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Cuando las personas suelen referirse a las mascotas con diminutivos, apodos tiernos y voz aguda, entre otras conductas que denotan amor, se da a entender que existe una relación íntima y fuerte, como la que tiene un padre con sus hijos o entre familiares que se tienen mucho aprecio.
Esto, entendiendo que un perro puede establecer vínculos diversos con los humanos y que se condiciona por las experiencias que hayan vivido juntos. En ocasiones, los cachorros son criados desde edades muy tempranas por sus cuidadores, mientras que otras veces llegan a la familia siendo adultos o ancianos. Todas estas situaciones son las que nos hacen plantear si realmente los perros pueden ver a sus cuidadores como “padres” y “madres” o si esto resulta imposible.
Al respecto, ExpertoAnimal, sitio web especializado en bienestar animal, dice que “a pesar de que los perros pueden reconocer a sus madres a través del olfato, esto no significa necesariamente que sean capaces de comprender qué es una ‘madre’ y mucho menos que consideren como tal a alguien de una especie que no es la suya”.
Por esto, se debe tener en cuenta que los humanos tenemos un gran desarrollo cognitivo y la capacidad que se tiene para usar el lenguaje hace que podamos darle un significado objetivo y una valoración subjetiva a cada palabra. Mientras que los perros reconocen a sus progenitores porque les supone una ventaja adaptativa: si sabe quién es su madre, puede acudir a ella en caso de peligro, se asegura una fuente de alimento o evita una pelea dentro del grupo familiar.
Entonces, estos caninos saben perfectamente que sus dueños son de una especie diferente y, por este motivo, su comportamiento no es igual a cómo sería si estuvieran interactuando con alguien de su misma especie, tal como su madre, hermano u otro animal.
Asimismo, los expertos aclaran que no quiere decir que su peludo desentienda sus gestos de amor, solo que desde hace siglos la convivencia entre caninos y humanos ha hecho que los animales sean capaces de aprender expresiones y palabras que comunican emociones.
En este sentido, los canes pueden formar un vínculo muy estrecho con su tutor y pueden reconocerlo entre mucha gente, pero no existe ninguna evidencia que permita afirmar que consideran a una persona su “madre” o “padre”.
Para que la relación con su mascota siga siendo positiva, debe respetar la esencia animal de su perro. Por eso, evite caer en el antropomorfismo, que es tratar a los animales como si fueran personas. Aprenda a comprender lo que quieren decir los comportamientos del canino, para saber qué quiere o siente. Y, por último, respete la naturaleza del animal y no lo obligue a actuar según las necesidades suyas, sino las de él.
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