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La alcaldía de Moreton Bay, Australia, ha generado controversia al emitir una nueva prohibición que afecta a las personas sin hogar. En esta, se les prohíbe tener mascotas y dormir públicamente en furgonetas, como parte del endurecimiento en las políticas del concejo local. El alcalde Peter Flannery explicó que la medida es un intento de poner fin al enfoque “indulgente” que se había tenido hacia las personas sin hogar y sus animales.
Según el alcalde Flannery, la situación de las mascotas de las personas sin hogar se ha vuelto insostenible. “Estos perros ahora se están atacando entre sí porque están descontrolados, están atacando a otras personas sin hogar”, comentó. Flannery agregó que el concejo había sido flexible en el pasado, pero que la situación había llegado a un punto en el que la seguridad de la comunidad estaba en riesgo. “Hemos sido un poco indulgentes, como lo hemos sido con otras políticas de acampar en lugares públicos, pero estamos llegando al punto en que el número de incidentes supera los beneficios”, explicó.
El concejo aprobó la nueva prohibición por unanimidad el pasado jueves, y desde el martes de esta semana ya comenzaron a emitirse los avisos de cumplimiento. Estos avisos ordenan a las personas sin hogar que dejen de dormir en sus vehículos, y advierten que, en caso de no acatar la orden, podrían enfrentarse a multas de hasta 22 millones de pesos colombianos. La misma cantidad de multa se aplicaría a quienes no dejen de tener mascotas en espacios públicos, según los nuevos lineamientos.
Aunque la ley local de Moreton Bay ya prohibía que las personas sin hogar tuvieran animales en espacios públicos, Flannery indicó que las pautas anteriores del concejo permitían cierta “flexibilidad” en la aplicación de esas reglas. Sin embargo, con las nuevas restricciones, esa flexibilidad ya no existirá. El alcalde subrayó que el concejo había mostrado compasión hacia las personas sin hogar, pero que algunos estaban “abusando de ese privilegio”.
Para los habitantes de calle, la nueva medida es un golpe devastador. Tamieka Brittnee, una mujer de 28 años que vive en el Gayundah Coastal Arboretum, comentó que su perro Rebel le daba un sentimiento de seguridad en medio de su difícil situación. “Es desamor tras desamor, hasta el punto en que debería haberme vuelto loca por eso”, señaló Brittnee, quien ha experimentado abuso y violencia desde temprana edad.
Por otro lado, el alcalde Flannery afirmó que el concejo recibe alrededor de 1.500 llamadas al año de residentes que se quejan sobre la presencia de estas personas en sus vecindarios. Flannery expresó que deberían buscar alternativas para sus mascotas, sugiriendo que aquellos que duermen en vehículos se trasladen a un parque de caravanas o a un parque nacional.
Sin embargo, la respuesta de algunos de los afectados ha sido que no hay a dónde ir. Allan Bartlett, propietario de una furgoneta, indicó a ABC Radio Brisbane que mudarse a un parque nacional significaría perder el acceso a los servicios esenciales como baños, agua y apoyo de organizaciones benéficas en la ciudad. Bartlett, quien tiene 36 años, relató que ya ha intentado mudarse a varios parques de caravanas, pero todos estaban llenos. “No hay a dónde ir, no hay a dónde ir para nadie”, lamentó Bartlett.
Por su parte, Aiden Thomson, un joven de 24 años, relató su experiencia de abuso físico y sexual desde su infancia. Thomson, explicó que su vida ha estado marcada por experiencias traumáticas. “Este es el único lugar donde estamos seguros porque nos mantenemos unidos, hablamos entre nosotros y todos hemos pasado por experiencias traumáticas en el pasado”, señaló. A pesar de sus dificultades, Thomson aseguró que no son malas personas, sino personas que han sido víctimas de la vida.
La comunidad sin hogar de Moreton Bay también cuenta con el apoyo de organizaciones caritativas como Nourish Street, fundada por Beau Haywood. Este grupo se dedica a donarles alimento y su fundador expresó su preocupación por la nueva política del concejo. “Muestra una falta de compasión por parte del concejo”, dijo Haywood, quien consideró que la medida es especialmente cruel al acercarse la Navidad.
Haywood añadió que muchas personas sin hogar dependen de sus mascotas para sobrellevar los efectos de la salud mental deteriorada por la falta de un hogar. “Cuando te quedas sin hogar y lo pierdes todo, tu salud mental es una de las primeras cosas que se ven afectadas”, sostuvo Haywood, quien lamentó que la decisión del concejo agrave aún más las condiciones de quienes ya viven en situaciones extremadamente vulnerables.
La controversia sobre la nueva medida se ha intensificado debido a su impacto directo en las personas más desfavorecidas, quienes se ven ahora enfrentadas a un sistema que, según críticos, carece de la empatía necesaria para abordar el complejo problema de la falta de vivienda. Mientras tanto, el concejo de Moreton Bay sigue defendiendo su postura, asegurando que la seguridad de la comunidad debe ser la prioridad.
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