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Los perros han sido compañeros de los seres humanos durante años, desempeñando diversos roles, desde guardianes hasta amigos incondicionales. Pero, ¿qué piensan los perros de sus dueños? Aunque los estudios sobre la cognición canina continúan evolucionando, la ciencia ha dado una visión fascinante de cómo los perros ven y relacionan a los humanos con su mundo.
Para los perros, los humanos son mucho más que simples proveedores de comida y refugio. Según National Geographic, los peludos ven a sus dueños como miembros de su “manada”. Esto significa que, al igual que en la naturaleza, buscan la compañía y establecen un vínculo profundo.
En muchos casos, los perros asumen el rol de “protectores” y “compañeros” dentro del hogar, brindando seguridad emocional y, en algunos casos, física.
Desde el punto de vista emocional, los canes son animales extremadamente empáticos. Pueden percibir las emociones con gran precisión, algo que los diferencia de muchos otros animales. A su vez, pueden detectar el estado de ánimo de sus dueños a través de las señales que emiten, como el tono de voz, las expresiones faciales y hasta la postura corporal.
Esto les permite responder de manera apropiada, ya sea para consolarlos cuando están tristes o para acompañarlos cuando están felices. Además de ser empáticos, tienen la habilidad de adaptarse a las rutinas y comportamientos.
Un perro bien entrenado puede reconocer cuándo es la hora de la comida, cuándo saldrán para un paseo o incluso cuándo es el momento de descansar. Esto les permite establecer una relación aún más estrecha con sus dueños, pues disfrutan de la previsibilidad y la estabilidad.
Los perros también asocian a los humanos con una fuente de amor y bienestar. La conexión que comparten va más allá de las necesidades básicas, pues el afecto físico, como las caricias y los abrazos, es fundamental para los peludos. De hecho, un estudio japonés publicado en la revista Science, ha demostrado que los perros liberan oxitocina, la hormona del amor, tanto cuando reciben caricias como cuando las dan a sus dueños. Esto crea una sensación de bienestar mutuo, fortaleciendo los lazos emocionales entre ambos.
Estos animales tienden a buscar la protección de sus dueños en situaciones de estrés o miedo, como con ruidos fuertes o cuando están en lugares desconocidos, reflejando el profundo vínculo de confianza que desarrollan. Además, tienen la capacidad de detectar situaciones peligrosas y se sienten más tranquilos cuando sus dueños están cerca.
La relación entre humanos y perros es única, basada en la confianza, la empatía y el afecto mutuo. Para los perros, los humanos son mucho más que seres que les dan comida: son su familia, su refugio emocional y su fuente de felicidad.
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