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La llegada de un nuevo miembro peludo a su familia tiene una serie de responsabilidades y cuidados que todo tenedor de mascotas debe tener en cuenta. Estas responsabilidades aumentan cuando se trata de un cachorro debido a que son animales que necesitan paciencia, tiempo y mucho entrenamiento.
Una de las conductas más comunes entre los cachorros es la copofragia, que consiste en una ingestión voluntaria de heces por parte del animal y que puede resultar desagradable para varios tenedores de mascotas. Pero ¿es peligrosa? ¿por qué ocurre? ¿qué podemos hacer para evitarla? en La Red Zoocial le respondemos estas y otras preguntas.
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¿Qué es la copofragia?
Es la principal forma de “pica”, es decir, de la ingestión de sustancias que no se consideran alimentos. Consiste en el consumo de heces propias o de otro animal (otros perros, gatos, humanos) y se trata de un comportamiento relativamente común en el perro doméstico.
De acuerdo con una investigación realizada por Violeta Sánchez, médica Veterinaria de la Universidad de Zaragoza en España, las madres ingieren heces de sus cachorros para mantener el lugar limpio y evitar ser detectados por posibles depredadores. Sin embargo, para otros médicos veterinarios, es el propio organismo del animal el que los impulsa a corregir de manera natural alguna alternación en su proceso digestivo.
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Existen tres tipos de copofragia: autocoprofagia, cuando se comen sus propias heces; coprofagia intraespecífica, las de los otros perros; y coprofagia interespecífica, las de los otros animales.
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¿Cuáles son las causas de este comportamiento?
Como se habló con anterioridad, una de las causas más comunes es de origen materno. No obstante, existen algunas causas clínicas exploradas por varios investigadores que no suelen representar la mayoría de casos que se reportan. Mientras que las causas médicas, suelen ser las más comunes en esta patología.
Entre ellas, los problemas pancreáticos, déficit nutricional o síndrome de malabsorción, diabetes mellitus, parasitosis o la enfermedad de Cushing. Adicionalmente, una mala alimentación también puede generar este comportamiento si la dieta establecida para el animal no cumple con los nutrientes necesarios para su organismo.
“Normalmente cuando hablamos de carencias nutricionales es que en esas heces puede que haya algún valor nutricional como grasas y proteínas no digeridas”, comentó a La Red Zoocial Jasson Angulo, médico veterinario de la U.D.C.A.
El estrés o la ansiedad por separación también influyen en el mantenimiento de la copofragia porque el animal puede utilizar sus heces para entretenerse.
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¿Cuál es el tratamiento y cómo evitarlo?
Recuerde que uno de los mayores riesgos de la ingesta de heces es que estén contaminadas con alguna enfermedad parasitaria.
Por lo anterior el tratamiento a aplicar será diferente dependiendo de cada caso. De acuerdo con Jasson Angulo “lo ideal es que se acuda al veterinario para mirar si la copofragia se está dando por alguna carencia nutricional o si el cachorro o el adulto lo está haciendo de forma comportamental”. Solo un profesional le puede recomendar el uso de alguna sustancia o alimento natural para suplir esta deficiencia alimentaria o para evitar la ingesta.
Otra estrategia es utilizar recompensas o entrenamiento positivo. De esta forma, si el perro es capaz de oler e ingerir las heces, será recompensado por sus esfuerzos y la conducta se volverá más persistente.
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