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“No se separaba de mí”: el perrito que salvó la vida de un instructor del SENA

Bailey es un perro de apoyo emocional que no solo ha ayudado a Nicolás Garzón, sino que ahora colabora también con la institución educativa.

La Red Zoocial
10 de octubre de 2024 - 10:05 p. m.
El evento SENA Inclusivo 2024 habló de la importancia del apoyo emocional para la construcción de una sociedad más equitativa.
El evento SENA Inclusivo 2024 habló de la importancia del apoyo emocional para la construcción de una sociedad más equitativa.
Foto: SENA
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Durante el evento SENA Inclusivo 2024, Nicolás Garzón, un instructor de Tecnologías de la Información, compartió su inspiradora historia sobre cómo su perro de apoyo emocional, llamado Bailey, ha transformado por completo su vida.

Todo empezó hace cuatro años, cuando Nicolás enfrentó una crisis nerviosa que culminó en un diagnóstico de depresión y ansiedad. En ese momento difícil, encontró en Bailey un apoyo incondicional que lo ayudó a salir de la situación difícil en la que se encontraba. “No es solo una mascota; es parte fundamental de mi recuperación (...) Siempre está pendiente de mí”, comentó Nicolás en un comunicado del SENA.

El proceso para convertir a Bailey en su perro de apoyo emocional fue complejo. Nicolás explicó que no todos los perros están capacitados para este papel. Por fortuna, Bailey tiene las características necesarias, como empatía y cercanía, lo que lo hace ideal para ayudar a su dueño. “Durante mis crisis, no se separaba de mí y se mantenía atento a mi bienestar”, relató.

El impacto de Bailey, no solo ha beneficiado la salud mental de Garzón, también se ha sentido dentro de las instalaciones del SENA. Nicolás ha colaborado con la psicóloga Diana Bolívar para brindar apoyo a otros aprendices que lo requieren: “Bailey ha tenido un impacto positivo en los muchachos,” expresó Garzón.

Además, una unidad psiquiátrica observó que Bailey puede detectar ciertos comportamientos en personas con dificultades emocionales. “Lo llevamos al Hospital General y se dieron cuenta de que, además de ayudarme a mí, también podía detectar ciertos comportamientos y características en otras personas. Desde entonces, su labor no solo es conmigo, sino con quienes lo necesitan”, explicó Nicolás.

La historia de Bailey, al igual que la de muchos otros animales de compañía, resalta el impacto positivo que las mascotas pueden tener en la vida de las personas, especialmente en momentos de vulnerabilidad.

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