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Aunque la Navidad es un momento de conexión familiar para celebrar el amor, la solidaridad y la familia, no es una época feliz y amena para todos los seres sintientes. Desafortunadamente, muchos animales sufren durante esta temporada del año, especialmente por los sonidos fuertes de la pólvora, artefactos explosivos con fines acústicos y visuales que son populares durante las celebraciones navideñas.
Tanto la fauna silvestre como los animales domésticos, perros y gatos, se ven perjudicados por los estruendos de la pólvora. La situación es peor para aquellos peludos en situación de calle que no cuentan con un lugar para salvaguardarse.
Fredy Manrique, veterinario y máster en etología clínica y bienestar animal de la Universidad Complutense de Madrid, explica que la pólvora afecta a los perros de diferentes formas. Primero, se encuentran las afectaciones directas: quemaduras, lesiones oculares, amputaciones, daños en la audición, llegando incluso a la pérdida de la misma si hay exposición frecuente y directa; intoxicación por ingestión de pólvora, así como exposición por emisiones en el aire que generan afectaciones en las vías respiratorias por sustancias como plomo y cobre.
El segundo grupo de afectaciones tiene que ver con los problemas comportamentales en canes sensibles al ruido: síndrome de estrés postraumático, miedo excesivo con respiración agitada, taquicardia, temblor excesivo, agresividad, convulsiones e incluso, en ocasiones, la muerte por descompensación metabólica o fuga.
“Los perros pueden llegar a saltar por puertas, ventanas y balcones, llegando a fallecer como consecuencia de una caída o atropellamiento. Aunque no es tan común, también pueden fallecer por choque directo con algún elemento nocivo, por complicaciones de tipo circulatorio y respiratorio y por intoxicación por ingesta, esto es más común sobre todo en cachorros o en perros y gatos ansiosos”, explica Manrique.
El etólogo, quien actualmente se encuentra trabajando en un proyecto de sensibilización del uso de la pólvora con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y la Universidad CES, explica que existen algunas formas de proteger a los animales de compañía en esta época del año que es tan crítica para ellos. A continuación le contamos cuáles son.
¿Cómo calmar a un perro cuando hay pólvora?
- Desensibilización. Es conveniente realizar procesos de habituación o desensibilización mediante ruidos relacionados con el mes de diciembre como música, pólvora, fiestas. De esta manera, el animal se irá acostumbrando a este tipo de estímulos. Es relevante hacerlo de manera lenta al principio y luego aumentar el volumen, al mismo tiempo se pueden realizar ejercicios de obediencia para que esta desensibilización sea lo menos aversiva posible.
- Promover el uso de nutracéuticos. Si se confirma que el can realmente tiene fobia a los ruidos tipo pólvora, tormentas y otros, se pueden suministrar productos naturales que promuevan estados de calma en ellos. Manrique hace énfasis en que esto solo lo puede recomendar un médico veterinario tras valorar al animal en cuestión.
- Habilitar una zona segura. Durante las fechas especiales, se puede habilitar una zona aislada, incluso de la luz de fuera, donde el peludo se encuentre tranquilo. Allí tendrá agua, comida y juguetes. Es conveniente además utilizar música relajante para canes, esencias florales o incluso feromonas caninas (Adaptil), si el recurso económico lo permite.
- Música relajante para perros. Existen páginas especializadas que generan música relajante para perros con fobia a pólvora, tipo relax my dog, las cuales se encuentran en diferentes plataformas, esto ayuda a mejorar el comportamiento de relajación.
- Protocolos de relajación. Son ejercicios de obediencia secuenciales, para promover la concentración, la obediencia y el manejo, mejorar el vínculo y control de parte del tutor, se pueden hacer tanto en perros y en algunos gatos, siempre con estímulos positivos como comida, tono de voz y caricias.
- Paseos. Es conveniente realizar los paseos a horas cuando no haya uso de pólvora ni ruidos fuertes, para evitar fugas o conductas asociadas de miedo. Estos paseos pueden ser largos, con juego y uso de olfato en los canes.
- Modificación de conducta. Ante el miedo o fobia a ruidos se puede redirigir la conducta con juegos, obediencia o cualquier estrategia que distraiga al animal. A esto se le denomina contra condicionamiento, está demostrado que es una técnica muy eficaz en la mayoría de los casos. Acariciarlo de forma excesiva, consolarlo o incluso castigarlo es contraindicado. Si no responde a ningún estímulo, es mejor ignorarlo, se le puede acompañar de forma tranquila y relajada.
- En casos graves, busque atención médica. Acuda de manera urgente a un médico veterinario o especialista en comportamiento animal. Evite autorrecetarse o acudir a almacenes veterinarios sin personal entrenado para esta atención. Puede ser peor el remedio que la enfermedad.
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