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Bionca Smith escuchó los ladridos y maullidos de todos los animales de su santuario. Al notar que todas las criaturas que estaban a su cargo estaban alteradas, se dirigió a la puerta, pues creía que el motivo de tanta emoción era por un visitante inesperado.
Se sorprendió al encontrar a un cachorro con ojos tristes que rogaban por un hogar, alimento, un baño y, sobre todo, una segunda oportunidad. Ella –cuidadora y dueña del santuario Off The Grid Animal (asociación sin ánimo de lucro ubicada en Texas, Estados Unidos)– se sorprendió al ver que el perrito estaba lleno de suciedad, a pesar de estar acostumbrada a lidiar con todo tipo de historias desgarradoras, porque la mayoría de sus animales fueron víctimas de abuso o fueron rescatadas de condiciones deplorables de vida. “Escuché a los perros ladrar como locos, entonces fui a revisar el portón y noté que había un perro mirando hacia adentro”, se lee en una publicación que hizo a través de Instagram.
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Corrió a auxiliarlo. “Me di cuenta de que estaba buscando ayuda, pero su rostro me intimidó por un momento. Pude haber tenido miedo de que me mordiera, él pudo tener miedo a que lo lastimara, pero gracias a la conexión que surge al estar en el lugar correcto, en el momento indicado ‘cuándo lo sabes, lo sabes’”, agregó.
Smith se dirigió al perro en voz baja para no ahuyentarlo, cuando estuvo cerca del desprotegido canino, este le respondió extendiendo su pata, lo que terminó por enamorar a la cuidadora. Al instante sintió una conexión especial y lo nombró Deputy, lo cargó y le dio un nuevo hogar en su santuario.
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Aunque el protocolo del lugar dice que los animales callejeros deben estar en cuarentena antes de conocer al resto de los animales, Deputy hizo un amigo antes de tiempo: “Kumo es nuestro perro guardián. Es el alfa de nuestra manada y el perro más amigable que jamás haya existido. Antes de que Deputy pudiese entrar, debía conocerlo”.
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El perro alfa de la manada se mostró emocionado al conocer a un nuevo amigo, agitaba la cola y lo olfateaba enérgicamente. Le dio la bienvenida oficial a Deputy luego de “extenderle” la pata a través de la valla de madera.
Luego de estar aislado, pero con todas las condiciones pertinentes, el antiguo perro callejero se pudo unir con el resto de la manada del santuario. Gracias a su tierno gesto de valentía, Deputy ahora puede pasar el resto de sus días jugueteando con sus nuevos amigos caninos del santuario y vivir sin preocuparse nuevamente por tener que rogar por una segunda oportunidad de vida.
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