Joven construye una casa con tutoriales de YouTube para él y sus 18 perritos
En Argentina, Claudio Cocimano creó desde cero un hogar para sus mascotas y para otros caninos que acoge mientras encuentran una familia.
En La Plata, Argentina, Claudio Cocimano, un joven de 34 años, ha logrado construir más que una casa; ha creado un hogar lleno de amor y esperanza para sus 18 perros rescatados. Su historia es un testimonio de perseverancia y dedicación, donde el deseo de ofrecer un hogar a los animales abandonados se convierte en una realidad.
Todo comenzó con un sueño claro: rescatar perros de la calle y proporcionarles un espacio seguro hasta que encontraran una familia definitiva. Hasta hace poco, Claudio vivía en un pequeño apartamento que apenas podía albergar a cinco de sus perros. “Donde vivía, tenía cinco perros y ya me estaba quedando el espacio muy chico”, compartió en una entrevista reciente con La Nación. Fue entonces cuando su hermano Damián le ofreció una parte del terreno familiar, lo que le dio la oportunidad de comenzar su propia construcción.
Claudio no tenía experiencia en albañilería, aunque había tomado algunos cursos de herrería y electricidad, su determinación era inquebrantable. Con un auto que había vendido para financiar el proyecto y la ayuda de tutoriales de YouTube, dio inicio a la construcción de su hogar. “Cuando comienzo la casa, yo no tenía nada de idea de albañilería. Ahí es cuando empiezo a ver videos en Youtube de cómo hacer los cimientos, las estructuras, los pozos, etc.”, explicó en la entrevista.
El diseño de la casa fue pensado meticulosamente para la comodidad y el bienestar de sus 18 perros. El primer piso está destinado exclusivamente para ellos, sin muebles que obstruyan su espacio para jugar y descansar. “La parte de arriba es para nosotros, pero ellos también suben. Hoy somos en total 18, mañana tal vez somos 17, después capaz 20″, comentó Claudio, haciendo hincapié en que su hogar siempre está abierto a nuevos rescates.
Durante el proceso de construcción, Claudio trabajaba arduamente, combinando su empleo tradicional con la construcción de su casa. “Estaba todo el día prácticamente trabajando”, recordó. Sin embargo, nunca estuvo solo en su aventura. Su padre, sus amigos y su hermano se unieron a él, ofreciendo apoyo incondicional en cada paso del camino. Claudio expresó su gratitud hacia su padre: “Se levantaba a la madrugada (...) venía a darme una mano con el corazón”.
Según La Nación, la buena voluntad de Claudio por animales nace en su infancia, una que estuvo marcada por la lucha y la resiliencia: “Me siento muy identificado con ellos porque sé lo que es la calle, el frío y la necesidad”, dijo Claudio. Este sentido de empatía es lo que lo motiva a continuar rescatando y cuidando a los animales que encuentra.
En medio de la construcción, el amor llegó de la mano de Tatiana Garro, una joven que compartía su pasión por los animales. Mientras Claudio trabajaba en su nuevo hogar, Tatiana se sumó a su misión.
Hoy, en su hogar ya terminado, Claudio no solo tiene un refugio para sus perros, sino un espacio donde el amor y la empatía prima en cada rincón. La historia de Claudio Cocimano es una prueba de que, con pasión y esfuerzo, es posible transformar la vida de aquellos que más lo necesitan.
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En La Plata, Argentina, Claudio Cocimano, un joven de 34 años, ha logrado construir más que una casa; ha creado un hogar lleno de amor y esperanza para sus 18 perros rescatados. Su historia es un testimonio de perseverancia y dedicación, donde el deseo de ofrecer un hogar a los animales abandonados se convierte en una realidad.
Todo comenzó con un sueño claro: rescatar perros de la calle y proporcionarles un espacio seguro hasta que encontraran una familia definitiva. Hasta hace poco, Claudio vivía en un pequeño apartamento que apenas podía albergar a cinco de sus perros. “Donde vivía, tenía cinco perros y ya me estaba quedando el espacio muy chico”, compartió en una entrevista reciente con La Nación. Fue entonces cuando su hermano Damián le ofreció una parte del terreno familiar, lo que le dio la oportunidad de comenzar su propia construcción.
Claudio no tenía experiencia en albañilería, aunque había tomado algunos cursos de herrería y electricidad, su determinación era inquebrantable. Con un auto que había vendido para financiar el proyecto y la ayuda de tutoriales de YouTube, dio inicio a la construcción de su hogar. “Cuando comienzo la casa, yo no tenía nada de idea de albañilería. Ahí es cuando empiezo a ver videos en Youtube de cómo hacer los cimientos, las estructuras, los pozos, etc.”, explicó en la entrevista.
El diseño de la casa fue pensado meticulosamente para la comodidad y el bienestar de sus 18 perros. El primer piso está destinado exclusivamente para ellos, sin muebles que obstruyan su espacio para jugar y descansar. “La parte de arriba es para nosotros, pero ellos también suben. Hoy somos en total 18, mañana tal vez somos 17, después capaz 20″, comentó Claudio, haciendo hincapié en que su hogar siempre está abierto a nuevos rescates.
Durante el proceso de construcción, Claudio trabajaba arduamente, combinando su empleo tradicional con la construcción de su casa. “Estaba todo el día prácticamente trabajando”, recordó. Sin embargo, nunca estuvo solo en su aventura. Su padre, sus amigos y su hermano se unieron a él, ofreciendo apoyo incondicional en cada paso del camino. Claudio expresó su gratitud hacia su padre: “Se levantaba a la madrugada (...) venía a darme una mano con el corazón”.
Según La Nación, la buena voluntad de Claudio por animales nace en su infancia, una que estuvo marcada por la lucha y la resiliencia: “Me siento muy identificado con ellos porque sé lo que es la calle, el frío y la necesidad”, dijo Claudio. Este sentido de empatía es lo que lo motiva a continuar rescatando y cuidando a los animales que encuentra.
En medio de la construcción, el amor llegó de la mano de Tatiana Garro, una joven que compartía su pasión por los animales. Mientras Claudio trabajaba en su nuevo hogar, Tatiana se sumó a su misión.
Hoy, en su hogar ya terminado, Claudio no solo tiene un refugio para sus perros, sino un espacio donde el amor y la empatía prima en cada rincón. La historia de Claudio Cocimano es una prueba de que, con pasión y esfuerzo, es posible transformar la vida de aquellos que más lo necesitan.
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