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Hace unas semanas un gato llamado Kroshik, apodado cariñosamente Migajas, conmocionó a las redes sociales y a los amantes de los animales tras ser rescatado del sótano de un hospital en la ciudad de Perm, en Rusia. Este felino de color naranja tenía un peso de 17 kilos, lo que, según sus rescatistas, lo convertía en uno de los gatos más pesados del mundo.
Desafortunadamente, el Refugio Matroskin Permse, lugar que cuidaba al gato, dio a conocer recientemente el fallecimiento de Migajas a los 12 años de edad. De acuerdo con el albergue, el felino empezó a manifestar dificultad para respirar el pasado sábado, por lo que fue llevado a una clínica veterinaria, donde lo colocaron en una cámara de oxígeno.
A pesar de que recibió toda la atención médica posible, su cuerpo no aguantó y murió en la madrugada de este domingo 27 de octubre. Hasta el momento, se desconoce la causa precisa de su fallecimiento, pero los análisis preliminares indicarían que tenía metástasis en el bazo y otros órganos.
La historia de Migajas
El refugio de animales de Matroskin, quien rescató a Migajas en septiembre de este año, informó que el minino fue víctima del “exceso de amor de sus dueños”, quienes lo sobrealimentaron. Este comportamiento, lejos de ser algo bueno, afectó gravemente su salud. El animal comenzó a subir exageradamente de peso hasta que ya no pudo moverse más.
“Cayó bajo los golpes de un fuerte amor que no le permitió vivir una vida normal. Es un caso extremadamente raro en el que alguien amaba tanto a un gato que lo engordó hasta el punto de que ya no puede moverse”, escribió el refugio a través de sus redes sociales.
El albergue indicó que el felino fue encontrado en el sótano de un hospital, lugar donde residía. Tras ser rescatado, los médicos veterinarios le realizaron exámenes para confirmar su estado de salud, tarea que fue bastante complicada debido a su enorme tamaño. Debido a la “enorme capa de grasa” debajo de la piel del felino, los miembros de la clínica no pudieron realizarle una ecografía. “Los sensores simplemente no funcionaban”, aseguraron los especialistas.
En un primer momento, se pudo comprobar que el animal tenía una respiración estable y pesada sin signos de insuficiencia, mientras que su apetito y defecación eran espontáneas. Por esta razón, Migajas fue puesto en un programa de dieta y ejercicios especializados, con los que se buscaba que perdiera entre 70 y 150 gramos a la semana. El objetivo final era que la mascota alcanzara su peso ideal de entre 5 y 7 kilogramos.
En sus últimas semanas, el gato vivió en un centro de rehabilitación rodeado de especialistas y cuidadores que se aseguraban de seguir su estricta dieta. Los integrantes del refugio mencionaron que este proceso de recuperación era nada económico, pues necesitaba de alimento especial para gatos con sobrepeso y procedimientos de rehabilitación. Sin embargo, estaban dispuestos a hacer todo lo necesario para que Migajas pudiera tener una vida mucho más digna.
En las últimas semanas, Migajas volvió a caminar por sí mismo, aprendió a subir pequeñas alturas para acomodarse en un sofá o puf a su antojo y ronroneaba cuando disfrutaba de las caricias y el amor del personal.
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