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Las caricias tienen un significado muy importante para los perros. Estas son demostraciones cariñosas de afecto que consisten en rozar suavemente con la mano el cuerpo del animal. Los tutores de mascotas las utilizan para fortalecer el vínculo con sus peludos, demostrarles amor y transmitirles seguridad y tranquilidad. Además, estas pueden ser grandes aliadas cuando el canino está nervioso, estresado o ha pasado mucho tiempo solo.
Sin embargo, no todos los perros quieren ser acariciados siempre. La clave radica en conocer e interpretar acertadamente su lenguaje corporal. Según el portal Experto Animal, las caricias se deben llevar a cabo con las manos, las cuales se deben mover de forma suave en la misma dirección que el crecimiento del pelo. Para que estas sean satisfactorias es necesario tener en cuenta las zonas agradables del animal y evitar tocar sus partes más sensibles.
De acuerdo con los expertos, los perros suelen amar las caricias en la cabeza, en la base de las orejas, debajo de la barbilla, en el pecho, en el lomo, en la zona del cuello e incluso en la barriga. Por otro lado, se suelen sentirse fastidiados cuando les tocan la cola o las palmas de las patas porque lo consideran como algo agresivo.
Estos animales utilizan la cola para expresarse y no les gusta sentir interferencias en esta zona. Un signo claro de esto se observa cuando los canes esconden la cola entre sus patas. Este acto significa inseguridad y miedo. Los expertos aconsejan no acariciar esta parte del cuerpo a menos que se tenga una relación de confianza con el canino, ya que podría interpretarse como una amenaza.
Es fundamental comprender que la sensibilidad corporal de cada perro puede variar, lo que puede manifestarse en su disposición para ser acariciado, su tolerancia a las caricias e incluso problemas durante el cepillado. Por ello, es esencial prestar atención a sus reacciones y actuar en consecuencia.