Si recuerda la primera vez que lo lamió un gato, de seguro quedó sorprendido debido a su aspereza. Y no es para menos, uno de los rasgos diferenciales de los gatos es su lengua, ya que tiene una textura similar al papel de lija y, a simple vista, pareciera que está recubierta de pelos.
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En realidad, no se trata de pelaje, sino de espinas puntiagudas llamadas papilas. Estas finas estructuras contienen una cavidad vacía en la punta que tiene un papel clave en el aseo del felino y que, de acuerdo con el portal Experto Animal, también contienen keratina, una sustancia presente en las uñas y el pelo.
De acuerdo con un estudio realizado por National Geographic, este hueco en forma de “U” se encarga de recoger saliva de la boca para luego distribuirla por el pelo cuando el animal se acicala, lo que lo mantiene limpio y fresco.
Además, las papilas les ayudan a agarrar y quitar el pelo muerto y a mantener la temperatura corporal. Sin embargo, el portal anteriormente citado indica que esto puede favorecer la formación de bolas de pelos, por ello, es importante peinar regularmente a su minino y visitar regularmente al veterinario.
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Cabe resaltar que esta característica no es exclusiva de los felinos domésticos, sino que también está presente y funciona de forma similar en grandes felinos como el lince, el puma, el leopardo de la nieve, el tigre y el león.
¿Qué otras funciones tiene la lengua de los gatos?
La lengua de los gatos tiene más funciones diferentes a la del aseo del animal. Los felinos, especialmente los grandes, también la utilizan para raspar la carne de los huesos de sus presas. En la naturaleza, ese es el papel más importante que juegan sus lenguas ásperas.
Por otra parte, a diferencia de los perros, que usan su lengua como una cuchara a la hora de beber, los gatos beben el líquido que se queda atrapado entre sus papilas.
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La lengua de los gatos también funciona como un medio para combatir el estrés. Los mininos no solo se lamen para asearse, sino que también lo hacen para desestresarse, ya que esta actividad les resulta relajante. Por lo que si ves que tu gato se lame en exceso, fuera de horarios de acicalamiento, puede ser una prueba de que tu gato está sufriendo algún tipo de estrés.
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