Los caninos han pasado de ser el mejor amigo del hombre a ser considerados como hijos, e incluso, hermanos. Esto, porque en los peluditos empieza a circular el mismo neurotransmisor que crea vínculos entre madres e hijos y que se encarga de establecer el apego maternal. Este sentimiento, al pertenecer a otras especies, crea relaciones tan cercanas como las de una familia.
Sobre esta relación, David Bravo, líder de comportamiento y enriquecimiento ambiental de la Unidad de Cuidado Animal de Bogotá, explica a La Red Zoocial cómo se dan estas relaciones tan cercanas y hasta qué punto puede ser saludable para usted y su mascota.
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Inicialmente, Bravo comenta que “cuando hay contacto continuo entre un perro y una persona, ambos van a aumentar niveles de oxitocina –es la hormona del amor, de la calma y el contacto–, así que proporcionalmente se incrementa el vínculo”.
Lo anterior, ya que tanto el ser humano como los perros son seres sociales que viven en manada y conviven con grupos sociales. Estas características en común permiten que la cercanía y el amor se sienta tan cercano como si fuera alguien de la misma especie lo proporcionara.
¿La edad influye a la hora de generar mayor o menor cercanía con un perrito?
No hay una edad o etapa que determine la creación del vínculo, porque se puede generar en cualquier momento, “solo depende de un contacto positivo y agradable con los humanos”, expresa Bravo. Sin embargo, agrega que “es más fuerte el vínculo que se genera con cachorros. Un niño que tiene contacto con su mamá desde sus días de recién nacido va a estar más apegada a ella, lo mismo pasa con los perros”.
Lo anterior, debido a que el contacto con los peluditos desde su periodo sensible, que comienza desde que la hembra reconoce a la cría en el mismo momento del nacimiento del cachorro y comprende de las 10 a las 12 semanas de vida, se crea un vínculo fuerte que será notorio a lo largo de la vida del canino.
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“No significa que a un perrito adulto o a uno geronte (que corresponde a aquel que ha alcanzado el último 25 % de su expectativa de vida) se le imposibilite crear lazos con las personas, este siempre se podrá establecer de la mano de tratos positivos”, indica Bravo.
¿Los perros manejan niveles de apego?
El experto asegura que sí, porque hay niveles superficiales –que ocurren cuando no hay tanto contacto–, así como existen relaciones profundas –que es lo que sucede con los cuidadores–. Sin embargo, aclara que hay una delgada línea que se debe tener en cuenta para que la relación de apego no se convierta en algo negativo.
“La unión puede ser negativa y esto pasa cuando el perro no sabe estar solo y genera dependencia a su dueño o dueña. Lo que causa ansiedad por separación, condición que aparece cuando se exacerba el vínculo y el perro no sabe lidiar con estar solo”, ejemplifica Bravo.
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Ante esta condición y dependiendo del grado de ansiedad, lo que puede hacer la persona es entrenar las horas de salida y separación para que el perro gradualmente entienda que quedarse solo no es algo malo. Por ello, hay ejercicios que consisten en: hacer salidas cortas o dejar suficiente enriquecimiento ambiental, es decir, que el perro tenga opciones para entretener la mente y jugar mientras está solo con juguetes rellenos de comida, que lo hagan poner empeño para que no se aburra con facilidad.
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Aunque, “cuando la ansiedad es fuerte toca agregar psicofármacos o esencias florales como lavanda y manzanilla que generan calma en ellos. Así como feromonas que generen un tipo de calma. Si lo dicho no es suficiente, se sugiere pasar a la atención veterinaria”, concluye Bravo.
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