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Para determinar si su canino tiene algún miedo, basta con detectar comportamientos anómalos que afectan el bienestar del animal y la cotidianidad de las personas que conviven con el peludo. Así que saber cómo detectarlo y tratarlo es clave para recuperar la rutina familiar.
Alba Fernández, terapeuta y educadora canina, explicó a la BBC que problemas como la hiperactividad y la agresividad generalmente tienen origen en el miedo. Sin embargo, no existe un patrón para detectar estos problemas en los perros, no solo porque cada animal es único, sino porque cada dueño es único también.
“Casi 99% de los desórdenes emocionales de los perros se deben a fallas de las personas que han formado parte de su socialización (los primeros cuatro meses de vida son determinantes) y del ambiente en el que se desenvuelven”, comentó Turid Rugaas, entrenadora noruega de perros, a la BBC.
Sin embargo, para saber cuándo estar alerta e identificar si su perro tiene algún miedo, según Dennis Turner, director del Instituto de Etología aplicada y Psicología animal de Suiza, se deben tener en cuenta estos cambios:
- Pérdida de apetito por largos periodos de tiempo.
- Inactividad inusual.
- Comportamientos destructivos cuando son dejados solos en casa.
- Intentos de escaparse o de esconderse.
- Se le ve nervioso, deprimido o temeroso.
- Se molesta o se siente amenazado con mucha facilidad.
- Presenta un comportamiento histérico.
- No manifiesta curiosidad.
- Reacciona con exageración al tacto o a los ruidos.
- No puede hacerle frente a los problemas diarios más comunes.
¿Qué deben hacer los dueños?
Turner recomendó observar al animal con cuidado y objetividad y prestar especial atención a los cambios que pueda presentar. Además, una vez confirme que el problema es real y “no solo un capricho en el estado de ánimo de la mascota”, consulte con un veterinario o etólogo.
Es fundamental que los dueños conozcan lo que el perro necesita para vivir mentalmente saludable. Lo recomendable es que:
- No lo castigue.
- No se muestre molesto o amenazante.
- No lo tenga en una jaula ni le ponga collares de ningún tipo.
- No le lance palos ni pelotas.
- No lo use para ganar premios.
- Déjelo ser curioso y permítale explorar el mundo a través de sus sentidos.
- Permítale que construya su autoconfianza para que se enfrente a todo.
- Aliméntelo bien y déjelo que duerma lo suficiente.
- Bríndele compañía, limite las restricciones físicas y estimúlelo mentalmente.
Tenga presente que si la situación es de gravedad o siente que es algo que usted, como tutor, no puede controlar, lo mejor es llevar a la mascota a un veterinario para que le indique qué hacer y así garantizar que esté saludable.
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