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Cuando se toma la decisión de tener un perro como mascota, una de los primeros puntos a realizar es cómo llamarlo. Incluso, algunos cuidadores suelen tener más de una forma de llamar a sus perros, y estos responden a los diferentes llamados, ya sea volteando la mirada, levantando las orejas o inclinando la cabeza. Desde la ciencia existen formas de explicar lo que sucede en el cerebro de un perro cuando un humano le habla.
Varios estudios han mostrado cómo los perros tienen la capacidad de procesar y distinguir sonidos. En 2022, valiéndose de los avances científicos de estos estudios, un grupo de investigadoras publicó un artículo en la revista The Royal Society en el que encontraron evidencia sobre la capacidad que tienen los perros para diferenciar las voces humanas de otros sonidos.
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Utilizando una metodología de Potenciales Relacionados con Eventos (ERP, por sus siglas en inglés), que mide la actividad cerebral de un individuo a partir de estímulos sensoriales, fueron analizados 17 perros de familia. Para esto, los animales fueron conectados a un computador para realizarles un electroencefalograma.
Este examen permite ver la actividad eléctrica cerebral ante los estímulos presentados. En este caso, se utilizaron sonidos de personas y de otros perros, con el fin de evidenciar las diferencias en la respuesta del cerebro. Además, los perros estaban acompañados por su cuidador o entrenador, y por una de las investigadoras.
Los resultados mostraron que la actividad cerebral de los perros es diferente cuando escuchan voces humanas, en comparación a cuando escuchan a otros perros. Entre 250 y 650 milisegundos, más o menos el tiempo que le toma a una persona parpadear, las mascotas identificaban el sonido y se evidenciaba la respuesta del cerebro en el monitor.
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El hallazgo fue aún más sorprendente cuando, como parte del experimento, las investigadoras notaron que los perros no solo diferencian voces. También son capaces de identificar que se trata de una persona cuando escuchan sonidos como risas, o los sonidos que emite un bebé cuando está aprendiendo a vocalizar.
A partir de esto, se espera realizar estudios con un mayor número de perros, que permitan tener resultados concluyentes replicando la metodología utilizada. Este tipo de investigaciones plantean la posibilidad de tener nuevas herramientas para el entrenamiento de perros, por ejemplo, para la asistencia emocional o de personas con algún tipo de discapacidad.
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