¿Menos tráfico de fauna silvestre o más formas de cometer el delito sin atraer autoridades?
Los principales puntos en los que se encuentran estos animales son aeropuertos, terminales de transporte y carreteras nacionales. Por ello, en Antioquia se adelantan campañas para controlar esta actividad ilícita y proteger a la fauna silvestre.
Jimena Delgado Díaz
Una de las grandes riquezas de Colombia es también su talón de Aquiles. Colombia es uno de los países con mayor riqueza de recursos naturales, pues tiene el 10% de la flora y fauna mundial y el 20% de las especies de aves del planeta, según el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. A raíz de esto, se ha convertido en un fuerte atractivo para aquellos que buscan ganar dinero con la biodiversidad, posicionándolo como una de las regiones donde más se trafica con fauna silvestre.
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Una de las grandes riquezas de Colombia es también su talón de Aquiles. Colombia es uno de los países con mayor riqueza de recursos naturales, pues tiene el 10% de la flora y fauna mundial y el 20% de las especies de aves del planeta, según el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. A raíz de esto, se ha convertido en un fuerte atractivo para aquellos que buscan ganar dinero con la biodiversidad, posicionándolo como una de las regiones donde más se trafica con fauna silvestre.
De palmeras a guacales, de los cielos a jaulas y de la arena a cajas de cartón, así es como pasan micos, aves, tortugas y más animales silvestres de ser parte de un ecosistema funcional a un adorno de la casa.
Según un informe de la Policía Nacional, Antioquia, en especial Medellín (la capital), ha figurado como una de las zonas más perjudicadas por el delito de tráfico de fauna silvestre. Esta dramática situación ha motivado a entidades ambientales, como Corantioquia, Cornare y Área Metropolitana, a tomar acción y proteger a los animales.
“Compasión por la vida silvestre”
En los últimos días, Corantioquia, Cornare y Área Metropolitana lanzaron la campaña “Compasión por la vida silvestre”, con la que se realizarán 66 operativos de sensibilización y 83 controles de tráfico ilegal de fauna y flora silvestre, especialmente durante esta y la próxima semana, ya que las festividades religiosas y las vacaciones de muchos crean el ambiente perfecto para que aquellos que venden animales vistosos, tiernos o llamativos, puedan lucrarse.
Al respecto, las autoridades ambientales han aportado su granito de arena. No solo en Semana Santa, una época álgida, sino a lo largo de los años con educación, conversaciones entre comunidades que viven rodeadas de biodiversidad e iniciativas que buscan incautar a los animales, tratar sus necesidades y en caso de ser posible, reinsertarlos a su hábitat natural.
Liliana María Taborda, directora de Corantioquia, habló con El Espectador sobre todas aquellas acciones que se deben realizar para evitar que el tráfico de fauna silvestre siga propagándose. En especial, en aquellas zonas del departamento que están más apartadas y que, precisamente, tienen más cercanía al hábitat de animales como perezosos, tigrillos, loros y más.
¿Cómo se han abordado a las comunidades de las zonas rurales para que comprendan la importancia del cuidado y protección de la fauna silvestre?
El reto de una autoridad como la nuestra es educar, sensibilizar y llegar a la ruralidad. A los 80 municipios que cubrimos vamos con acciones de educación y cultura que nos ayuda a ser el agente de cambio para conseguir la conservación de los ecosistemas en el futuro.
Esto, con un equipo de veterinarios, zootecnistas, ingenieros ambientales, agrónomos, forestales, agropecuarios, que están en territorio, ayudándonos a llevar el mensaje.
En conversación con estas comunidades, ¿qué percepción ha notado que tienen de su entorno natural?
Hay de todo un poquito. Ellos cuidan mucho las gallinas o las vacas, entonces piensan que hay que matar el felino que está pasando cerca a sus fincas, porque viene a herir a los animalitos que ayudan a su sustento. Pero, también encontramos que son los que más cuidan el recurso hídrico.
Entonces, lo que hacemos es que donde hay problemas con felinos, les contamos que pueden ser interacciones negativas, pero que se pueden trabajar. Por ejemplo, en este caso se hizo un protocolo para la atención de problemas con felinos, contarles a estos campesinos qué hacer con el animal, cómo ahuyentarlo sin dañarlo, para que lo último que tenga que hacer sea matar.
Cuando una persona encuentra a un ejemplar de fauna silvestre, traficado o porque un vecino lo tiene, ¿suelen contactar directamente a Corantioquia?
Les da miedo entregarlos porque creen que los vamos a sancionar o los vamos a meter a la cárcel. Dicen: “yo no lo entrego porque me meto en problemas”. El llamado que siempre hacemos es: acérquese a la alcaldía municipal más cercana, cuente lo sucedido al secretario de medio ambiente o a cualquier persona que trabaje allí, que siempre tendrán contacto con la autoridad ambiental.
Sin embargo, de todas las incautaciones realizadas, aproximadamente llegan a la vía judicial el 20% porque no siempre logramos identificar el presunto infractor. Muchas veces nos dejan a un animalito aporreado en las puertas de nuestras oficinas o de alcaldías, por temor.
¿Cree que las campañas, en las que se explica la importancia de la biodiversidad, tienen un efecto en la ciudadanía?
A mí me da temor cuando no encontramos fauna en operativos. Porque me queda la duda de si realmente estamos siendo muy conscientes y educados con la fauna para respetar su vida y dejarla en su hábitat, o si los traficantes están innovando en maneras y métodos para capturar animales, inmovilizarlos y transportarlos.
Porque en todo ese ciclo encuentra las modalidades más perversas del ser humano. Cuando uno ve todo lo que se ingenian para traficar fauna, uno dice: “el ser humano definitivamente es malo”.
Antioquia es uno de los departamentos más afectados por este delito, ¿cuáles son las zonas más frecuentadas por estos criminales?
Se ha investigado las cadenas de tráfico que se mueven por el departamento y se ha hallado que la zona más afectada es aquella ruta que va hacia Córdoba, es decir, entre Caucasia y Montería. Por esa zona está la gente ofreciendo loros, guacamayas, micos y eso es parte de la cultura que se vive allá.
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