Los perros son animales amorosos y cariñosos, capaces de crear vínculos muy profundos con sus cuidadores. Más que simplemente mascotas, los caninos se convierten en compañeros fieles y son capaces de transformar la vida de sus humanos. Aun así, en algunas ocasiones, estos seres pueden tener conductas molestas: orinar dentro de la casa, morder un objeto valioso, tirar de la correa, etc. Ante estos casos, es normal que muchas personas se pregunten si los peludos tienen alguna forma de pedir perdón o mostrar algún tipo de arrepentimiento.
La etóloga especializada en modificación de conducta, Marta Sarasúa, le contó al medio El Universal que los perros no tienen la misma noción de “bien” y “mal” que los humanos, ya que algunas cosas que los humanos pueden considerar como un comportamiento inapropiado, para ellos es simplemente natural.
Según la experta, cuando un perro muestra señales de arrepentimiento, como bajar la cabeza, meter la cola entre las patas o emitir gemidos, en realidad está manifestando calma o apaciguamiento. Esto se debe a que los caninos pueden asociar eventos y aprender de ellos. Por ejemplo, si un peludo es regañado por orinar dentro de la casa, él asociará la presencia de la orina con una reprimenda posterior.
Los perros son expertos en percibir el lenguaje corporal de las personas, ellos captan rápidamente el cambio de conducta de sus dueños: voz más grave de lo normal, resoplidos, ligero aumento de la temperatura corporal, sudor, llevarse las manos a la cabeza, expresiones faciales de disgusto, etc. En consecuencia, su forma de actuar es mostrar los comportamientos anteriormente nombrados con el objetivo de calmar tu enfado y liberar tensiones. Sin embargo, esto no quiere decir necesariamente que tenga la más mínima idea de qué es lo que ha hecho o de por qué su humano está enfadado.
En conclusión, los caninos no tienen la misma noción del “bien” y del “mal” que tienen las personas, pero, gracias a su inteligencia, tienen la capacidad para entender cuando sus cuidadores están enfadados por algo. Para evitar este tipo de situaciones, los mejor es educar a la mascota desde que es cachorra, pues en este periodo su comportamiento es más modificable y tiene mayor predisposición para aprender cosas nuevas.