Perritos ayudan a sanar a soldados heridos en combate en el Hospital Militar
Fuerza Peluda es un grupo de canes debidamente entrenados que, bajo la supervisión de interacciones controladas, buscan proporcionar auxilio emocional y psicológico a los pacientes del Hospital Militar Central de Bogotá.
Laura Tatiana Vargas Lizarazo
En una habitación del Hospital Militar Central de Bogotá (HOMIL) se encuentra el capitán del Ejército Nacional, Sebastián Jiménez. Lleva allí más de un mes, recuperándose de las graves heridas que recibió en el atentado perpetrado por el ELN en Puerto Jordán, Arauca, el pasado 17 de septiembre. Los últimos días han sido difíciles para el uniformado. Sin embargo, ha logrado sacar fuerzas para seguir adelante gracias a la compañía incondicional de su familia, de su mascota Hanna y de un grupo de perros de apoyo emocional que todos los días van a su habitación.
Se trata de Paco, Kratos, Rafa y Polo. Estos cuatro caninos componen la Fuerza Peluda, un programa de humanización del HOMIL que busca acompañar a los pacientes, la mayoría militares heridos en combate, en sus procesos de recuperación a través de visitas asistidas con animales. Esta iniciativa ofrece un tratamiento integral que abarca tanto la salud física como la emocional de los enfermos.
“Esa visita realmente le eleva a uno la moral. A mí me encantan los perros, siempre los he tenido. Cuando era subteniente tuve una perrita que murió de viejita. Ver a la Fuerza Peluda me acuerda de todos esos momentos importantes que viví con mi anterior mascota. Además, cuando ellos están acá me ayudan mucho, no solo en esa parte emocional, también en mi motricidad, me motivan a moverme”, cuenta el capitán Jiménez mientras acaricia el lomo de Kratos.
El programa Fuerza Peluda empezó a funcionar en mayo de este año y desde su creación ha apoyado a la recuperación de casi 100 pacientes. La idea del hospital era permitir la interacción con peludos cuidadosamente seleccionados y adiestrados, bajo la supervisión de profesionales de la salud especializados en terapia asistida con animales.
Las mascotas, y en particular los canes entrenados, han sido reconocidos por su capacidad para mejorar significativamente la salud mental y emocional de las personas. A nivel internacional este tipo de programas son más comunes. Iniciativas similares realizadas en Estados Unidos y España han evidenciado que la presencia de los animales de compañía en el entorno hospitalario tiene importantes beneficios para los pacientes. De acuerdo con una investigación de la Universidad Autónoma de Madrid – UAM, permitir la interacción con las mascotas en un hospital ayuda a disminuir niveles de estrés y ansiedad, mitigar la soledad y fomentar un ambiente de tranquilidad y bienestar general.
“Son muchos los beneficios de trabajar con un perro. Nosotros hemos visto que esas visitas son absolutamente reparadoras y alejan de la mente, por lo menos por un instante, esas situaciones difíciles y estresantes que tienen los pacientes día a día”, indica Catalina Correa, subdirectora médica del HOMIL.
¿Quiénes componen la Fuerza Peluda?
La Fuerza Peluda inició con Kratos, un pastor belga malinois que fue donado por la Fuerza Aérea Colombiana. Llegó al hospital para demostrar que aunque no todos los perros son aptos para las labores de búsqueda y rescate, sí tienen habilidades muy valiosas que ayudan en el bienestar de los humanos. A él se le unieron otros tres peludos, uno de ellos es Paco, un perro criollo que llegó por sus propios medios.
“Un día a la puerta del hospital llegó Paco. Estaba acostado en la entrada y muy herido. Nadie lo reclamó, no tenía familia. Nosotros lo llevamos al veterinario, le ayudamos a curar sus heridas, lo adoptamos y lo integramos a la Fuerza Peluda. Ahora es una mascota de apoyo emocional que ayuda a los pacientes que se encuentran en recuperación”, cuenta Correa.
Por su parte, Rafa y Polo son dos labradores cachorros entregados por el Ejército Nacional. Los animales todavía están en proceso de entrenamiento y se espera que pronto puedan realizar interacciones terapéuticas en varias áreas del hospital, incluyendo las salas de espera y las zonas de recuperación.
Todos los perros del programa, según explica la subdirectora médica del hospital, reciben los cuidados necesarios para cumplir con su noble labor. Cada uno tiene un área destinada para su descanso, donde se les garantiza el bienestar en cuanto a alimentación, salud y juego. “No todo es trabajo, ellos también tienen horarios de descanso. Todos los días alternamos las visitas de los perritos para que mientras unos están trabajando, los otros puedan descansar. Además, cada uno tiene su propio guía canino”, indica Correa.
Programa Issy: las mascotas visitan a los pacientes
Además de Fuerza Peluda, la estrategia de humanización con animales del HOMIL cuenta con el programa Issy, el cual promueve el acompañamiento de las mascotas de los pacientes con estancias prolongadas. En estos casos, los propios perros y gatos de las personas hospitalizadas se encargan de dar ese apoyo emocional.
El programa Issy comenzó con una solicitud específica: los familiares de una paciente en estado terminal le preguntaron al personal médico si era factible que su animal de compañía, una gatita llamada Issy, pudiera visitarla en sus últimos días. Aceptaron la solicitud y, desde entonces, cualquier paciente que se encuentre hospitalizado por un periodo de más de tres días puede solicitar el ingreso de su peludo.
Para que las visitas de los animales de compañía se den de forma segura y cumplan su objetivo terapéutico sin generar riesgo al paciente y al equipo asistencial, se deben tener en cuenta algunos lineamientos. Según explica Correa, el hospital cuenta con protocolos bien estructurados en dos vías. La primera es el enfermo: no debe ser una persona inmunosuprimida, no debe tener heridas expuestas, no debe estar aislada y no puede tener infecciones o alergias. La segunda tiene que ver con las mascotas: deben tener certificado médico veterinario constatando buen estado de salud, carnet de vacunación donde certifique esquema hexavalente y rabia, recibir un baño en un periodo no menor a 45 días antes de la visita, tener uñas cortas y aseo general en pelaje y extremidades.
Además, la mascota debe ser guiada por un familiar mediante correa y debe permanecer con ella durante su estancia, aquellos que sean considerados de manejo especial, deben portar bozal durante su tránsito por el hospital. “Las visitas generalmente no son tan prolongadas, alrededor de 15 minutos o media hora, lo que cada familia establezca de acuerdo a las condiciones del paciente”, explica la subdirectora médica del hospital.
Tanto los seres de cuatro patas de Fuerza Peluda, como los que se acogen al programa Issy, son parte fundamental a la hora de garantizar el bienestar y la salud de los pacientes y colaboradores en el entorno hospitalario. Ellos demuestran por qué el amor de una mascota es la mejor medicina.
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En una habitación del Hospital Militar Central de Bogotá (HOMIL) se encuentra el capitán del Ejército Nacional, Sebastián Jiménez. Lleva allí más de un mes, recuperándose de las graves heridas que recibió en el atentado perpetrado por el ELN en Puerto Jordán, Arauca, el pasado 17 de septiembre. Los últimos días han sido difíciles para el uniformado. Sin embargo, ha logrado sacar fuerzas para seguir adelante gracias a la compañía incondicional de su familia, de su mascota Hanna y de un grupo de perros de apoyo emocional que todos los días van a su habitación.
Se trata de Paco, Kratos, Rafa y Polo. Estos cuatro caninos componen la Fuerza Peluda, un programa de humanización del HOMIL que busca acompañar a los pacientes, la mayoría militares heridos en combate, en sus procesos de recuperación a través de visitas asistidas con animales. Esta iniciativa ofrece un tratamiento integral que abarca tanto la salud física como la emocional de los enfermos.
“Esa visita realmente le eleva a uno la moral. A mí me encantan los perros, siempre los he tenido. Cuando era subteniente tuve una perrita que murió de viejita. Ver a la Fuerza Peluda me acuerda de todos esos momentos importantes que viví con mi anterior mascota. Además, cuando ellos están acá me ayudan mucho, no solo en esa parte emocional, también en mi motricidad, me motivan a moverme”, cuenta el capitán Jiménez mientras acaricia el lomo de Kratos.
El programa Fuerza Peluda empezó a funcionar en mayo de este año y desde su creación ha apoyado a la recuperación de casi 100 pacientes. La idea del hospital era permitir la interacción con peludos cuidadosamente seleccionados y adiestrados, bajo la supervisión de profesionales de la salud especializados en terapia asistida con animales.
Las mascotas, y en particular los canes entrenados, han sido reconocidos por su capacidad para mejorar significativamente la salud mental y emocional de las personas. A nivel internacional este tipo de programas son más comunes. Iniciativas similares realizadas en Estados Unidos y España han evidenciado que la presencia de los animales de compañía en el entorno hospitalario tiene importantes beneficios para los pacientes. De acuerdo con una investigación de la Universidad Autónoma de Madrid – UAM, permitir la interacción con las mascotas en un hospital ayuda a disminuir niveles de estrés y ansiedad, mitigar la soledad y fomentar un ambiente de tranquilidad y bienestar general.
“Son muchos los beneficios de trabajar con un perro. Nosotros hemos visto que esas visitas son absolutamente reparadoras y alejan de la mente, por lo menos por un instante, esas situaciones difíciles y estresantes que tienen los pacientes día a día”, indica Catalina Correa, subdirectora médica del HOMIL.
¿Quiénes componen la Fuerza Peluda?
La Fuerza Peluda inició con Kratos, un pastor belga malinois que fue donado por la Fuerza Aérea Colombiana. Llegó al hospital para demostrar que aunque no todos los perros son aptos para las labores de búsqueda y rescate, sí tienen habilidades muy valiosas que ayudan en el bienestar de los humanos. A él se le unieron otros tres peludos, uno de ellos es Paco, un perro criollo que llegó por sus propios medios.
“Un día a la puerta del hospital llegó Paco. Estaba acostado en la entrada y muy herido. Nadie lo reclamó, no tenía familia. Nosotros lo llevamos al veterinario, le ayudamos a curar sus heridas, lo adoptamos y lo integramos a la Fuerza Peluda. Ahora es una mascota de apoyo emocional que ayuda a los pacientes que se encuentran en recuperación”, cuenta Correa.
Por su parte, Rafa y Polo son dos labradores cachorros entregados por el Ejército Nacional. Los animales todavía están en proceso de entrenamiento y se espera que pronto puedan realizar interacciones terapéuticas en varias áreas del hospital, incluyendo las salas de espera y las zonas de recuperación.
Todos los perros del programa, según explica la subdirectora médica del hospital, reciben los cuidados necesarios para cumplir con su noble labor. Cada uno tiene un área destinada para su descanso, donde se les garantiza el bienestar en cuanto a alimentación, salud y juego. “No todo es trabajo, ellos también tienen horarios de descanso. Todos los días alternamos las visitas de los perritos para que mientras unos están trabajando, los otros puedan descansar. Además, cada uno tiene su propio guía canino”, indica Correa.
Programa Issy: las mascotas visitan a los pacientes
Además de Fuerza Peluda, la estrategia de humanización con animales del HOMIL cuenta con el programa Issy, el cual promueve el acompañamiento de las mascotas de los pacientes con estancias prolongadas. En estos casos, los propios perros y gatos de las personas hospitalizadas se encargan de dar ese apoyo emocional.
El programa Issy comenzó con una solicitud específica: los familiares de una paciente en estado terminal le preguntaron al personal médico si era factible que su animal de compañía, una gatita llamada Issy, pudiera visitarla en sus últimos días. Aceptaron la solicitud y, desde entonces, cualquier paciente que se encuentre hospitalizado por un periodo de más de tres días puede solicitar el ingreso de su peludo.
Para que las visitas de los animales de compañía se den de forma segura y cumplan su objetivo terapéutico sin generar riesgo al paciente y al equipo asistencial, se deben tener en cuenta algunos lineamientos. Según explica Correa, el hospital cuenta con protocolos bien estructurados en dos vías. La primera es el enfermo: no debe ser una persona inmunosuprimida, no debe tener heridas expuestas, no debe estar aislada y no puede tener infecciones o alergias. La segunda tiene que ver con las mascotas: deben tener certificado médico veterinario constatando buen estado de salud, carnet de vacunación donde certifique esquema hexavalente y rabia, recibir un baño en un periodo no menor a 45 días antes de la visita, tener uñas cortas y aseo general en pelaje y extremidades.
Además, la mascota debe ser guiada por un familiar mediante correa y debe permanecer con ella durante su estancia, aquellos que sean considerados de manejo especial, deben portar bozal durante su tránsito por el hospital. “Las visitas generalmente no son tan prolongadas, alrededor de 15 minutos o media hora, lo que cada familia establezca de acuerdo a las condiciones del paciente”, explica la subdirectora médica del hospital.
Tanto los seres de cuatro patas de Fuerza Peluda, como los que se acogen al programa Issy, son parte fundamental a la hora de garantizar el bienestar y la salud de los pacientes y colaboradores en el entorno hospitalario. Ellos demuestran por qué el amor de una mascota es la mejor medicina.
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