrimiento y es cuando comenzamos a tener problemas de salud”, afirma Carolina Ardila, animalista, rescatista y peluquera canina y felina profesional, a La Red Zoocial.
Según explica la rescatista Ardila, otro factor importante en este trastorno es el aislamiento social, esto debido a que, de una u otra forma, quienes trabajan con animales prefieren interactuar más con ellos que con otras personas. “El rescate de animales nos hace ser ermitaños. Nos vamos alejando poco a poco de la vida familiar y de los amigos más cercanos, dejando de compartir cosas básicas como ir a fiestas o al cine. Es importante hacer un balance entre cuidar animales y disfrutar también de una vida externa”, dice Ardila.
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Alto riesgo de suicidio
En septiembre de 2014, Sophia Yin, una reconocida veterinaria y etóloga estadounidense, se suicidó a sus 48 años. Este trágico hecho, sumado a cientos de casos más, alertó a todo el gremio de la medicina veterinaria de que algo no estaba bien.
De acuerdo con un estudio publicado en Journal of the American Veterinary Medical Association, entre 1979 y 2015, la tasa de suicidios entre los veterinarios era entre dos y tres veces y media mayor que la de la población estadounidense en general. Asimismo, un estudio realizado en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), observó que aproximadamente 1 de cada 3 veterinarios padecía ansiedad y 1 de cada 6 había considerado alguna vez el suicidio.
Estos hallazgos, además de sorprendentes, indican que los problemas de salud mental son algo serio y frecuente en este campo profesional. Así lo confirma Iván Corredor, médico veterinario de pequeños animales: “es algo frecuente en nuestra profesión. Son varios factores los que influyen. Todo pasa por no saber llevar nuestras emociones en momentos de dificultad: la falta de dinero, la falta de tiempo o debido a una situación relacionada con alguna complicación médica o con el propietario o tutor”, dice el profesional.
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De acuerdo con los médicos veterinarios entrevistados, en Colombia, el fenómeno de la fatiga por compasión no ha sido evaluado a profundidad, y aunque sí ha sido considerado, hasta el momento son pocas las publicaciones sobre el tema. Veterinarios, rescatistas, proteccionistas y trabajadores de refugios de animales concuerdan con que es necesario visibilizar este problema frecuente y, al mismo tiempo, bastante desconocido.
“Existe la necesidad de que en el ámbito de los cuidados de animales se lleve a cabo educación y formación en diferentes aspectos, principalmente para prevenir la fatiga por compasión. Pedir ayuda de un profesional, mejorar en uno mismo el manejo de las emociones, el cómo digerirlas. Es complicado decir algo puntual que pueda mejorar desde el exterior, porque son muchos temas de nunca acabar. Solo queda hacer un análisis retrospectivo interior y llevar a cabo un acompañamiento psicológico”, concluye Briggith.
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