“No vamos a descansar hasta que la tauromaquia se prohíba en Colombia”: Esmeralda Hernández
La senadora Esmeralda Hernández, del Pacto Histórico, asegura que el país está listo para decirle adiós a las corridas de toros, rejoneo, novilladas, becerradas y tientas, para así avanzar en una transformación cultural que se fundamente en el reconocimiento y respeto por la vida de los animales. Este martes, 7 de mayo, se realizará el cuarto y último debate de esta iniciativa para convertirse en ley.
María Hernández
El proyecto de ley No. 219 de 2023 Cámara- 298 de 2023 Senado, que tiene como objetivo prohibir en todo el territorio nacional las corridas de toros, rejoneo, novilladas, becerradas y tientas, así como los procedimientos utilizados en estos espectáculos culturales que involucran y atentan contra la integridad de los animales, está a un debate de convertirse en ley de la república.
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El proyecto de ley No. 219 de 2023 Cámara- 298 de 2023 Senado, que tiene como objetivo prohibir en todo el territorio nacional las corridas de toros, rejoneo, novilladas, becerradas y tientas, así como los procedimientos utilizados en estos espectáculos culturales que involucran y atentan contra la integridad de los animales, está a un debate de convertirse en ley de la república.
La iniciativa establece que el Gobierno Nacional, en coordinación con otras entidades, tendrá un plazo de tres años (contados a partir de la entrada en vigor de la presente ley) para garantizar programas efectivos de transición y reconversión económica y laboral para las personas que se dedican a la actividad taurina. Asimismo, pretende establecer el número de toreros, plazas de toros y toros de lidia que existen en el país, pues hasta el momento no se tienen datos oficiales.
Además, y entre otras cosas, contempla la transformación de las plazas de toros en espacios culturales (se estima que solo el 10% de las plazas siguen activas en Colombia). También indica que las autoridades municipales en ningún caso podrán destinar dinero público a la construcción de instalaciones o a la financiación de estas actividades.
Cabe aclarar que las prohibiciones que se dictaminan en el proyecto de ley 309 de 2023 no son extensivas para el resto de las actividades y prácticas diarias que se realizan en la ganadería nacional colombiana.
El pasado 6 de marzo de 2024, la iniciativa surtió su tercer debate en la Comisión VI de la Cámara de Representantes, siendo aprobada con 10 votos a favor y 1 en contra. Y se espera que este martes, 7 de mayo, se debata por última vez.
La autora de este proyecto, Esmerada Hernández, senadora del Pacto Histórico, asegura en entrevista con El Espectador que, aunque hay un ambiente favorable en la plenaria, esto no significa que deban relajarse ni mucho menos tranquilizarle. De igual modo, afirma que, en caso de caerse la iniciativa, seguirán en la lucha hasta que sea ley y así Colombia salga del listado de los únicos ocho países en el mundo donde es legal la tauromaquia (España, Ecuador, Francia, México, Perú, Portugal y Venezuela).
Antes del proyecto de ley 309 de 2023, hubo otros 14 que también tenían como objetivo principal prohibir la tauromaquia en Colombia. ¿Cómo ve el panorama actual?
Este es un momento histórico por dos razones. Primero, por la reconfiguración del Congreso, es uno más joven, más progresista y con mayor participación de los sectores alternativos. Segundo, porque este Gobierno está comprometido con todos los temas de protección de la vida, incluyendo a los animales.
Hoy vemos que los sectores políticos están más dados a conversar sobre este tema y que ya casi todo el país rechaza la tauromaquia. Así que creemos que era el momento y creo que, efectivamente, así se ha demostrado porque hemos llegado tan lejos como nunca.
Este proyecto solo abarca la prohibición de las corridas de toros, rejoneo, novilladas, becerradas y tientas. ¿Qué pasa con el resto de las prácticas culturales que se desarrollan en el país, tales como peleas de gallos, corralejas y cabalgatas?
Creo que no solo Colombia, sino la humanidad en general va hacia un camino en el que cada vez somos más conscientes de que los animales sienten lo mismo que nosotros, que son seres sintientes y que debemos respetarlos y que no debemos utilizarlos para nuestro goce o disfrute. Sin embargo, cada práctica tiene un ritmo diferente.
(...) Hemos entendido que se tiene que ir de a poquitos. No quisimos ser ambiciosos y agrupar todas las prácticas crueles con animales, sino hablar de una y generar el debate especializado para que así se pueda comprender de mejor manera y haya más tranquilidad a la hora de tomar una decisión.
(…) Yo siento que hoy el Congreso no está listo para prohibir las corralejas, aunque es una práctica terriblemente cruel y, además muy peligrosa para los seres humanos, el Congreso no está listo. En cambio, en las corridas de toros, donde se ha venido haciendo un trabajo histórico desde lo social, creemos que podemos dar ese paso político. (...) En el país estamos listos para prohibir la tauromaquia.
Muchas personas creen que esta iniciativa pretende prohibir las peleas de gallos, corralejas y hasta las cabalgatas. ¿Cómo ha lidiado con toda esta desinformación?
Afirmar ese tipo de cosas le hacen daño al proyecto y a este logro histórico para los animales. (...) Esta es una jugada de los taurinos, incluso de algunos sectores que juegan a querer dañar el proyecto, que ni siquiera son taurinos. Pero la jugada de ellos es confundir, tanto así que están trabajando en un proyecto de ley que quiere meter en un solo paquete toda la regulación de las prácticas, cosa que es completamente inconstitucional, es inviable jurídicamente y, además, absurda.
Yo lo que quiero es invitar, por supuesto, a la plenaria y a los representantes, a que tengan la claridad de nuestro proyecto y a que voten con tranquilidad frente a lo que nosotros les estamos proponiendo, que ha sido sincero desde el momento cero.
Senadora, ¿usted ha hablado con el sector taurino?
Los hemos escuchado, leído e invitado a múltiples audiencias. Ellos, en algunas de ellas, se han negado a asistir justamente como protesta porque no quieren legitimar las audiencias.
¿Y cuáles son las preocupaciones del sector taurino en caso de que el proyecto se apruebe y se convierta en ley?
Ellos plantean varias preocupaciones. Primero, el tema laboral: este proyecto plantea una transición y una reconversión laboral con un tiempo de cuatro años. Tres años para implementar el plan de reconversión y un año para remodelar o transformar las plazas de toros en las que también tendrían participación prioritaria las familias taurinas. O sea, que ese es un punto que ya está desvirtuado.
Ellos plantean otras cosas que para mí no tienen ningún sustento, como, por ejemplo, que se acabaría la Feria de Manizales o que el Hospital Infantil de Manizales también entraría en quiebra porque, según ellos, los taurinos son los que lo mantienen, pero no es cierto y lo tenemos documentado a través de respuestas oficiales a derechos de petición. Ellos aportan, si acaso, en calidad de donación 35 millones de pesos al año. Eso es lo que establecimos en promedio. Pero además están exonerados de una cantidad de tributos a partir de la aprobación de un acuerdo municipal que se celebra todos los años. Entonces, eso no es tan real.
También, hemos podido comprobar que hay estadísticas que nos dicen que mientras disminuye el aforo en las corridas de toros en Manizales, la ocupación hotelera aumenta. Entonces, no significa que sea directamente proporcional, sino que hay otras actividades que también hacen que la feria viva.
De llegarse a aprobar, ¿cómo sería esa transición cultural y económica de la que se habla?
En los primeros tres años lo que se tiene que hacer es una identificación porque hoy no existe un censo que nos diga cuántos toreros o tantos criadores de toros de lidia hay en el país. Debemos identificarlos y construir con ellos el plan de reconversión, es decir, si ellos quieren ir hacia la cultura, hacer alguna actividad social, hacer algo sostenible, hacer industria, comercio, lo que sea, se construye y se implementa con ellos en esos años. Y el cuarto año, como ya no habrá corridas, se empezará a trabajar en la transformación de estas.
Hoy en día, ¿por qué no contamos con datos oficiales?
No existen datos oficiales que identifiquen al sector taurino. Las plazas de toros se han venido cerrando en una inmensa mayoría, algunas de las que subsisten son Cali, Manizales, Cundinamarca y Tolima. Ahora, el resto de plazas están abandonadas porque la estructura de una plaza de toros hace que sea muy difícil utilizarla para otro tipo de eventos, sobre todo por el espacio de la arena. De hecho, nosotros intentamos utilizar la plaza en Bogotá, pero los empresarios desisten porque dicen que su adecuación es muy costosa, entonces por eso prefieren buscar otro escenario. Eso lo queremos resolver.
Hoy las plazas no pueden hacer corridas porque cuando se pierde la tradición en un municipio, la Corte dice que no se puede volver a hacer. Lo que nosotros queremos es recuperar esos espacios para que allí puedan hacer otro tipo de eventos.
Pero transformar las plazas de toros en espacios culturales también implica un costo económico, ¿de dónde saldrían estos recursos?
Las plazas son de propiedad, en su mayoría, de las alcaldías o gobernaciones, claro, hay algunas que son privadas.
El Ministerio de Cultura nos dijo en su momento que le interesaba mucho este tema porque en Colombia hay un déficit de infraestructura cultural muy fuerte y esto entraría a compensarlo. Le sale mucho más barato al Gobierno Nacional hacer una inversión de remodelación, que comprar o construir un escenario nuevo. Y esto se haría en conjunto con las alcaldías y gobernaciones que tengan disposición de hacerlo. Eso permitiría que se unan esfuerzos y que sea más económico, porque ya existe la infraestructura, solo es hacer adecuaciones y eso sale más barato.
Hablemos de lo que dice la Corte Constitucional en la Sentencia C-666 de 2010...
Lo que pasa es que los taurinos han manipulado o han malinterpretado lo que ha dicho la Corte. La Corte se pronunció en una sentencia, en 2010, y dijo se prohíben todas las actividades de tortura animal, pero quedan exceptuadas las siguientes: peleas de gallos, corralejas, corridas de toros y demás, en tanto son una tradición cultural reconocida. Así que quedan blindadas por ser una tradición cultural. Pero, luego, la misma Corte dice que esto será hasta tanto el Congreso se pronuncie de fondo.
Pero luego la misma Corte dice esto hasta tanto el Congreso se pronuncie de fondo. Es decir, le da la potestad al Congreso porque, más o menos, dice “nosotros no somos los competentes para prohibir o no”. Pero, además, dice que esto tiene que ser en perspectiva de un deber constitucional de protección de los animales al ser reconocidos seres sintientes.
Ahora, del 2010 hacia acá, toda la jurisprudencia y todas las normas que han salido en materia de protección animal fortalecen la decisión que hoy se tomaría de prohibición. Porque hoy se ha reconocido que los animales son seres sintientes, pero lo que ha dicho la Corte es: yo lo protejo hasta acá porque no tengo la competencia, pero que lo defina el Congreso. Y eso es lo que estamos haciendo.
Entonces, y hablando de manera legal, ¿solo se podrían hacer en municipios donde las corridas de toros son reconocidas como una tradición cultural?
Lo que dice la Corte es: solamente se pueden hacer corridas de toros en los municipios donde son reconocidos como tradición y solamente en la época de la tradición.
Manizales es el ejemplo más conocido. Ellos solo pueden hacer corridas de toros en su época de feria, y si lo dejan de hacer, incluso por un año, significa que se interrumpió la tradición y no podrían volver a hacerlas. Por eso, Manizales es tan juiciosa haciéndolo todos los años.
Nosotros hablamos con el sector taurino y una de sus grandes preocupaciones, entre otras, es que se van a quedar sin trabajo en caso de que apruebe este proyecto. ¿Cómo garantizar que esto no sucederá? ¿Y qué pasará realmente con ellos?
No es tan cierto lo que ellos dicen. Simplemente poniéndole un poquito de lógica al tema. Un torero que toreara o tuviera corridas todos los años, trabaja, por mucho, tres días al año. (...) Y, además, siempre se traen extranjeros. De hecho, hay comunicados oficiales y públicos del sector taurino colombiano reclamando y diciendo ustedes están trayendo extranjeros y los toreros acá están sin trabajo. Cuando uno mira las estadísticas hay toreros que han hecho, durante los últimos diez años, cuatro o cinco corridas de toros. O sea que ¿cuánto vale entonces una corrida para que los mantenga diez años? Eso es absurdo. Lo que significa entonces que eso es una actividad esporádica.
Los toreros se dedican a otras actividades, esto lo hacen por hobby o por pasión, pero no significa que su actividad económica principal sea la tauromaquia.
Ellos dicen no, es que no es solamente el torero sino es toda la cadena que hay alrededor de la tauromaquia: el dueño del hotel y hasta la persona que vende afuera.
Los vendedores informales aprovechan escenarios ocasionales para hacer su venta. Las corridas de toros son muy pocas al año y el vendedor informal no va a ir de corrida en corrida a todos los pueblos vendiendo. No, por supuesto, ellos se quedan en su lugar y venden en todos los eventos públicos. Entonces, si se dinamiza la plaza de toros no van a vender tres días al año, si no que van a vender todo el año porque hay ferias, conciertos, eventos deportivos, etc.
Lo mismo sucede con la hotelería. La hotelería dice “es que vivimos del sector taurino”, ¿o sea que no reciben huéspedes durante todo el resto del año? Eso es absurdo. Lo que vamos a hacer es, al contrario, dinamizar el tema y eso va a resolverle la vida a mucha gente.
¿Y cuál será el destino de los toros de lidia?
Ahí hay una discusión interesante. Primero porque ellos lo ponen como un argumento muy fuerte y dicen que van a acabar con los toros de lidia. El toro, creo yo, está lejos de extinguirse en el mundo.
Lo segundo es que esa tendrá que ser una discusión que se da con el Gobierno Nacional. En ese momento habrá que identificar cuántos toros de lidia hay en el país y quiénes son los propietarios, porque aquí también ha habido una falacia y es decir que el pobre campesino cría el toro y por eso se va a morir de hambre. No. Quienes crían toros hoy son ganaderías que tienen plata. Y yo no creo que las ganaderías estén dispuestas a entregarlos.
Pero si existe el escenario en el que digan “yo no quiero tener este toro, mire usted qué hace señor Estado”, tenemos distintas alternativas y varias de ellas impulsadas por organizaciones internacionales. De hecho, hay santuarios en Colombia que van a recibir a los animales.
Senadora, este martes se debate por cuarta y última vez su proyecto, aunque usted está optimista frente a lo que podría pasar, ¿ha llegado a pensar en que es muy posible que se caiga? ¿Qué haría en este caso?
Esta es una batalla de los defensores de la vida y de los derechos de los animales que no muere acá. Nosotros no vamos a descansar hasta que la tauromaquia se prohíba en Colombia. Si no llega a lograrse, sería una batalla más, pero no sería el fin de esta lucha.
Aquí puede leer el proyecto de ley 309 de 2023: