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En el exclusivo vecindario del Upper West Side, ubicado en Manhattan, Nueva York, ha surgido una disputa legal en torno a Sam, un perro de apoyo emocional de raza mixta, acusado de atacar a residentes de un edificio.
Cabe resaltar que los animales de servicio están entrenados individualmente para desarrollar tareas específicas según los requerimientos de la persona. Por ejemplo, un perro guía que acompaña y ayuda a una persona con discapacidad visual.
Este hecho ha planteado varias preguntas sobre el equilibrio entre los derechos de los animales de apoyo emocional y la seguridad comunitaria, en medio de crecientes preocupaciones por ataques de perros en entornos urbanos.
Esta demanda acusa a los dueños de Sam, cuyos nombres son Alan Katz e Inna Fayenson, de negligencia en el control del animal. También, se está acusando al edificio de no tomar medidas adecuadas para garantizar la seguridad de sus residentes.
Por lo general, un perro puede ser etiquetado como animal de apoyo emocional con una carta del médico. Los críticos se quejan de que el estatus es demasiado fácil de obtener, incluso a través de sitios web que cobran tarifas para generar cartas de médicos sin examinar físicamente a los solicitantes.
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