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Existen muchas razas de gatos que tienen trazada en su frente una marca en forma de letra “M”. Sin embargo, este símbolo no es exclusivo en mininos de linaje, ya que hay muchos que son resultado de cruces entre diferentes razas que también lo tienen. A este tipo de felinos se les conoce como tabby.
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Desde la ciencia, no hay un razonamiento claro que explique la presencia de esta marca en algunos gatos. No obstante, algunos científicos creen que este símbolo tiene que ver con los patrones clásicos de la piel atigrada. Los gatos tabby se destacan por su distintivo pelaje de rayas y manchas en todo el cuerpo.
M de María
Por otra parte, existen leyendas que explican el origen de esta particular marca. Una de las más conocidas está relacionada con la natividad o nacimiento de Jesús, la base de la festividad cristiana de navidad.
Según cuenta la historia, en el establo donde nació Jesús de Nazaret había muchos animales, entre ellos una gata grande, peluda y atigrada que se acercó al niño Jesús para darle calor y arrullarlo. Una noche el niño lloraba más de lo habitual, por lo que el animal comenzó a ronronear para calmarlo. La virgen María, en señal de agradecimiento, acarició la cabeza de la gata y dibujó una “M” de María. De acuerdo con la leyenda, desde ese momento todos los felinos que descienden de esa gata nacen con la misma marca.
Aunque no existen pruebas que demuestren la veracidad de esta historia, los amantes de los gatos coinciden en que estos mininos son especiales, únicos, muy cariñosos y de gran bondad.
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Mohammad y Mueza
Otra de las leyendas más populares que explica por qué los gatos atigrados tienen una “M” en la frente proviene de la religión islámica. Mohammad (el fundador del islam) tenía un gato atigrado llamado Muezza, al que amaba y respetaba como a un amigo.
Según cuentan, un día Muezza salvó a Mohammad de ser atacado por una serpiente que se arrastraba por la manga de su túnica. Como muestra de agradecimiento, el profeta acarició la frente de su gato y dejó su marca personal. Este símbolo significaba que Muezza y todos los demás gatos atigrados eran amados por él y por todo el islam. Además, Mohammad también decidió darles a los gatos la capacidad de aterrizar siempre de pie.
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