Roban la silla de ruedas de un perrito mayor: comunidad se une para ayudarlo
Después de un paseo, Megan dejó la silla de ruedas de Griff afuera para limpiarla. Al día siguiente, descubrió que alguien se la había robado, dejando a su perro de 15 años sin poder caminar.
Megan Caligiuri, una mujer estadounidense, nunca imaginó que un simple acto de crueldad humana pondría en peligro la calidad de vida de su perro Griff, un schnauzer de 15 años, que dependía de su silla de ruedas para poder moverse.
El perrito, que había sido rescatado cuando era joven, sufrió la pérdida de sus capacidades motrices debido a su edad avanzada, y la silla de ruedas que utilizaba para caminar se había convertido en una herramienta indispensable para él.
El problema comenzó cuando un día, después de un paseo, Megan dejó la silla fuera de la casa para limpiarla y al salir la mañana siguiente a preparar a Griff para su rutina diaria, descubrió que había desaparecido, alguien se las había robado. “Cuando salí y vi que las ruedas ya no estaban, me quedé completamente desconcertada. ¿Cómo alguien puede robarle la silla de ruedas a un perro discapacitado? Mi fe en la humanidad estaba por los suelos”, comentó Megan con tristeza en una entrevista con CBS News Colorado.
Inmediatamente, Megan presentó un reporte ante la policía y decidió compartir el incidente con sus vecinos a través de las redes sociales con la esperanza de obtener alguna pista que la ayudara a recuperar las ruedas de Griff. En respuesta, más de 80 personas se unieron para ofrecerle apoyo, donaciones e incluso recursos para ayudar a reemplazar las ruedas robadas.
El apoyo de la comunidad no tardó en llegar, y uno de los vecinos informó haber visto a un hombre en bicicleta, con lo que parecía ser la silla de ruedas de Griff. Gracias a la ayuda de la comunidad y la generosidad de Paw Prosper, una empresa que se dedica a la fabricación de este tipo de accesorios, el perrito pudo disfrutar de nuevo de sus paseos. Para Megan, ver a su perro feliz y en movimiento nuevamente significó mucho más que recuperar una silla de ruedas.
Hoy, gracias a la solidaridad de su comunidad, Griff puede seguir viviendo su vida plena y activa, mientras Megan se siente agradecida por la ayuda recibida en un momento tan difícil.
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Megan Caligiuri, una mujer estadounidense, nunca imaginó que un simple acto de crueldad humana pondría en peligro la calidad de vida de su perro Griff, un schnauzer de 15 años, que dependía de su silla de ruedas para poder moverse.
El perrito, que había sido rescatado cuando era joven, sufrió la pérdida de sus capacidades motrices debido a su edad avanzada, y la silla de ruedas que utilizaba para caminar se había convertido en una herramienta indispensable para él.
El problema comenzó cuando un día, después de un paseo, Megan dejó la silla fuera de la casa para limpiarla y al salir la mañana siguiente a preparar a Griff para su rutina diaria, descubrió que había desaparecido, alguien se las había robado. “Cuando salí y vi que las ruedas ya no estaban, me quedé completamente desconcertada. ¿Cómo alguien puede robarle la silla de ruedas a un perro discapacitado? Mi fe en la humanidad estaba por los suelos”, comentó Megan con tristeza en una entrevista con CBS News Colorado.
Inmediatamente, Megan presentó un reporte ante la policía y decidió compartir el incidente con sus vecinos a través de las redes sociales con la esperanza de obtener alguna pista que la ayudara a recuperar las ruedas de Griff. En respuesta, más de 80 personas se unieron para ofrecerle apoyo, donaciones e incluso recursos para ayudar a reemplazar las ruedas robadas.
El apoyo de la comunidad no tardó en llegar, y uno de los vecinos informó haber visto a un hombre en bicicleta, con lo que parecía ser la silla de ruedas de Griff. Gracias a la ayuda de la comunidad y la generosidad de Paw Prosper, una empresa que se dedica a la fabricación de este tipo de accesorios, el perrito pudo disfrutar de nuevo de sus paseos. Para Megan, ver a su perro feliz y en movimiento nuevamente significó mucho más que recuperar una silla de ruedas.
Hoy, gracias a la solidaridad de su comunidad, Griff puede seguir viviendo su vida plena y activa, mientras Megan se siente agradecida por la ayuda recibida en un momento tan difícil.
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