Carta escrita por Henry Cortés*
El pasado 27 de abril se celebró el día internacional del médico veterinario y hoy, 10 de mayo, se celebre en Colombia. Las razones sobran para admirar, aplaudir y felicitar a los colegas médicos veterinarios (MV) y médicos veterinarios zootecnistas (MVZ), pero me temo que son muchas las razones para poner sobre la mesa los problemas que nos han agobiado en los últimos años y tienen a muchos colegas al borde de un ataque de pánico y con graves secuelas en su salud mental.
Tensión con clientes
Algunos tutores de animales de compañía maltratan al veterinario y a su equipo en las clínicas cuando el paciente no mejora su condición clínica.
Los propietarios deben entender que los animales son seres únicos que responden de forma individual al tratamiento, deben entender que no existe una pócima mágica. Se requiere de exámenes clínicos e imágenes diagnósticas para saber que padece el paciente.
Ya que este no habla, somos nosotros quienes debemos analizar todo el caso para tener un diagnóstico, pronostico y posible tratamiento. Lidiar con algunos clientes tóxicos aminora nuestra salud física y mental.
Remuneración
Muchos colegas sienten que no son valorados ni comprendidos por los clientes y por sus empleadores. Si se es independiente, asume cargas administrativas, tributarias, laborales, contables, legales, comerciales y demás asuntos que no hemos estudiado.
Y si se es empleado, tiene sobrecarga laboral, conflictos de convivencia, decisiones médicas dependientes del empleador y del tutor. Muchos colegas tienen finanzas personales limitadas y sus recursos económicos son insuficientes, debido a los salarios bajos y a la alta competencia del sector.
Tiempo familiar
Muchos clínicos trabajan más de 12 horas, no tienen el tiempo suficiente para compartir con sus familias o parejas, aminorando esa red de apoyo emocional. El compromiso con sus pacientes hospitalizados, llenar historias clínicas o los casos de urgencia de última hora hacen que su jornada laboral se extienda.
Además, muchos tienen doble trabajo para poder suplir sus necesidades, haciendo que su tiempo libre sea escaso o no exista.
Asimismo, el tiempo para descanso y las vacaciones son escasas, incluso para muchos no existe, algunos aprovechan congresos o estudios para salir de la rutina, pero a la final esto es más trabajo.
Agotamiento laboral
La responsabilidad de “salvar vidas”, el compromiso con su trabajo, el alto nivel de compasión, junto con los deseos de cuidar a los demás, nos llevan a sufrir de estrés y muchas veces terminamos cambiando de profesión o dejando el trabajo.
En el país existen más de 40 facultades que ofrecen los programas de MV y MVZ, salen egresados con expectativas que no logran alcanzar, los jóvenes profesionales se ven “engañados” por un sistema que no les brinda las posibilidades de tener un trabajo digno y bien remunerado.
*Ser veterinario no es fácil, esto va más allá del amor, cuidado y respeto hacia los animales. Estos profesionales, a diario, hacen todo lo posible por proteger, rescatar y salvar la vida de millones de especies. Por eso, y para honrar su trabajo, en La Red Zoocial le pedimos a especialistas que escribieran una carta para plasmar sus preocupaciones, consejos y alegrías a los veterinarios de las futuras generaciones.
Si usted también quiere participar, puede enviar su escrito y una foto al correo laredzoocial@elespectador.com