Laika y otros animales que viajaron y murieron en el espacio, ¿era necesario?
El papel de los animales fue indispensable para impulsar la carrera espacial. Sin embargo, algunas organizaciones defensoras de sus derechos consideran que utilizarlos en la exploración espacial no es ético.
Laura Tatiana Vargas Lizarazo
La exploración espacial ha sido desde siempre un sueño muy ambicioso en el que no solo ha participado el ser humano, sino también otras especies. Para conseguir la proeza del Apolo 11, la misión que llevo al hombre por primera vez a la Luna, los científicos tuvieron que investigar las consecuencias de la exposición prolongada a la gravedad cero. Debido a esto, Estados Unidos y la Unión Soviética, países que lideraban la carrera espacial en ese entonces, recurrieron a los animales para determinar si era o no seguro enviar seres vivos al espacio.
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La exploración espacial ha sido desde siempre un sueño muy ambicioso en el que no solo ha participado el ser humano, sino también otras especies. Para conseguir la proeza del Apolo 11, la misión que llevo al hombre por primera vez a la Luna, los científicos tuvieron que investigar las consecuencias de la exposición prolongada a la gravedad cero. Debido a esto, Estados Unidos y la Unión Soviética, países que lideraban la carrera espacial en ese entonces, recurrieron a los animales para determinar si era o no seguro enviar seres vivos al espacio.
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Laika, una perra rusa, fue el primer ser vivo en salir de la Tierra y también el primero en fallecer tras lograrlo. La NASA (National Aeronautics and Space Administration) detalla en su artículo Una breve historia de los animales en el espacio que Laika era una perra callejera de tres años, la cual fue escogida por los científicos soviéticos, ya que, por su condición de calle, se asumía que había aprendido a soportar las condiciones extremas de frío y hambre.
El animal viajó a bordo de la nave soviética Sputnik 2 en 1957 y murió de estrés y sobrecalentamiento poco después de llegar al espacio. Para recordar su invaluable aporte a la ciencia, en el año 2008 un monumento en su honor fue inaugurado al norte de Moscú.
A pesar de que los científicos lamentaron lo ocurrido con Laika, según un reporte de la Corporación Espacial Estatal Roscosmos, organización estatal de Rusia responsable del programa de vuelo espacial y cosmonáutica, hasta 1961 la Unión Soviética envió al espacio alrededor de 48 perros, de los cuales 20 murieron.
Sin embargo, Laika no fue el primer animal en viajar al espacio. Según información de la NASA, los primeros en ser enviados fueron unas moscas de fruta, en febrero de 1947. A este listado se suman varios monos y ratones de nacionalidad estadounidense. El primero de ellos fue Albert I, un mono que viajó al espacio el 11 de junio de 1948. Por su parte, otro ejemplar llamado Albert II fue enviado en 1949. A ellos se sumaron tres primates más: Albert III, Albert IV y Albert V; todos murieron durante las misiones.
Finalmente, en 1951, un mono llamado Yorick se convirtió en el primero de su especie en sobrevivir a un vuelo espacial. Él, junto con 11 ratones, fueron recuperados tras el viaje, lo que fue considerado como un rotundo éxito.
Por otra parte, Félicette, una gata blanquinegra, fue el primer ejemplar de gato en ser lanzado al espacio exterior. El viaje se llevó a cabo el 18 de octubre de 1963 en Francia y el animal logró sobrevivir tras el viaje espacial.
Según el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES), la agencia espacial del gobierno francés, la misión fue un vuelo suborbital que duró 13 minutos y que incluyó 5 minutos de ingravidez. Félicette se recuperó de manera segura luego de que la cápsula fuera expulsada del cohete y se lanzara en paracaídas a la Tierra. Sin embargo, al regresar, los científicos decidieron sacrificarla para analizar unos electrodos en su cuerpo.
Tras esto, las experiencias con animales continuaron. Los equipos de exploración e investigación espacial de diferentes países del mundo enviaron más ratones, monos, conejos, conejillos de indias, insectos, ratas, chimpancés, gatos, tortugas y moscas del vino y de la fruta.
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¿Es ético enviar animales al espacio?
El papel de los animales fue indispensable para impulsar la carrera espacial y para que las posteriores misiones con seres humanos fueran más seguras. Sin embargo, en las últimas décadas, diferentes organizaciones defensoras de los derechos animales han denunciado que el uso de animales en experimentos científicos, como las exploraciones espaciales, no es justificable.
Néstor Calderón, médico veterinario especializado en bioética, asegura que cada vez son más las personas e instituciones que cuestionan estas actividades. “En las últimas décadas, las sociedades han comenzado a cuestionarse su responsabilidad en la muerte de animales en afán de perseguir sus metas, sin importar cuáles sean estas. La conclusión a la que han llegado es unánime: el empleo de animales con fines espaciales, educativos y de investigación no es ético, ni justo”, afirma Calderón en conversación con El Espectador.
Aun así, el experto reitera que el sacrificio de estos animales tuvo un valor científico invaluable que contribuyó al progreso de la humanidad. “A pesar de las pérdidas, estos animales han enseñado a los científicos mucho más de lo que se podría haber aprendido sin ellos. Dieron sus vidas en nombre del avance tecnológico, allanando el camino para las muchas incursiones de la humanidad en el espacio”, asegura Calderón.
Pese al debate ético, en la actualidad las agencias de investigación no han dejado de considerar a los animales dentro de sus exploraciones especiales. “En 2021, la NASA envió 128 crías de calamares luminiscentes como parte de una misión en colaboración con SpaceX, de Elon Musk. Si bien estos animales parecen resistir temperaturas extremas y la radiación, la sola consideración de su uso con fines meramente científicos sigue estando bajo debate”, concluye Calderón.
Por su parte, estudios recientes han demostrado que los viajes espaciales producen daños en las células de los animales. “Los esfuerzos de investigación del grupo se centraron en el tejido muscular de los ratones que fueron enviados al espacio y se compararon con los análisis de otros científicos que estudiaron diferentes tejidos en ratones. Aunque cada uno de nosotros investigó un tejido diferente, todos llegamos a la misma conclusión: la función mitocondrial se vio afectada negativamente por los viajes espaciales”, explicó Evagelia C. Laiakis, profesora adjunta de oncología en el Centro Oncológico Integral Lombardi de la Universidad de Georgetown en un estudio publicado por National Geographic.
Los investigadores utilizaron los datos obtenidos en experimentos espaciales con animales y concluyeron que las mitocondrias, encargadas de suministrar la mayor parte de la energía para la actividad celular, se pueden volver disfuncionales con los viajes espaciales.
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