Perros de apoyo emocional en universidades: ¿es viable en Colombia?
Los animales de apoyo emocional pueden traer múltiples beneficios en los ambientes educativos. Sin embargo, la integración de estos en las instituciones de educación superior presenta desafíos para las propias entidades.
Laura Tatiana Vargas Lizarazo
Ver a una perrita caminando por los pasillos de la Universidad de los Andes se volvió algo habitual desde hace algunos meses. Se trata de Renata, una teckel arlequín de pelo largo de tres años que no mide más de 30 centímetros. Esta canina, que se roba la atención de todos los estudiantes en el campus, es la mascota de apoyo emocional del profesor de la Facultad de Arquitectura y Diseño, Jaime Patarroyo. Renata llegó a su vida al final de la pandemia cuando vivía completamente solo. Ella fue su apoyo en aquella época de desconcierto y lo ayudó a volver a conectarse consigo mismo.
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Ver a una perrita caminando por los pasillos de la Universidad de los Andes se volvió algo habitual desde hace algunos meses. Se trata de Renata, una teckel arlequín de pelo largo de tres años que no mide más de 30 centímetros. Esta canina, que se roba la atención de todos los estudiantes en el campus, es la mascota de apoyo emocional del profesor de la Facultad de Arquitectura y Diseño, Jaime Patarroyo. Renata llegó a su vida al final de la pandemia cuando vivía completamente solo. Ella fue su apoyo en aquella época de desconcierto y lo ayudó a volver a conectarse consigo mismo.
En 2022, reconociendo los beneficios terapéuticos que estos seres sintientes brindan, la Universidad de los Andes estableció un protocolo para el ingreso de los animales de apoyo emocional al campus. Valiéndose de esa opción que busca poner en primer plano la salud mental de la comunidad educativa, Patarroyo se apuntó a cumplir los requerimientos para que su perrita pudiera acompañarlo mientras dictaba clases.
Esta medida, que hace no mucho se permitía en muy pocos lugares, ahora debe existir en todas las instituciones de educación superior debido a una orden dada por la Corte Constitucional en julio de este año. Para el alto tribunal, las instituciones deben priorizar la salud mental de sus miembros y, por ende, establecer protocolos que mantengan un equilibrio entre el bienestar de la persona, del animal y de la comunidad. La decisión fue anunciada en un comunicado publicado el 10 de julio, tras revisar el caso de Isabel, una estudiante universitaria con trastorno de ansiedad y depresión que requiere la presencia de su perro de apoyo emocional.
Según el Departamento Médico y Servicio Veterinario de la Universidad de los Andes, esta institución ha venido trabajando en el desarrollo de un procedimiento de ingreso de perros de apoyo emocional y asistencia física incluso desde antes de la declaración de la Corte, ya que “hace parte de las acciones para fomentar el bienestar de todas las personas que conforman nuestra comunidad universitaria, y que se alinea estratégicamente con nuestra política de inclusión para promover un ambiente que facilite el apoyo emocional de quienes lo requieran”, indican.
Aunque Renata es quizá la más conocida del campus Uniandes, no es la única perrita de apoyo emocional que se pasea por la universidad con su tutor, ella hace parte de esta nueva cotidianidad en donde caninos acompañan a estudiantes, profesores y empleados. “Es una muestra de la adaptabilidad y la atención a las necesidades de las personas, que tiene completa coherencia con el enfoque de un campus biodiverso, seguro y acogedor”, agrega la universidad.
¿Las universidades están listas para permitir perros en las aulas?
A pesar de los múltiples beneficios que tienen los perros de apoyo emocional, la integración de ellos en las instituciones de educación superior presenta ciertos retos, como, por ejemplo, establecer protocolos de ingreso claros y justos que no impongan barreras innecesarias. En este punto es importante explicar que aunque los requisitos y consideraciones pueden variar de una universidad a otra, la Corte pide evitar exigencias excesivas como la presentación de historiales clínicos detallados que violen el derecho a la privacidad.
Algunos de los requisitos que la mayoría de las instituciones educativas exigen para el ingreso de un perro de apoyo emocional son: presentar un certificado expedido por un profesional de la salud mental donde se indique la necesidad de tenencia y acompañamiento de la mascota en los diferentes espacios de la universidad, tener vigente el carné de vacunas y mantener al canino sujeto dentro de los salones de clase y cualquier espacio público de la institución.
También es importante considerar los derechos y las necesidades de los demás miembros de la comunidad universitaria, incluyendo aquellos que puedan tener alergias o temores hacia los perros. Por eso, instituciones como la Universidad Ean, que entre 2022 y 2023 ha facilitado el ingreso de tres mascotas de apoyo emocional debidamente certificadas como parte de un tratamiento psicológico, solicita a sus estudiantes diligenciar un compromiso para el ingreso de los caninos a las instalaciones.
“El objetivo de este formato ha sido reiterar las responsabilidades propias del propietario, poseedor o tenedor de un canino y la obligación de respetar la Ley 1801 de 2016 (Código de Policía), además de acatar toda la normatividad interna institucional y atender los requerimientos y observaciones realizadas por los colaboradores, personal de seguridad y personal de aseo”, informa la Gerencia de Proyección y Crecimiento de la Universidad Ean.
Otro de los puntos discutidos tiene que ver con los espacios a los cuales los perros de apoyo emocional pueden acceder dentro de las universidades. Mientras que algunas no tienen restricciones en este sentido, el protocolo de otras establece limitaciones en ciertos lugares. “Las mascotas pueden acompañar a sus dueños en lugares como aulas de clase, zonas verdes y, en general, en todos los espacios abiertos. Hay algunas zonas, como ciertos laboratorios, donde se debe restringir el ingreso de animales por razones de sanidad y seguridad, tanto del ambiente como de ellos mismos”, explica la Universidad de La Sabana.
Es importante hacer énfasis en que los dueños de estos animales también deben hacerse responsables de ciertas obligaciones, como, por ejemplo, recoger sus excrementos y llevarlos siempre con correa o traílla en las áreas comunes. Esto garantiza el bienestar de toda la comunidad.
A pesar de los protocolos de ingreso que cada institución establece para los caninos, hay un hecho limitante que sigue presente: no todas las universidades del país son lugares amigables para las mascotas, es decir, no cuentan con campus amplios que garantizan al 100 % el bienestar animal. De hecho, muchas ni siquiera tienen espacios verdes, sino que son edificios cerrados. En este sentido, la Corte estaría desconociendo una realidad presente en las universidades colombianas.
No obstante, las instituciones reconocen que deben adaptarse a las nuevas necesidades de la comunidad educativa, especialmente, en todo lo relacionado con la salud mental que se ha convertido en una prioridad. “Estas iniciativas se alinean con el compromiso que las universidades tienen de crear un ambiente de apoyo y bienestar para todos, reconociendo la importancia de la salud mental y el papel que los animales pueden jugar en ella”, indica la Universidad de La Sabana.
La Universidad Ean, por ejemplo, que no tiene un campus muy abierto, ha tratado de adaptarse a esta nueva necesidad con jornadas petfriendly en las cuales estudiantes y personal académico administrativo asiste con su mascota (perro o gato) a la institución. Esto ha permido que se adapten zonas específicas para su hidratación, alimentación y juego.
“En estas jornadas hemos establecido lineamientos para el acceso y permanencia dentro de nuestras instalaciones, sin que ello hubiese interrumpido la prestación del servicio educativo. Quienes han asistido han presentado el carné de vacunas, permiso y póliza de seguros si es el caso y han portado el respectivo kit de limpieza para mascotas (bolsas, toallas de limpieza, etc), entre otras”, explica la Gerencia de Proyección y Crecimiento de la universidad.
Por otro lado, en instituciones grandes y con campus abiertos como la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, es mucho más fácil y práctico el acompañamiento con animales, así lo aseguran docentes como Enrique Zerda, profesor asociado y experto en comportamiento animal. “Un servicio adicional que tenemos en la Nacional es que la Facultad de Veterinaria y Zootecnia presta asesoramiento y ayuda a las mascotas de los estudiantes que lo necesiten. Así los alumnos pueden estar tranquilos de que sus peludos recibirán atención inmediata si les llega a pasar algo”, afirma el etólogo.
Sin embargo, es importante reiterar que esto no es posible en todas la instituciones de educación superior. Factores como si la entidad es pública o privada pueden insidir en ese proceso de adaptación. De acuerdo con Zerda, en muchas ocaciones, las universidades privadas pueden invertir ampliamente en infraestructura para que esta sea más petfriendly, cosa que no siempre es posible con las públicas.
Lo unico cierto, según la Corte y las universidades contactadas para este reportaje, es que es importante seguir llevando a cabo programas de capacitación y sensibilización para educar a la comunidad sobre la importancia y el rol que tienen los perros de apoyo emocional en el bienestar de cualquier persona. Pese a la buena fé de las universidades, hacer esto es costoso y conlleva tiempo.
Beneficios de los perros de apoyo emocional en las universidades
Las mascotas de apoyo emocional (aee) son animales de compañía que se consideran necesarios para la salud mental de sus dueños y que, normalmente, se emplean en casos de ansiedad, depresión, autismo, trastorno de pánico, estrés postraumático, entre otros. Esta figura fue creada por las autoridades aeronáuticas de Estados Unidos y se ha expandido a muchos países del mundo, incluido Colombia.
A diferencia de los animales de asistencia, entrenados para ayudar a las personas con alguna discapacidad o condición especial, como los perros guías, las mascotas de apoyo emocional no requieren ningún tipo de entrenamiento, ya que su sola presencia es suficiente para ayudar a su dueño. No obstante, no todos los animales de compañía son considerados de soporte anímico.
En Colombia para que una mascota sea considerada de apoyo emocional debe contar con un certificado emitido por un profesional de la salud mental, psicólogo o psiquiatra, que compruebe que su dueño realmente lo necesita para su bienestar. Este documento permite que perros y gatos puedan ingresar a espacios públicos, incluyendo la cabina de un avión. Las instituciones de educación superior, al jugar un papel tan importante en la formación de los estudiantes, no solo en el aspecto académico, sino también en el bienestar emocional y psicológico, han visto cómo la presencia de los perros de apoyo emocional se ha convertido en una necesidad para muchos.
Así lo confirman docentes como Zerda: “La decisión de la Corte Constitucional es una necesidad, hay muchos estudiantes con problemas psicológicos y los perritos les proporcionan un apoyo importante. Muchos alumnos que están con sus mascotas en clase son más tranquilos y presentan mayor interés, se sienten aceptados por sus compañeros”. Agrega que en sus años de experiencia como profesor nunca ha tenido problemas con los estudiantes por la presencia de sus mascotas, todo lo contrario, se les ve felices.
Algunos de los beneficios que dan los perros de apoyo emocional en los espacios educativos, según el docente, son la reducción del estrés y la ansiedad, ya que la interacción con estos animales ha demostrado reducir los niveles de cortisol (hormona del estrés) y promover la liberación de oxitocina (hormona de la felicidad), el fomento de la socialización, pues los perros pueden ayudar a los estudiantes a socializar más, y brindar estabilidad emocional, ya que la presencia constante de un canino puede proporcionar una fuente de consuelo y ayudar a los alumnos a manejar sus emociones y mejorar su rendimiento académico.
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