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Hace algunas semanas, un gato naranja y hambriento apareció en un vecindario, buscando desesperadamente comida. Los voluntarios del refugio Alley Cat Rescue, ubicados en el sur de California, se toparon con el gato rayado y notaron de inmediato sus grandes ojos. Este refugio se encarga de cuidar una colonia local de gatos.
En este momento, la zona estaba siendo azotada por fuertes lluvias, y este habitante callejero luchaba por encontrar alimento y un refugio seguro. Los voluntarios lo rescataron utilizando métodos humanitarios, y lo llevaron a una clínica donde descubrieron que tenía un carácter amigable y afectuoso.
Si bien el gato estaba hambriento, plagado de pulgas y con marcas de garras en su nariz, detrás de su mirada cansada se escondía un alma dulce y cariñosa, anhelando amor y protección. “A pesar de no encontrar un microchip ni anuncios de gatos perdidos en línea, decidimos incluirlo en nuestro programa de crianza”, mencionó la fundación. Con cariño, lo bautizaron como Percy, y esa misma noche “se acurrucó, contemplando la lluvia caer a través de un tragaluz”, mencionó Alley Cat Rescue.
Percy se acomodó en un escritorio, rodeado de dos pantallas de computadora, mientras tomaba su tiempo para relajarse y adaptarse a su nuevo entorno. Después de luchar solo en el exterior durante tanto tiempo, Percy finalmente estaba aliviado de estar lejos de la lluvia, con la barriga llena y en un lugar cómodo para descansar.
Según narra el portal LoveMeow, no pasó demasiado tiempo antes de que Percy dejara atrás su timidez y buscara afecto. Tras unos días sin preocupaciones en el interior, el pelaje del gato comenzó a lucir más brillante y limpio, y la fatiga en sus ojos desapareció. A medida que se acostumbraba a su nuevo espacio y se abría a sus cuidadores, pasó de acurrucarse en un rincón del escritorio a buscar el regazo de una persona. Percy descubrió su pasión por los abrazos y el cariño de las personas, por lo que se convirtió en un motor de ronroneo constante.
Con su gran tamaño, Percy llenaba el regazo de su humano, transformándose en una especie de rosquilla ronroneante. Cuando su madre de crianza se alejaba por un momento, Percy se acurrucaba en su silla, manteniéndola cálida hasta su regreso. El gato ofrecía “ayuda” en la oficina y disfrutaba compartiendo asiento con su gente, sintiéndose seguro y querido.
Percy logró ganarse los corazones de una familia, quienes lo recibieron con los brazos abiertos. Por ello, se ha adaptado maravillosamente a su nuevo hogar. De hecho, el felino suele compartir la cama con su familia todas las noches y la despierta con ronroneos y abrazos cálidos por la mañana.
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