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Después de que dos chimpancés tuvieran que ser sacrificados tras escapar del bioparque Ukumarí, en Pereira, la asociación Proyecto Gran Simio (PGS) y varios animalistas han exigido que Yoko, el último chimpancé que queda en el lugar, sea trasladado a un santuario en otro país.
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La senadora por el Pacto Histórico, Esmeralda Hernández, que se ha caracterizado por liderar iniciativas en pro de la defensa de los animales, asegura para La Red Zoocial que esto representa el típico caso de sufrimiento animal de una especie que fue extraída de su hábitat. “El animal fue objeto de tráfico ilegal, lo compraron narcotraficantes de la zona, lo tuvieron en casa con cadena, el animal aprendió a ver televisión, fumaba cigarrillo, cogía la comida de la nevera, era un animal completamente humanizado”, explica la senadora.
Actualmente, Yoko se encuentra en soledad en este parque, lo que va en contravía con su naturaleza gregaria. Por ello, Esmeralda Hernández ha propuesto trasladar al animal a un santuario. “Los zoológicos tienen un fin comercial y de explotación animal. El tema educativo y pedagógico es secundario, lo más importante es la explotación comercial. Nosotros no queremos esto con él”, afirma ella.
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“En Brasil, Estados Unidos y en Reino Unido hay santuarios especializados en primates, no hay más animales. En este espacio hay un grupo de biólogos, veterinarios, etólogos, especializados en el manejo y comportamiento de grandes simios, también tienen un gran número de chimpancés”, explica la senadora.
Según menciona Esmeralda Hernández, en este espacio él podría socializar y estar con animales de su misma especie, en donde tendría la posibilidad de interactuar. Del mismo modo, estaría en condición de “semi-libertad”, es decir, no estaría encerrado en una jaula, y estaría siendo valorado de forma continua.
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“Las personas no humanas”
El concepto de “persona no humana” es la propuesta de varios defensores de animales por construir una figura jurídica que dote de mayor protección a cierto tipo de especies. Algunos de los exponentes de esta iniciativa son el abogado estadounidense y presidente de la organización Nonhuman Rights Project, Steven M. Wise y Pedro Pozas, director ejecutivo del proyecto Gran Simio, en España. Como argumentan los defensores de esta figura, animales como los chimpancés, orangutanes y otros grandes simios deben ser dotados de una mayor cantidad de derechos, por sus altas capacidades cognitivas y semejanza con los seres humanos.
Ejemplo de lo anterior es el de Sandra, una orangutana que fue reconocida en Buenos Aires como “persona no humana”. La Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (AFADA), consideró que la situación de Sandra, quien se encontraba encerrada en una caja de cemento, era indignante. Por ello, acudió a los tribunales para que este animal dejara de ser considerado como un “objeto”, y comenzara a ser reconocida como “persona no humana”.
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Como informa el diario El País, el 21 de octubre de 2014, Sandra fue reconocida como “sujeto de derechos”, por lo que se ordenó al gobierno de la ciudad de Buenos Aires, propietaria del zoológico y de la orangutana, el garantizar las condiciones naturales del hábitat para preservar su bienestar. El 12 de diciembre de 2016, la Sala Tercera en lo Penal resolvió que “nada obsta a considerar a este tipo de animales como sujetos de derecho no humanos”.
Del mismo modo, Nueva Zelanda aprobó una ley en 1999 que otorgó derechos y protección especial a cinco especies de grandes simios. Como explica el blog de ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México, en 2007, el parlamento de la comunidad autónoma española de Islas Baleares aprobó la primera legislación del mundo que otorgó personalidad jurídica a los grandes simios.
Otro ejemplo es el de Nonhuman Rights Project, una organización en Estados Unidos dedicada a la protección de los derechos de animales no humanos. Esta entidad ha iniciado varios litigios, en donde ha solicitado a distintos tribunales que reconozcan la personalidad legal en cuatro chimpancés en el estado de Nueva York.
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Carlos Andrés Muñoz, abogado, filósofo y magíster en bioética, asegura que la idea de las “personas no humanas” está relacionada con un esfuerzo de creatividad jurídica creada por defensores de los animales. En este marco, existen varias posturas: algunos movimientos que defienden que solo los seres con intelecto merecen derechos, y otros que afirman que cualquier ser con capacidad de sentir dolor y placer debería tener el mismo respeto.
“Creería yo que cualquier avance que se pueda hacer con respecto a un animal desprotegido no se debe desechar. Si se establece la categoría de ‘persona no humana’ como un concepto que logre protección, no a todos los animales, sino a algunos, por sus capacidades cognitivas asemejables al ser humano, yo creo que se está avanzando”, explica Carlos Andrés Muñoz. “De resto, sería una comidilla de académicos que viviríamos de estos conceptos para explicarlos”, concluye el experto.
“A mí me parece que este es un concepto maravilloso, sobre todo para grandes simios. Cuando un animalista afirma este tipo de cosas, queda como el loco. Pero creo que estamos en una etapa distinta, en donde podemos reconocer que no somos superiores a otras especies”, afirma la senadora Esmeralda Hernández.
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Según Hernández, la idea de los grandes simios es una temática que no se basa en especulación, sino que se sostiene en estudios científicos, que respaldan la hipótesis de que ellos puedensentir dolor y, además, tiene una capacidad cognitiva y de comunicación bastante alta. “Estudios científicos dicen que ellos tienen una similitud genética con los seres humanos de entre el 97 y e 98%”, comenta ella.
Ha habido casos famosos a nivel mundial, en donde se ve que los animales tienen una gran capacidad de comunicación, como es el caso de la chimpancé Koko, que tuvo un seguimiento durante décadas por parte de una especialista, que la formó para que tuviera la capacidad de comunicarse. Ella terminó utilizando el lenguaje de señas, por lo que pudo armar frases y mensajes mostrando sus sentimientos, frustraciones y necesidades.
“Yoko debería ser considerado una persona no humana. Esto no es un invento nuestro, esto está respaldado científicamente”, comenta la senadora.
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¿Todos los animales deberían ser considerados “personas no humanas”?
Carlos Crespo, magíster en bioética, considera que este concepto debe extenderse a cualquier tipo de especie que tenga capacidad de sentir dolor y placer, así como todos los elementos que se encuentran en el medio de ambos estímulos. “Si alguien puede ser dañado o beneficiado, en relación con animales de otras especies, nuestro deber moral es no dañar a aquel que puede ser dañado y beneficiarlo en la medida de nuestras posibilidades”, dice el experto.
Él afirma que hay una diferencia básica con el concepto de “persona”, “humano” y “ciudadano”. Por ejemplo, “las personas jurídicas”, o sea, una organización que tiene deberes y puede pagar impuestos, también pueden adoptar el mismo concepto de “persona” en su nombre.
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El magíster en bioética considera que los procesos de deshumanización de las personas de color, los indígenas e incluso las mujeres, que no han sido considerados como “humanos” en distintos momentos de la historia, puede ser análogo al sufrimiento animal imperante en la actualidad. Por ello, Carlos Crespo considera que la categoría de “humanos” podría brindarse también a especies que son sintientes en un futuro.
“La justicia se ha venido aplicando de manera antropocéntrica y androcéntrica, e, incluso, de manera discriminatoria, racista, homofóbica, xenofóbica, en otros momentos también”, afirma el experto.
La senadora Esmeralda Hernández dice que Colombia no está preparado para extender la categoría de “personas no humanas” a otro tipo de animales. “Los humanos no son superiores a ninguna otra especie, pues cada una tiene un hábitat y un ecosistema social acorde con su comunidad. Cada uno tiene una organización social para comunicarse con su propia especie”, comenta ella.
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“El ser humano niega su propia animalidad, la ha negado sistemáticamente por considerarla lo que no es humano, lo que no es deseable, lo que es inferior, lo que hace parte de este pasado evolutivo que, se supone, el humano superó. Nos hemos separado, como si fuéramos algo especial, algo divino y único”, comenta Carlos Crespo, quien dice que el rechazo por reconocer a otros animales como “personas” deriva de la necesidad de los seres humanos por sentirse superiores al resto de especies.
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La ética, en muchas ocasiones, está ligada por la estética. Por ello, existen ciertos animales que despiertan mayor ternura o respeto, “no es lo mismo matar a una mariposa que a una cucaracha”, afirma Carlos Andrés Muñoz. Algunos animales que son más carismáticos que otros pueden tener mayor protección, así todos tengan las mismas necesidades. “Así funcionamos nosotros y así funciona el sistema jurídico. La empatía no es un concepto que sea estático, sino que tiene que ver con el círculo moral. Entre más educación y formas de conectar podemos dar, mucho mejor. La empatía puede estar en ciertas especies que producen más ternura y afecto, como los perritos”, comenta Carlos Andrés Muñoz.
El abogado y filósofo considera que proteger cierto tipo de animales debe ser un primer paso que debe defenderse. “La salida jurídica debe ser a partir de la educación de esta categoría conquistada. Hay una afabetización jurídica pendiente, incluso con las leyes actuales, para poder operarlas bien. La categoría de personas humanas tiene como gran obstáculo la tradición jurídica, en donde enseñan a los abogados, en donde las personas primero, si son personas, tienen hechos y obligaciones. Esta categoría de ‘persona no humana’, ¿tendría algún tipo de obligación a los animales? No quedaría claro para la tradición jurídica”, comenta él.
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El reconocer a los animales como “personas no humanas” podría redefinir toda la estructura del derecho colombiano. Se debería redefinir el concepto de persona, que nace en el derecho civil, que tiene en cuenta los aspectos económicos y los bienes, lo que representaría una barrera de contención frente a este reconocimiento. “Al común de la gente le agradará el concepto de personas no humanas. Pero el gran problema acá lo veo en la tradición jurídica colombiana, que no establece, en la mayoría de pénsums, una optativa de derecho animal”, finaliza por decir el experto.
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