Romeo: el gato que gastó una de sus vidas y volvió a vivir gracias a un marcapasos
Luego de tres años de la primera implantación de un marcapasos en un gato en Colombia, en La Red Zoocial entrevistamos a la dueña de Romeo quien recordó los angustiantes momentos que vivió junto a su mascota, cómo fue el proceso de recuperación y cuál es su estado actual de salud.
Angie Valentina Suárez Moreno
Hace exactamente tres años, El Espectador publicó la historia de Romeo, un felino de raza maine coon y, quien en ese entonces tenía nueve años de edad, que fue intervenido debido a un bloqueo auroventricular que le provocaba frecuentes desmayos. Su nombre rápidamente se hizo popular, pues solo unos días antes, había salido con éxito de una cirugía que lo tenía entre la vida y la muerte: la implantación de un marcapasos que le permitiría tratar dicho bloqueo y, por lo tanto, tendría una mejor calidad de vida.
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Hace exactamente tres años, El Espectador publicó la historia de Romeo, un felino de raza maine coon y, quien en ese entonces tenía nueve años de edad, que fue intervenido debido a un bloqueo auroventricular que le provocaba frecuentes desmayos. Su nombre rápidamente se hizo popular, pues solo unos días antes, había salido con éxito de una cirugía que lo tenía entre la vida y la muerte: la implantación de un marcapasos que le permitiría tratar dicho bloqueo y, por lo tanto, tendría una mejor calidad de vida.
Clara Palacio, su propietaria, recuerda que un día, mientras estaba dándole comida, a las cinco de la mañana, su gato sufrió un síncope. “Inmediatamente llamé a su veterinaria y ella dijo que debíamos llevarlo a un cardiólogo”, comentó a La Red Zoocial. Por ello acudieron con el doctor Pablo Carvajal, médico veterinario especialista en cardiología quien le diagnosticó el bloqueo al felino.
A raíz de ese resultado, decidieron llevar a Romeo al Centro de Veterinaria y Zooctecnia (CVZ) de la Universidad CES que se encuentra ubicado en Envigado. Allí los recibió la Dra. Maria Adelaida Mejía, quien sería la encargada de realizar el primer tratamiento al felino. Sin embargo, las noticias no eran alentadoras “el 16 de diciembre nos dijeron que no había nada que hacer por él, tenía síncopes cada dos horas pero mas allá de que estuviera atontado yo lo veía bien, con ganas de seguir luchando”, recordó Clara.
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La mujer, muy apegada a su mascota, le dijo no a que le aplicaran la eutanasia, para ella, Romeo tenía todas las ganas de seguir aquí, acompañándola y, fue justo en ese momento cuando llegó Andrés Meza, el oncólogo del CVZ y le dio a Clara una esperanza. “Fue ahí cuando nos dijo que nos iba a meter en una base de datos mundial para aplicarle determinada medicina a Romeo durante 600 días, eso nos daba tiempo”. Ese tiempo era vital para Romeo, quien, a pesar de los tratamientos y medicamentos necesitaba un marcapasos, algo muy costoso para su familia, que no podía viajar a otro país, donde sí estaba disponible esta opción.
Clara estaba dispuesta a cualquier cosa con tal de ver los grandes ojos de Romeo aún abiertos así que se le ocurrió una idea: ¿por qué no ponerle a su gato un marcapasos acá en Colombia? Una iniciativa que sonaba un poco descabellada para los médicos veterinarios pero que, luego de una reunión donde se evaluaron los riesgos y cómo sería el procedimiento, se pudo materializar.
Los profesionales llegaron a la conclusión de que debían manejar todos los protocolos de la mejor forma para evitar y disminuir riesgos pues se requerían de aproximadamente 15 personas para realizar el procedimiento y, por supuesto, necesitaban, en principio, el dispositivo.
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Fue así como se dieron a la tarea de conseguir el marcapasos de un humano que había fallecido y lo llevaron para darle una nueva vida a Romeo. “Con donaciones y un esfuerzo conjunto conseguimos el dispositivo y no le hicimos ninguna modificación porque su funcionalidad y durabilidad aplicaba tanto para los felinos como para humanos, aunque, por supuesto, todo depende de la esperanza de vida del paciente” explicó Juan Pablo Villegas, neurocirujano del Centro de Veterinaria y Zootecnia de la Universidad CES.
Su recuperación fue sencilla, estuvo dos horas con anestesia y aunque la cirugía fue el 24 de enero de 2020 en horas de la mañana, a las 6 p.m. Clara ya recibía vídeos de su gato acicalándose y comiendo. Ella no imaginaba que donde inició su sufrimiento y preocupación por Romeo así mismo iba a terminar, con la misma imagen, él disfrutando de una lata de comida y frutas.
Hoy en día Romeo ya es un gato senior, casi cumple 13 años y es muy tranquilo. Nunca le han cambiado el generador de impulsos de su marcapasos. “Algunas veces juega con sus hermanitos pero cuando se cansa va, se acuesta a tomar el sol, y se relaja”, explicó Clara sobre la rutina del felino. No obstante, tuvo que ser intervenido hace poco porque tenía un carcinoma de células escamosas y le quitaron una falange, aunque esto no le afecta en absoluto su equilibrio.
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El costo de implantarle un marcapasos a un animal
Aunque Clara tuvo los contactos y la capacidad para pagar la toracotomía y recoger algunos fondos, la Universidad CES informó mediante un comunicado que el costo de la cirugía tuvo un valor de $2′873.000 por concepto de equipos e insumos médicos y los cardiólogos de la institución donaron el marcapasos que hoy lleva consigo Romeo, el cual tiene un costo comercial cercano a los $9′000.000 y es similar al que se implanta a un niño o adolescente.
Sin embargo, de acuerdo con el portal Wag!, especializado en el cuidado de las mascotas y con presencia en 50 estados de Estados Unidos, el precio de implantarle un marcapasos a un animal puede oscilar entre $2000 a $ 4000 dólares. Esto se debe en gran parte al costo del propio implante y al tiempo necesario para ajustarlo y mantenerlo correctamente. El costo también se ve afectado por el tipo de problema cardíaco que se trata.
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La esperanza que se desvaneció para Toby
El marcapasos cardíaco se usa ampliamente en medicina humana y de animales pequeños para el tratamiento de muchas bradiarritmias sintomáticas. Aunque la implantación de un marcapasos se ha descrito previamente en un caballo y un burro, en Colombia, se realizó por primera vez en 2016 en Leche, una french poddle de 10 años y quien sufría de deficiencias cardíacas y que luego de la cirugía retomó su vida normal.
No obstante, un año después de la exitosa cirugía de Romeo, el Centro de Veterinaria y Zootecnia (CVZ) de la Universidad CES de Medellín anunció que realizaría una segunda intervención de este tipo, esta vez el beneficiado sería Toby, un cruce de criollo y golden retriever de ocho años de edad, al que le diagnosticaron una arritmia cardíaca provocada por un bloqueo auriculoventricular de tercer grado.
“Es un paciente que desde los 3 años de edad empezó a presentar convulsiones mensuales y con medicación homeopática mejoró. Desde octubre de 2020 se está desmayando y queda agitado en el piso. Con el marcapasos el paciente podrá tener una vida normal, correr, brincar sin tener que desmayarse”, explicó en ese momento María Aldelaida Mejía Durango, jefe del área de Cardiología del CVZ.
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Sin embargo, Toby falleció el 18 de febrero de 2021 tras complicaciones derivadas del procedimiento. “El diagnóstico y el riesgo del procedimiento fueron informados con antelación a la familia del canino. Después de 24 horas previas en área de hospitalización, una vez en quirófano, el animal registró una frecuencia cardiaca de 10 a 8 latidos por minuto y una vez fue aplicada la anestesia, lastimosamente falleció” explicó la institución mediante un comunicado de prensa.
En su momento, Manuela Dávila, quien cuidó del animal desde que nació, se mostró agradecida con la iniciativa benéfica para luchar por su vida y dijo: “Agradecemos el apoyo a ‘Toby’ porque todos los animales deben de tener el derecho a la vida y a un debido tratamiento médico cuando su salud lo requiera” y aunque el canino no resistió al procedimiento, si marcó un precedente para que otros animales puedan acceder a estos servicios.
Es por ello que médicos veterinarios del CVZ esperan realizar este procedimiento en dos perritos durante el primer semestre de este año. “No veo la razón para no hacerlo, la idea es salvar la vida de más pacientes y por que una vez fallemos o las cosas no salgan como esperamos no vamos a tirar todo a la basura, debemos seguir estudiando e intentándolo hasta que se puede hacer de manera segura” explicó para La Red Zoocial la Dra. Mejía.
Por ahora, de acuerdo con Villegas, la atención de estos animales dependerá de la enfermedades cardíacas que requieran marcapasos. “Nosotros tenemos la capacidad instalada y el talento humano para realizar cualquier procedimiento” explicó el profesional, quien destaca estos dos proyectos y explica que los procedimientos de este tipo requieren de una articulación conjunta entre un equipo de medicina veterinaria y medicina “humana”.
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