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Cola, un perro de nueve meses, fue abandonado en una alcantarilla de Bangkok, Tailandia, con sus patas delanteras mutiladas, como castigo por morder los zapatos de un vecino.
A pesar de ser dado por muerto, fue acogido por John y Gill Dalley, dos jubilados que crearon la Fundación Soi Dog en Phuket, para auxiliar a los perros callejeros de Tailandia. La pareja sintió una conexión inmediata con Cola, por lo que rápidamente forjaron un vínculo inquebrantable, y la esposa se propuso conseguir piernas protésicas, para permitirle correr.
John explicó que el can los acompañó durante solo nueve meses antes del fallecimiento de su esposa, pero fue especial porque compartían bastantes elementos en común.
“Cuando no ha tenido sus patas, porque algo se rompió y tuvo que ser reparado, llora y aúlla si los demás salen y él se queda atrás”, compartió el esposo para la BBC.
Ante la posibilidad de que Cola se quedara completamente confinado en casa, John buscó ayuda entre quienes lo rodeaban. Al conocer su historia, Toby Carllson, consultor de Stockport, intervino para brindar ayuda.
Después del fallecimiento de la señora Dalley en 2017, John Dalley regresó a Reino Unido, donde continúa dirigiendo la organización benéfica Soi Dog.
Él destacó que las nuevas patas, con sus respectivas patitas, permiten que Cola vuelva a jugar en la playa de Hornsea, en Inglaterra.
“Con sus piernas protésicas, puede caminar y comportarse como cualquier otro perro cuando sale a correr”, afirmó John Dalley para la BBC. “Sin ellas, no podría disfrutar de esta actividad. En casa, se desplaza al estilo canguro, pero no podría dar un paseo como lo hace ahora”, concluye el propietario del animal.
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