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Un video capturado por una cámara de seguridad en Florida, Estados Unidos, muestra el momento en que múltiples gritos son escuchados en un vecindario en Florida. Los gritos en inglés decían “let me out” (déjenme salir), seguidos de sonidos de angustia. Minutos más tarde, las autoridades llegaron a la casa de donde salía el ruido, haciendo que el dueño del hogar se asustara.
Posteriormente, en medio de burlas y risas, el propietario les mostró a los policías el verdadero culpable del ruido: su loro, Rambo. El dueño del animal aseguró que, a veces, esta ave grita “socorro, socorro, déjenme salir”, pues eran frases que le había enseñado desde que era pequeño.
Las autoridades rieron junto a él, escucharon los gritos del loro y se dieron cuenta de que el animal también disfrutaba al cantar y hablar. Posteriormente, el dueño del ave se comunicó con la vecina, para mostrarle el verdadero autor de los chillidos.
El episodio, que ocurrió en el año 2020, es recordado por medios de comunicación y redes sociales, debido a la ilusión de peligro que generó una mascota.
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♬ original sound - LisaRae21
¿Es bueno enseñarle palabras a los loros?
Una característica especial de los loros que atrae a quienes los consideran como mascotas es su habilidad para imitar los sonidos del entorno, incluyendo el habla humana. En su vida en cautiverio junto a los humanos, los loros vocalizan principalmente para comunicarse con su entorno social. En los hogares, estas aves se convierten en el centro de atención y sus habilidades de “hablar” se perciben como una forma de entretenimiento para las personas. Sin embargo, según Ana María Ariza, médica veterinaria zootecnista especializada en medicina de fauna silvestre y mascotas no convencionales, la imitación de palabras por parte de los loros es un comportamiento antinatural y un problema serio que dificulta su reintegración a la vida silvestre.
De hecho, un estudio de la Universidad Católica de Valencia en España señala que los loros que imitan palabras no pueden ser liberados, ya que afectan la bioacústica de su entorno natural. “Los loros no hablan, imitan sonidos. Esto les ayuda a adaptarse mejor a su entorno, comunicarse, detectar posibles peligros y establecer su presencia en el lugar. Cuando un loro imita palabras humanas, está experimentando un proceso de impronta. La impronta son comportamientos adquiridos que no son naturales para la especie. Un animal improntado requerirá un proceso de rehabilitación para eliminar esos comportamientos”, explica Ariza.
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