Un cafecito en compañía de gatos: así funciona La Gatoria, un catcafé en Medellín
No son una fundación, pero pretenden darle a 20 felinos una nueva vida, en la que puedan jugar, descansar y recibir mucho amor de los amantes de las mascotas.
Jimena Delgado Díaz
En Laureles, un barrio clásico de Medellín, entre viviendas y edificios, está una casa que causa curiosidad por las largas escaleras que conducen a su entrada y un marco de ladrillo que está en la puerta, pero sobre todo porque tiene un letrero enorme que anuncia: “La Gatoria”. Al ingresar, un nuevo mundo aparece y entre mesas se ve un gato negro, luego uno manchado, otro carey y un universo gatuno se empieza a formar.
Este es un lugar en que tomarse un tintico rodeado de gatos, viéndolos saltar de un lado a otro, jugando en gimnasios y acercándose a pedir mimos, es lo más normal. Por eso, el establecimiento se reconoce como un catcafé, en el que puede encontrar comida vegetariana (para no atraer a los animales con los tentadores olores de la carne) y que suele acoger a 20 gatos (15 que vivirán por siempre allí y 5 que están a la espera de ser adoptados).
Para las personas, podría ser un excelente lugar para desestresarse y recibir amor de estas mascotas que vienen de una fundación del municipio de Guarne (Antioquia). Y para los gatos es aquel lugar que les da todo lo que alguna vez les fue arrebatado al ser abandonados: lugares de descanso, tiempo para compartir con otros y recibir caricias, comida de calidad y toda la atención que deseen o busquen.
“Nos encargamos de revisarlos, ponerles vacunas y que todas sus cosas estén bien. Los felinos también reciben atención veterinaria cada que lo requieran”, contó a La Red Zoocial la administradora del establecimiento, Isabela Hinestrosa. Quien agregó que, asimismo, se encargan de socializar en habitaciones separadas a aquellas criaturas que llegan al café con el objetivo de encontrar una familia pronto y las van juntando de pocos con personas y otras mascotas.
Entonces, ¿cómo asegurar el bienestar de los peludos y la buena convivencia de los visitantes? Sabemos que los felinos pueden ser animales de rutinas, que se pueden estresar con ambientes o personas nuevas, así que, para tener un buen entorno, La Gatoria estructuró un reglamento que todo amante de los gatos que los visite debe cumplir.
“Pedimos no ofrecerles comida, porque su estómago no está preparado para procesar nuestros alimentos. También pedimos no cargar a las mascotas, porque se podrían estresar y cuidamos mucho esto para que no desencadenen enfermedades en un futuro”, dijo Hinestrosa.
Por lo mismo, los felinos tienen cuidadores durante el día y la noche, los comensales deben reservar con anticipación, ya que se controla en aforo para que los gatos no se sientan inseguros; y deben tener un consumo mínimo, que le permite al lugar mantener en buenas condiciones a los peludos.
De este modo, el catcafé ha demostrado ser un lugar confiable, desde que fue creado en febrero de 2018. Así como ha sido testigo de hermosos momentos, en que los gatos le dan una segunda oportunidad a la humanidad, tal es el caso de Fidelina y Bumblebee, un par de hermanos gatunos a los que les costó mucho acercarse a las personas y aceptar el amor.
“Ellos no podían ver a una persona, cada uno estaba en lo suyo, en un lugar apartado y verlos como si nada pasara es hermoso y es lo más especial del día a día porque te dice que hiciste bien el trabajo y que ellos están mejor”, contó la administradora. Debido a que La Gatoria fue esa segunda oportunidad que le permitió a los peludos volver a empezar sin depender de su pasado, ya que “cuando los gatos entran al lugar, empieza una nueva vida, sin recordar qué les pasó o porque terminaron en el catcafé”, agregó Hinestrosa.
En Laureles, un barrio clásico de Medellín, entre viviendas y edificios, está una casa que causa curiosidad por las largas escaleras que conducen a su entrada y un marco de ladrillo que está en la puerta, pero sobre todo porque tiene un letrero enorme que anuncia: “La Gatoria”. Al ingresar, un nuevo mundo aparece y entre mesas se ve un gato negro, luego uno manchado, otro carey y un universo gatuno se empieza a formar.
Este es un lugar en que tomarse un tintico rodeado de gatos, viéndolos saltar de un lado a otro, jugando en gimnasios y acercándose a pedir mimos, es lo más normal. Por eso, el establecimiento se reconoce como un catcafé, en el que puede encontrar comida vegetariana (para no atraer a los animales con los tentadores olores de la carne) y que suele acoger a 20 gatos (15 que vivirán por siempre allí y 5 que están a la espera de ser adoptados).
Para las personas, podría ser un excelente lugar para desestresarse y recibir amor de estas mascotas que vienen de una fundación del municipio de Guarne (Antioquia). Y para los gatos es aquel lugar que les da todo lo que alguna vez les fue arrebatado al ser abandonados: lugares de descanso, tiempo para compartir con otros y recibir caricias, comida de calidad y toda la atención que deseen o busquen.
“Nos encargamos de revisarlos, ponerles vacunas y que todas sus cosas estén bien. Los felinos también reciben atención veterinaria cada que lo requieran”, contó a La Red Zoocial la administradora del establecimiento, Isabela Hinestrosa. Quien agregó que, asimismo, se encargan de socializar en habitaciones separadas a aquellas criaturas que llegan al café con el objetivo de encontrar una familia pronto y las van juntando de pocos con personas y otras mascotas.
Entonces, ¿cómo asegurar el bienestar de los peludos y la buena convivencia de los visitantes? Sabemos que los felinos pueden ser animales de rutinas, que se pueden estresar con ambientes o personas nuevas, así que, para tener un buen entorno, La Gatoria estructuró un reglamento que todo amante de los gatos que los visite debe cumplir.
“Pedimos no ofrecerles comida, porque su estómago no está preparado para procesar nuestros alimentos. También pedimos no cargar a las mascotas, porque se podrían estresar y cuidamos mucho esto para que no desencadenen enfermedades en un futuro”, dijo Hinestrosa.
Por lo mismo, los felinos tienen cuidadores durante el día y la noche, los comensales deben reservar con anticipación, ya que se controla en aforo para que los gatos no se sientan inseguros; y deben tener un consumo mínimo, que le permite al lugar mantener en buenas condiciones a los peludos.
De este modo, el catcafé ha demostrado ser un lugar confiable, desde que fue creado en febrero de 2018. Así como ha sido testigo de hermosos momentos, en que los gatos le dan una segunda oportunidad a la humanidad, tal es el caso de Fidelina y Bumblebee, un par de hermanos gatunos a los que les costó mucho acercarse a las personas y aceptar el amor.
“Ellos no podían ver a una persona, cada uno estaba en lo suyo, en un lugar apartado y verlos como si nada pasara es hermoso y es lo más especial del día a día porque te dice que hiciste bien el trabajo y que ellos están mejor”, contó la administradora. Debido a que La Gatoria fue esa segunda oportunidad que le permitió a los peludos volver a empezar sin depender de su pasado, ya que “cuando los gatos entran al lugar, empieza una nueva vida, sin recordar qué les pasó o porque terminaron en el catcafé”, agregó Hinestrosa.