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Un cielo lleno de fuegos artificiales, sonidos de petardos y otro tipo de explosivos fueron los responsables de quitarle la vida a Luna, una black lab golden retriever que falleció en la Alborada. En la madrugada del primero de diciembre, su cuerpo no resistió los impactos que genera la pólvora en el sistema nervioso de los animales.
La llegada de la navidad en Antioquia, fue una odisea para esta canina y su familia, debido a que la mascota sufrió hasta los últimos instantes de su vida. Desde las 11:57 de la noche, empezó a mostrarse seriamente afectada por los sonidos que producen los explosivos y a las 2:30 de la mañana, la canina vomitó sangre y se desvaneció.
Esta tragedia, la cuenta su tutora, una mujer que vive en la vereda Abreo, en Rionegro (municipio del oriente antioqueño), junto con su pareja y una manada de perros rescatados. Luna, como los otros animales con los que convivía, fue rescatada cuando su primera familia la abandonó porque estaban esperando un bebé y argumentaban que no podrían compartir casa con un perro ten grande. Por esto, la canina color negro, se unió a su nueva familia por casi 10 años de amor.
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“Eran exactamente las 11:57 de la noche cuando empezó la pólvora más impresionante. Luna estaba en la pieza con nosotros, ella se desesperó, empezó a moverse para todos lados, yo la llamaba, la sentaba junto a mí. Ella era jadeando y desesperada caminando por todo lado. Se salía de la pieza, llorando. Llegó un momento en el que empezaron a quemar tacos, que son unas explosiones impresionantes. Ella del susto se metió debajo de la cama. Los otros estaban ahí también, pero ella no quiso salir. Se quedó debajo”, contó la dueña de Luna a Semana.
La mujer, muy afectada por la pérdida de su compañera, llama al país a que sea consciente del daño que se le hace a los animales con la pirotecnia, debido a que los animales tienen los sentidos mucho más agudos que los humanos. Por esto, las medidas que tomó para proteger a sus mascotas no fueron útiles. La cuidadora dice que los perros estaban en la habitación de la finca más aislada del ruido, además les puso música tranquila para distraerlos y los acompañó toda la noche para darles seguridad.
“Fueron entre 10 y 15 minutos de estallidos. Cuando mermaron los ruidos, todos (el resto de perros) estaban más tranquilos, pero ella no quiso salir de debajo de la cama. Yo la miraba y ella me devolvía la mirada con esos ojos abiertos. Mi pareja llegó del turno de noche a las 2:30 a.m. y cuando llegó Luna salió de debajo de la cama. Tenía el estómago completamente hinchado, estaba atontada. Lo saludó, le voleó la colita, se fue a un rincón, vomitó una bocanada de sangre y ahí quedó”, dijo entre lágrimas, quien no quiso revelar su identidad para no generar rencores.
Ante la situación, la dueña del hogar de los perritos comentó que estaba segura de que Luna esperaba a su otro dueño para despedirse. Cuando el integrante que faltaba, se sumó a Luna y a su pareja, no hubo nada que hacer. La perrita de cabellera negra ya no reaccionaba. “Lo que nos dijo el veterinario es que seguramente tuvo una ruptura interna y que eso fue lo que hizo que se desangrara. Coloquialmente, se dice que se le estalló el corazón y ella se aguantó porque quería despedirse de mi pareja”, agregó la mujer que tiene cinco perros rescatados en su finca.
Luna es la primera mascota que muere a causa de pólvora. No obstante, a lo largo de los años ha habido mayor cantidad de animales afectados, ya que las explosiones ocasionan estrés, aturdimiento e, incluso, hace que las mascotas pierdan su sentido de orientación.
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“Los daños que la pólvora, principalmente explosiva, les causa a los animales y al ambiente deberían bastar para que el estado adoptara medidas restrictivas, severas; incluso, prohibitivas. La evidencia médica disponible indica que la pólvora puede ocasionarles a los animales pérdida transitoria de la capacidad auditiva, afectaciones al sistema respiratorio, extravíos, accidentes por huida, abandono de nidos, miedo intenso, trastornos de ansiedad y muerte súbita. No solo por las explosiones, sino también por el humo y las vibraciones. Además, hoy hay tecnologías de entretenimiento extraordinarias como drones, mapping, láser, por lo cual no tiene sentido insistir en el uso de productos peligrosos y dañinos para las personas, los animales y la naturaleza”, aseveró la senadora animalista Andrea Padilla, a Semana.
En Antioquia, las cifras de animales afectados ha ido disminuyendo, debido a que se realizan jornadas de concientización para que la ciudadanía comprenda lo negativa que es la pólvora para los animales de compañía, según explica Diana Santacruz, subsecretaria de bienestar animal de la secretaría de Medio Ambiente en la Alcaldía de Medellín. En consecuencia, se ha visto un decrecimiento en las cifras de afectados, en comparación con las que se tenían en el 2019.
Aun así, no ha sido suficiente. Casos como el de Luna, se repiten, especialmente en épocas decembrinas. Por ahora, el deseo de la cuidadora de la canina fallecida es que las personas se detengan a pensar dos veces, antes de lanzar un volador. “No es justo que la felicidad de otros se conviertan en la tristeza de tantas personas. Cuando murió, yo salía y miraba la finca de donde estaban quemando la pólvora y era increíble imaginarlos a ellos con su falsa alegría y vernos a nosotros con un dolor tan grande”.
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