Aunque la paloma de plaza es bastante típica en la ciudad, su reproducción y crecimiento desordenado puede representar un riesgo para la salud pública.
Foto: Cortesía IDPYBA
Cualquiera que haya caminado alguna vez por el centro de Bogotá recordará haber visto una gran cantidad de palomas revoloteando en la Plaza de Bolívar y en los tejados y cornisas de las edificaciones. El imaginario colectivo que existe alrededor de estas aves es que son “sucias y molestas”. De hecho, a menudo se escucha a alguno que otro ciudadano referirse a ellas de manera despectiva: las llaman “ratas voladoras”. Por otro lado, hay quienes sienten simpatía, las alimentan con maíz y se toman fotos con ellas.
Por Laura Tatiana Vargas Lizarazo
Comunicadora social y periodista con interés en temas sociales, culturales, de conflicto y construcción de paz. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo, Mujeres, Paz y Seguridad 2021.@Tatiana71765621lvargas@elespectador.com