Perdió a su mascota y adoptó al gatito más triste del refugio: esta es la historia

No hay dolor más grande que perder a un animal de compañía. Al igual que sucede con la muerte de un familiar o amigo cercano, quienes pierden a un peludo pueden llegar a experimentar ansiedad, estrés o tristeza.

El duelo es diferente en cada persona. Hay quienes deciden cerrar su corazón y no volver a adoptar, porque el dolor es inmenso; mientras que otros, después de un tiempo, deciden que la mejor manera de honrar a su peludo es abriéndole las puertas de su casa a un nuevo animal que lo necesite. Este fue el caso de Andrew McCarthy.

McCarthy (@AJamesMcCarthy) compartió su historia en la red social X: “He sentido un vacío en mi vida desde que mi gato falleció el año pasado, así que fui y adopté al gato con los ojos más tristes en el refugio. Espero que le guste Bailey y la astronomía y pueda darle ojos felices”.

El astrofotógrafo, que vive en Arizona, Estados Unidos, perdió a su preciado gatito Calvin el año pasado, dejando un profundo vacío en su vida. En un anhelo de tapar ese hueco, decidió adoptar al gato más viejo de un refugio y así fue como, sin esperarlo, encontró el consuelo que tanto necesitaba.

Gregory, como se llama el gato, ayudó a McCarthy a superar los días oscuros. Los dos estaban inmersos en una tristeza profunda: el gatito porque no encontraba una familia y él, porque había perdido a su fiel amigo gatuno.

“Gregory fue adoptado en el refugio de animales del condado de Pinal, en Arizona. Había bastantes gatitos jugando y gritando para llamar la atención, pero Gregory, a quien llamaban Boots en el refugio, estaba tranquilo, escondido en la parte trasera de su jaula”, dijo McCarthy a Newsweek.

El hermoso y esponjoso gato naranja era el residente más antiguo del refugio. Sus ojos llenos de tristeza, y su comportamiento parco, llamó la atención del astrofotógrafo. “He sentido un vacío en mi vida desde que mi gato falleció, así que adopté al gato más triste del refugio. Sus ojos tristes me hablaron”, agregó.

Al salir del refugio, el gato naranja no hizo ningún gesto o ruido. Estaba angustiado porque no sabía a dónde lo estaban llevando, pero sus preocupaciones quedaron en el pasado al ver que tenía una nueva familia y un nuevo amigo perruno llamado Bailey. “Él y Bailey tienen peleas de vez en cuando, pero por lo demás parecen estar bien, durmiendo cerca uno del otro sin problemas”.

Poco a poco, y con mucha paciencia, Gregory entendió que por fin su vida había cambiado. “Solo cuando lo dejé explorar su nuevo hogar, vino y se sentó conmigo, y me di cuenta de que sus ojos tristes habían desaparecido. Hoy en día, es juguetón, cariñoso y ronronea constantemente entre llantos vocales para llamar la atención”, explicó McCarthy a Newsweek.

“Gregory es un tipo feliz que corre por mi casa como un loco, se sube a mi cara mientras duermo y maúlla a los pájaros y lagartijas a través de la ventana. Lo amo, es un buen amigo, incluso si me roba la silla de la computadora cuando estoy tratando de trabajar”, contó en redes sociales.

Andrew McCarthy aseguró que Gregory era lo que necesitaba para continuar con su vida y entender que, si bien la muerte de un animal de compañía es algo desgarrador, esto no quiere decir que las personas deban cerrarse. Al contrario, cuando estén listas, deben abrir de nuevo su corazón y ayudar a esos cientos de animales que están los refugios esperando una familia amorosa y cariñosa.

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No hay dolor más grande que perder a un animal de compañía. Al igual que sucede con la muerte de un familiar o amigo cercano, quienes pierden a un peludo pueden llegar a experimentar ansiedad, estrés o tristeza.

El duelo es diferente en cada persona. Hay quienes deciden cerrar su corazón y no volver a adoptar, porque el dolor es inmenso; mientras que otros, después de un tiempo, deciden que la mejor manera de honrar a su peludo es abriéndole las puertas de su casa a un nuevo animal que lo necesite. Este fue el caso de Andrew McCarthy.

McCarthy (@AJamesMcCarthy) compartió su historia en la red social X: “He sentido un vacío en mi vida desde que mi gato falleció el año pasado, así que fui y adopté al gato con los ojos más tristes en el refugio. Espero que le guste Bailey y la astronomía y pueda darle ojos felices”.

El astrofotógrafo, que vive en Arizona, Estados Unidos, perdió a su preciado gatito Calvin el año pasado, dejando un profundo vacío en su vida. En un anhelo de tapar ese hueco, decidió adoptar al gato más viejo de un refugio y así fue como, sin esperarlo, encontró el consuelo que tanto necesitaba.

Gregory, como se llama el gato, ayudó a McCarthy a superar los días oscuros. Los dos estaban inmersos en una tristeza profunda: el gatito porque no encontraba una familia y él, porque había perdido a su fiel amigo gatuno.

“Gregory fue adoptado en el refugio de animales del condado de Pinal, en Arizona. Había bastantes gatitos jugando y gritando para llamar la atención, pero Gregory, a quien llamaban Boots en el refugio, estaba tranquilo, escondido en la parte trasera de su jaula”, dijo McCarthy a Newsweek.

El hermoso y esponjoso gato naranja era el residente más antiguo del refugio. Sus ojos llenos de tristeza, y su comportamiento parco, llamó la atención del astrofotógrafo. “He sentido un vacío en mi vida desde que mi gato falleció, así que adopté al gato más triste del refugio. Sus ojos tristes me hablaron”, agregó.

Al salir del refugio, el gato naranja no hizo ningún gesto o ruido. Estaba angustiado porque no sabía a dónde lo estaban llevando, pero sus preocupaciones quedaron en el pasado al ver que tenía una nueva familia y un nuevo amigo perruno llamado Bailey. “Él y Bailey tienen peleas de vez en cuando, pero por lo demás parecen estar bien, durmiendo cerca uno del otro sin problemas”.

Poco a poco, y con mucha paciencia, Gregory entendió que por fin su vida había cambiado. “Solo cuando lo dejé explorar su nuevo hogar, vino y se sentó conmigo, y me di cuenta de que sus ojos tristes habían desaparecido. Hoy en día, es juguetón, cariñoso y ronronea constantemente entre llantos vocales para llamar la atención”, explicó McCarthy a Newsweek.

“Gregory es un tipo feliz que corre por mi casa como un loco, se sube a mi cara mientras duermo y maúlla a los pájaros y lagartijas a través de la ventana. Lo amo, es un buen amigo, incluso si me roba la silla de la computadora cuando estoy tratando de trabajar”, contó en redes sociales.

Andrew McCarthy aseguró que Gregory era lo que necesitaba para continuar con su vida y entender que, si bien la muerte de un animal de compañía es algo desgarrador, esto no quiere decir que las personas deban cerrarse. Al contrario, cuando estén listas, deben abrir de nuevo su corazón y ayudar a esos cientos de animales que están los refugios esperando una familia amorosa y cariñosa.

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