¿Cómo saber si mi gato es dominante o sumiso?
El tipo de personalidad o estatus que tenga el felino no justifica comportamientos violentos hacia otras personas u animales.
Normalmente, se cree que aquel animal con reacciones agresivas tiene un carácter dominante, sin embargo, es una conjetura errónea. Ya que al mencionar la dominancia, se utiliza el término de mala forma y por esto se pueden relacionar algunos comportamientos que poco o nada tienen que ver con la personalidad de la criatura.
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De acuerdo con ExpertoAnimal, y en el caso específico de los gatos, si varias de estas mascotas conviven entre sí, será más fácil analizar sus conductas y determinar cuáles tienen una personalidad dominante. “Los comportamientos específicos asociados al rango dominante no se manifiestan de forma continuada, de hecho, solo suelen presentarse cuando aparece en escena un recurso que a todos los gatos les parece valioso, como puede ser una localización concreta donde descansar”, comparten los expertos y aclaran que justo el espécimen dominante puede conseguir lo que desea por medio de:
- Adoptar una postura corporal tensa
- Mantener la mirada fija en sus congéneres
- Rociar la zona con orina
- Hacer movimientos rápidos con la cola
- Emitir algunas señales de amenaza (como gruñir o mostrar los dientes)
En consecuencia, si el resto de animales comprende y respeta este lenguaje, no se desencadenará ningún conflicto, pero si esto no ocurre, los gatos podrían llegar a propinarse zarpazos o incluso a morderse, aunque esto no es lo más frecuente.
Con respecto al lado opuesto, es decir, los gatos sumisos pueden ser más tranquilos y esto es notorio en cómo giran o aplanan sus orejas, bajan la cola e incluso la meten entre sus patas traseras. Del mismo modo, se muestran neutral, evitan el contacto visual, y de vez en cuando se encuentran de espalda o con el vientre hacia arriba, para mostrar vulnerabilidad como prueba de conformidad.
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Otros comportamientos que suelen tener los gatos sumisos aparecen cuando se encuentra con otro animal de su misma especie, le ofrecen un cordial saludo pasando su mejilla o rozando su cabeza. Después de que se hayan dimensionado el uno al otro, el gato más sumiso puede acercar su cuerpo al suelo y golpear la cola.
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Normalmente, se cree que aquel animal con reacciones agresivas tiene un carácter dominante, sin embargo, es una conjetura errónea. Ya que al mencionar la dominancia, se utiliza el término de mala forma y por esto se pueden relacionar algunos comportamientos que poco o nada tienen que ver con la personalidad de la criatura.
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En consecuencia, si el resto de animales comprende y respeta este lenguaje, no se desencadenará ningún conflicto, pero si esto no ocurre, los gatos podrían llegar a propinarse zarpazos o incluso a morderse, aunque esto no es lo más frecuente.
Con respecto al lado opuesto, es decir, los gatos sumisos pueden ser más tranquilos y esto es notorio en cómo giran o aplanan sus orejas, bajan la cola e incluso la meten entre sus patas traseras. Del mismo modo, se muestran neutral, evitan el contacto visual, y de vez en cuando se encuentran de espalda o con el vientre hacia arriba, para mostrar vulnerabilidad como prueba de conformidad.
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