La calidad del aire también podría afectar a la avifauna, animales silvestres y mascotas
La alerta amarilla por parte de la Secretaría de Ambiente de Bogotá sobre las condiciones del aire hizo que se decretaran una serie de medidas para proteger el impacto contaminante en los seres humanos, pero varios estudios y expertos sugieren que este fenómeno también afecta a los animales.
Angie Valentina Suárez Moreno
Desde el pasado viernes, 24 de febrero, en Bogotá se emitió una alerta fase I por la mala calidad del aire, que ha sido monitoreada desde el Distrito a través del Índice Bogotano de Calidad del Aire y Riesgo en Salud (Iboca) para, de esta forma, identificar las afectaciones que se están generando por la acumulación de partículas provenientes de los incendios forestales en Meta, Vichada, Guaviare, Casanare y Venezuela.
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Desde el pasado viernes, 24 de febrero, en Bogotá se emitió una alerta fase I por la mala calidad del aire, que ha sido monitoreada desde el Distrito a través del Índice Bogotano de Calidad del Aire y Riesgo en Salud (Iboca) para, de esta forma, identificar las afectaciones que se están generando por la acumulación de partículas provenientes de los incendios forestales en Meta, Vichada, Guaviare, Casanare y Venezuela.
Como respuesta a esta emergencia, la Secretaría de Ambiente, junto a los integrantes del Comité de Validación y Seguimiento de Alertas y Emergencias por Contaminación Atmosférica, informó que entrarían en marcha una serie de restricciones formales y recomendaciones entre las que se encontraban reducir las actividades al aire libre hasta nuevo aviso, el uso del tapabocas en transporte público y la suspensión del pico y placa solidario.
Aunque la alerta será levantada a partir de este 3 de marzo, dentro de las medidas que se tomaron alrededor de esta emergencia no se contemplaron a los animales de forma integral, sino solamente a través de una mención implícita dentro de la reducción de las actividades físicas o al aire libre que, de acuerdo con la Resolución Conjunta 868 de 2021, también incluye los paseos con mascotas.
La Red Zoocial consultó a técnicos de la entidad quienes explicaron que, a la fecha, “no se ha presentado ninguna situación de mortandad o afectación en animales que estén relacionadas con la contaminación atmosférica en la ciudad”, específicamente en las aves. Mientras que el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal indica que, hasta el momento, no se han recibido reportes ciudadanos sobre estas afectaciones en animales de compañía.
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A pesar de ello, varios expertos han alertado sobre la reducción de aves y fauna silvestre debido a la contaminación del aire. Así lo explican Luis Miguel Renjifo, profesor de la Pontificia Universidad Javeriana, y Ángela María Amaya Villarreal, investigadora independiente en el Libro Rojo de las Aves en Colombia, donde exponen que “uno de los principales factores que ponen en riesgo a las aves son la pérdida y transformación de su hábitat gracias al cambio climático”.
Tan solo en la capital, de acuerdo con el más reciente informe de Humedales de Bogotá, se reportaron 208 especies de aves desde el año 2015 a julio de 2020, de las cuales 51 son acuáticas y 156 terrestres, sin contar que algunas de las que habitan allí, como el cucarachero de pantano, se encuentran en peligro.
Y eso es solo la punta de iceberg, en Estados Unidos, la contaminación contribuyó con la pérdida de más de 2.900 millones de avifauna en los últimos 50 años gracias al ozono troposférico, el principal contaminante del smog y a los incendios forestales que se presentaron en estados como California, Oregón, Arizona, Colorado y Montana.
“El ozono no solo puede causar daño físico directo a las aves, sino que también puede comprometer la salud de las plantas y reducir la cantidad de insectos que consumen”, indicó Amanda Rodewald, profesora de ornitología en el Departamento de Recursos Naturales y el Medio Ambiente en la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida de la Universidad de Oregón.
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Estos mismos efectos, pero en la fauna silvestre, fueron advertidos por James Newman en un artículo publicado en la Revista Science Direct y por el portal Seed Cientific, donde se estima que más de 1 millón de aves marinas y alrededor de 100.000 mamíferos mueren cada año por causa de la mala calidad del aire.
De hecho, esta puede hacer que varios animales silvestres cambien su comportamiento y de esta forma se alteren algunos patrones de migración o, incluso, ocurra lo mismo que con las aves: pierdan su hábitat. “La biodiversidad está en alto riesgo, muchas plantas y animales han sido eliminados recientemente. Sin mencionar que los animales afectados por la contaminación tienen menos probabilidades de procrear” se lee en el texto.
Finalmente, los animales expuestos a la contaminación del aire tienen una mayor tasa de mortalidad gracias a que la lluvia ácida puede cambiar la química y la calidad de los suelos y el agua. Esto se debe a que este fenómeno puede causar varios problemas de salud, incluidos problemas respiratorios, problemas cardíacos y cáncer. Además, “este tipo de contaminación puede debilitar el sistema inmunológico, haciendo que los animales sean más susceptibles a las enfermedades”, se explica en el artículo.
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¿Qué pasa con las mascotas?
Aunque no existan estudios concretos relacionados con el impacto que puede tener la calidad del aire en los animales, varias organizaciones como Greenpeace han advertido que las mascotas no están exentas del daño que puede generar la mala calidad del aire en su organismo.
“La contaminación del aire causa complicaciones respiratorias en perros y gatos, sufriendo afectaciones en pulmones y mucosas que pueden resultar en pérdida del olfato, un sentido fundamental, ya que es a partir del sentido olfatorio que se comunican entre ellos, reconociendo jerarquías y estados de salud” explicó Abril Dávila para la organización ambiental quien además, advirtió que algunas razas de perros, como las braquicéfalas, son más propensas a sufrir crisis respiratorias debido a este fenómeno.
Además, de acuerdo con Jasson Angulo, médico veterinario de la Universidad U.D.C.A, las mascotas también pueden sufrir de conjuntivitis, resequedad ocular o nasal, decaimiento del ánimo, fatiga, falta de apetito, por lo que es muy importante consultar con un especialista para evaluar su salud.
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¿Cómo cuidar a los animales de los efectos de la mala calidad del aire?
Aunque sobre este tema hay varias versiones, todas concluyen que la mejor forma de proteger a la avifauna, animales silvestres y mascotas es a través de regulaciones ambientales.
Así lo determinaron Ivan Rudik y otros tres investigadores de la Escuela Dyson de Economía Aplicada y Gestión de la Universidad de Oregón cuyos resultados fueron publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
“Nuestra investigación muestra que los beneficios de la regulación ambiental probablemente se han subestimado porque reducir la contaminación tiene impactos positivos en lugares inesperados y proporciona una palanca política adicional para los esfuerzos de conservación de las especies”, comentó Rudik, el investigador principal.
Para examinar los efectos de la calidad del aire con la reducción de aves, específicamente, los investigadores utilizaron modelos que combinaron observaciones de aves del programa eBird del Laboratorio de Ornitología de Cornell con datos de contaminación a nivel del suelo y regulaciones existentes.
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De esta forma, hicieron un seguimiento de los cambios mensuales en la abundancia de aves, la calidad del aire y el estado de la regulación en 3.214 condados de EE. UU. durante un período de 15 años y encontraron que la contaminación por ozono es más perjudicial para las pequeñas aves migratorias, como gorriones, currucas y pinzones, que representan el 86% de todas las especies de aves terrestres de América del Norte.
Por su parte, la Secretaría de Ambiente en Colombia, explicó a La Red Zoocial que cuenta con un programa de monitoreo de biodiversidad en los humedales y en parques de montaña, “donde se evalúa el estado de la biodiversidad, estableciendo la distribución y abundancia de las especies presentes en cada ecosistema y, dependiendo de los resultados, se relacionan patrones especiales, temporales y con posibles tensionantes asociados a cada especie o individuo”. Al hacer este procedimiento, se priorizan acciones de recuperación de los ecosistemas y conservación de especies de forma general.
En última instancia, estos métodos e investigaciones pueden ser el punto de partida para que el gobierno local y nacional produzca políticas que, así como protegen a las personas de la polución, también puedan hacerlo con los animales.
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